El problema interno del Tribunal Superior de Justicia del estado desde hace tiempo que dejó de ser tanto “interno” como privado. Desde antes de que el actual Magistrado Presidente cumpliera un año al frente se comenzaron a evidenciar las fisuras en el edificio del Poder Judicial de Morelos.
Poco a poco se han ventilado públicamente las diferencias internas y los métodos, nada ortodoxos y de dudosa ética, con los que Jorge Gamboa Olea ha tratado de intervenir en las decisiones de otros magistrados y buscado detener su destitución con la que amagaron algunos de sus pares hace unos meses y que lo obligó incluso a buscar un amparo para que no procediera un orden del día en el que figuraba ese tema.
El problema no es que haya diferencias de criterios legales sino la particular manera de actuar del Magistrado Presidente quien, al parecer no solo mezcla los asuntos legales con los personales sino que está convencido de que él puede decidir por magistrados y jueces lo que mejor le convenga a su agenda particular.
Ya se han abordado ampliamente diversas situaciones sobre este asunto, sin embargo vale la pena recordar el caso porque las diferencias internas han llegado a involucrar a los otros dos poderes estatales a quienes apelaron algunos miembros del TSJ.
Desde el Ejecutivo, la gobernadora Margarita González Saravia, primero, llamó a la cordura y al diálogo y hasta se reunió ayer con algunos magistrados, pero recordó que la base de la democracia es la división y la autonomía de cada uno de los Poderes y que ella no podría intervenir.
En ese mismo sentido se pronunció el secretario de Gobierno, Juan Salgado Brito, quien afirmó que “tendrán que dirimir sus problemas hacia adentro. El poder Ejecutivo es muy respetuoso de las instituciones, y más tratándose de otro poder, independiente y autónomo”.
Y, por esas mismas razones, tampoco podría intervenir el Legislativo, aunque la pasada Legislatura fue la responsable de ampliar el plazo de la Presidencia de Gamboa Olea, uno de los elementos del descontento interno.
Es decir, si se busca arreglar el problema en el Poder Judicial, solo queda éste para hacerlo. Mientras lo logran, la impartición de la justicia en Morelos atraviesa por uno de sus peores momentos pues a la incómoda situación por las divisiones al interior del TSJ se le suman las protestas de sus trabajadores por la llamada Reforma Judicial, que ha retrasado la atención de los procesos judiciales de miles de morelenses; estamos hablando de litigios que podrían significar incluso la libertad o permanecer en presidio para algunos de ellos, así como juicios testamentarios, familiares y litigios comerciales que no se consideren urgentes.
Como decíamos más arriba, el problema del Tribunal deja de ser meramente interno en la medida en que afecta la impartición de una justicia expedita y legal a toda la población, que es en donde se encuentra la razón de la molestia de los magistrados inconformes con el actuar del Magistrado Presidente que ha erosionado la independencia de los propios jueces. Esperemos que pronto encuentren el método para afinar un carro en plena carrera y a pesar de la oposición del conductor, no va a ser fácil.