

Aún en fase de diseño, la próxima declaratoria de Huitzilac como municipio ecológico, el primero en Morelos, deberá significar un parteaguas en la historia y desarrollo de la demarcación, uno de los territorios de mayor importancia para el medio ambiente de toda la región.
El proyecto tiene un indudable punto de atracción con la creación de un parque ecoturístico que albergará el que se plantea como el jardín polinizador más grande del país. Pero aún con la importancia que en sí mismo reviste ese proyecto, la declaratoria tiene un impacto mucho mayor que el de forma. Se tratará en pocas palabras del primer gran proyecto de reordenamiento de un municipio que explotará su mejor vocación para desarrollarse en armonía con el medio ambiente.

No existen grandes antecedentes de una figura de “municipio ecológico” en la legislación. En las políticas públicas, algunos municipios, como Cuernavaca recientemente, tienen un programa importante de reordenamiento ecológico que busca proteger las áreas naturales y permitir la restauración del entorno ambiental mediante acciones concretas en materia de arborización, conservación, y planeación de las zonas del municipio.
Pero la nomenclatura de un municipio ecológico pretende ir más allá, se trata de un proyecto integral que plantea el reordenamiento, pero también el replanteamiento de la vocación productiva del municipio a través de un paquete de políticas integrales que deberán incluir el fomento al turismo, el reforzamiento de la seguridad pública, la capacitación en agroindustrias, comercialización y desarrollo de pequeñas empresas en actividades asociadas al turismo, todo ello, por supuesto, con una estricta vigilancia ambiental que deberá endurecerse a medida que las alternativas de ingresos para las comunidades puedan consolidarse lejos de las actividades agresivas contra en entorno natural.
Y en un municipio como Huitzilac, afectado por la inseguridad, la actividad criminal de talamontes y bandas delictivas dedicadas al robo y secuestro, la pobreza y falta de alternativas para el desarrollo económico, alta marginación, y otros factores; una declaratoria de municipio ecológico se convierte en mucho más que la redefinición de la vocación productiva del municipio, una especie de refundación con todos los cambios que ello implica.
Por supuesto que Huitzilac tiene de donde crecer, su gente ha sabido convivir por siglos con el bosque de agua; ha consolidado una oferta gastronómica compuesta por los antojitos mexicanos, la barbacoa, y el pulque, incluso tiene su propio estilo de quesadillas “Tres Marías”. A partir de ello puede construirse mucho, más si se cuenta con el apoyo del gobierno estatal que deberá incluirlo en sus corredores turísticos y respaldar con acciones y recursos la reconversión productiva de las actividades económicas de los pueblos que integran el municipio.

La tarea, entonces, no es una que vaya a dar resultados en poco tiempo, tendrá que tejerse fino para ir consolidando la vocación ecoturística del municipio en donde la primera tarea urgente sigue siendo la seguridad pública y el abatimiento de la pobreza.
Una ventaja adicional es que la gente del municipio parece estar de acuerdo con el proyecto que protegerá el medio ambiente, indispensable para la vida en toda la región; un factor que puede y debe generar el apoyo de los municipios y alcaldías cercanos.
