

En Morelos radican más de 63 mil personas mayores de 15 años que no saben leer ni escribir; casi 116 mil que no concluyeron la primaria; 230 mil 700 no concluyeron la secundaria. En suma, 409 mil 600 morelenses padecen rezago educativo, lo que equivale casi al 21 por ciento de la población. Para ponerlo en términos más simples, uno de cada cinco morelenses no concluyó la educación básica.
Los más de 400 mil morelenses en rezago educativo enfrentan desigualdad social, menor productividad, baja autoestima, bajos niveles de ingresos; además, se ha asociado al bajo nivel de estudios también con las altas tasas de embarazos adolescentes, mayores riesgos de conductas antisociales y criminales, reducción en la esperanza de vida, entre otras consecuencias que forman un círculo de marginación muchas veces definitivo.

Si bien el Estado ha intentado abatir el analfabetismo desde que terminó la Revolución Mexicana con aquella primera campaña de alfabetización de José Vasconcelos entre 1921 y 1924, lo cierto es que los esfuerzos han sido insuficientes. Por una parte, las condiciones de accesibilidad a las escuelas, la pobreza y migración, han dificultado que más de 27 millones de mexicanos mayores de 15 años concluyeran sus estudios de nivel básico hasta diciembre del 2024. Por otra, fenómenos como los desastres naturales y la pandemia, agravaron la situación impidiendo que, aún con el apoyo de nuevas tecnologías, pudiera ampliarse la cobertura de alfabetización y de servicios educativos básicos.
El rezago educativo es una condena social contra miles de niños que nacen cada año en condiciones de pobreza y marginación y difícilmente podrán acceder a mejor calidad de vida. En ese sentido tendría que reconocerse que, en el sentido más estricto, el Estado y la sociedad, al permitir se mantengan condiciones que marginan a la población del servicio educativo, están violando derechos humanos elementales, a la salud, la educación, la vida y el acceso a otros derechos.
Así, el esfuerzo que iniciarán en Morelos los gobiernos estatal y federal para, mediante un ejército de tres mil alfabetizadores empezar a abatir el rezago educativo en el estado debe reconocerse y apoyarse. Anunciado ayer por la gobernadora, Margarita González Saravia y el director del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, Armando Contreras Castillo, el programa proyecta un gran esfuerzo de atención a la alfabetización y el rezago educativo en Morelos.
Entre el 2019 y el 2024, los esfuerzos aislados de las instituciones gubernamentales consiguieron reducir sólo en cuatro mil el número de adultos analfabetas, en poco más de tres mil quienes no concluyeron su primaria, y apenas mil quienes no concluyeron la secundaria. En seis años, el rezago educativo en Morelos se redujo en apenas nueve mil afectados. La campaña actual pretende atender en este primer año a treinta mil morelenses, un aumento significativo que se plantea lograr con la colaboración entre los gobiernos federal y estatal y estudiantes de los Tecnológicos Nacionales ubicados en Cuautla y Zacatepec los de Morelos.

Se trata entonces de un esfuerzo de justicia, pues ésta no se presenta mientras no haya un piso parejo, una garantía de estándares mínimos para que todos los morelenses puedan decidir su rumbo en la vida: una tarea que merece el más alto reconocimiento.
