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Cuauhtémoc Blanco, ha tenido una relación de amor/odio con la “silla” de la gubernatura de Morelos que, para muchos, nunca ocupó a cabalidad. El gobernador y su equipo han sembrado dudas de su permanencia en el cargo desde poco antes de la mitad del mandato sexenal que le confirieron los morelenses en las urnas.

Allá por 2021 se sembró el rumor, desde los pasillos del gobierno local, de que Blanco se iría por una invitación del presidente, Andrés Manuel López Obrador, al gabinete ampliado, como presidente de la Comisión Nacional del Deporte. La especie surgió como para acallar entonces los escándalos de presuntos hechos de corrupción que habrían cometido quienes en ese momento formaban parte de su primer círculo. Cuauhtémoc Blanco no se fue entonces.

Tampoco se retiró del gobierno frente a las presiones derivadas de las denuncias ciudadanas que llevaron a la Fiscalía Anticorrupción a presentar no una, sino tres solicitudes de procedencia para que el Congreso local le retirara el fuero con el fin de llevarlo a juicio por presuntos delitos cometidos en el ejercicio de su función. Entonces nuevamente se creó el rumor de que el gobernador se iría para incorporarse al equipo del presidente, a la larga se volvió a comprobar la falsedad de la especie.

Ya en el 2023, Cuauhtémoc Blanco anunciaría su intención de participar en la contienda interna de Morena por la candidatura a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México; ahí fue él mismo quien anunció que renunciaría. Días más tarde fue llamado a cuentas por el partido y regresó diciendo que siempre no se iría y que había decidido no participar en la contienda, aunque realmente era la Constitución la que le prohibía “brincar” de una gubernatura a otra.

Luego consiguió ser nominado a una diputación federal por la vía plurinominal, entonces aseguró que no dejaría la gubernatura para evitar que el Congreso local pudiera nombrar a un sustituto. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación lo obligó entonces a solicitar licencia, pero fue laxo en los tiempos. Blanco no se tuvo que ausentar más de un mes lo que le permitió librar la aduana de la autorización del Congreso local. Cuando ganó la diputación federal para la que no tuvo que exponerse en campaña, el gobernador sabía que tendría que irse, sin embargo, regresó por unas semanas y ahora anuncia que se irá por ahí del 30 de agosto, lo que nuevamente le permitirá retirarse sin solicitar permiso a los diputados locales.

Cuauhtémoc Blanco quería irse, aparentemente, desde el inicio de su mandato, cuando vio que la gubernatura era un trabajo político y administrativo real. Probablemente eso explicaría su escasa efectividad y eficiencia como mandatario. Aunque él mismo ofreció otra probable razón justo hoy que por enésima vez se despedía de los morelenses: “no hicimos obras tan grandes porque no nos clavamos la lana como el gobernador anterior”; y entonces uno preguntaría ¿y dónde quedó el dinero entonces?

Aparentemente Cuauhtémoc Blanco siempre quiso irse de la gubernatura, ahora tal vez sabemos por qué.