A solo tres días de que inicie el ciclo escolar 2024-2025, cuando más de 200 mil niñas, niños y jóvenes regresarán a las aulas -la mayor parte, junto con sus familias usuarios del transporte colectivo-, los dirigentes transportistas de Morelos y la administración de Cuauhtémoc Blanco, se enfrascaron en amenazas mutuas. Los primeros aseguran que estallarán un paro indefinido hasta que les sea autorizado el incremento a las tarifas; la segunda, que si los transportistas paran labores se iniciará el procedimiento de suspensión de concesiones y se convocará, de manera urgente, a un concurso entre particulares para regularizar cuanto antes el servicio, ya con otros prestadores.
Lo ocurrido este viernes, no es espontáneo, se trata de la evolución natural de un conflicto que inició hace varios meses y que fueron escalando las declaraciones de los dirigentes y funcionarios del transporte, y que agravaron los dichos del gobernador, Cuauhtémoc Blanco, quien por más que insiste en no querer heredar problemas a la administración de Margarita González Saravia, le está tejiendo le peor crisis de que el transporte público tenga memoria, desde los tiempos del “Pulpo Camionero”.
Ya se había advertido del peligro que representaría para el estado acorralar a los transportistas, aunque fuera solo con declaraciones. La capacidad de los dirigentes para desquiciar una ciudad, un municipio o a todo el estado ha quedado probada en reiteradas ocasiones. El amago de paro en el transporte de todo el estado y bloqueo en las avenidas principales de Cuernavaca podría haberse evitado de mantener, la administración de Cuauhtémoc Blanco, una mesa abierta de diálogo. El gobernador decidió no hacerlo y entrar en conflicto con los dirigentes del transporte, a quienes acusó de mentir, de abusar, “les hemos aguantado mucho”, dijo.
Blanco Bravo se irá del estado el viernes próximo, según planea, para incorporarse al Congreso del estado y es probable que no regrese al estado en mucho tiempo, dejará a una sociedad enfrentada entre quienes rechazan el aumento al transporte, grupos de jóvenes, estudiantes universitarios y sociedad civil, y los prestadores del servicio, concesionarios, choferes, checadores y sus familias. En medio quedarán unos pocos días Samuel Sotelo Salgado, secretario de gobierno que concluirá el mandato de Blanco hasta el 30 de septiembre, y su funcionariado, y después la administración de Margarita González Saravia, porque aún si se cancelaran las concesiones y se convocara de urgencia a nuevos prestadores de servicio, no es algo que se solucionara antes de un mes.
Los líderes del transporte ofrecieron aceptar un incremento menor del 40% que solicitaron “uno o dos pesos”, dijeron. Pero la respuesta de Blanco Bravo fue que no habrá aumento en lo que resta de su mandato, como si se buscara que un conflicto de esas proporciones estallara a unas semanas del relevo en el gobierno estatal.
Aves de tempestades, transportistas y Cuauhtémoc Blanco están en su enfrentamiento final, uno que requiere de la prudencia de alguna de las partes para no dejar a las familias morelenses sumidas en un caos. Si los transportistas abortan el paro, si deciden esperar unas semanas, negociar después, quedarán como los sacrificados héroes de un cortometraje, Si escogen lo contrario, ellos y el gobierno quedarán como ruines. No hay forma de que Cuauhtémoc Blanco gane ésta, tampoco le interesa mucho. El daño ya lo hizo y seguro eso lo satisface.