Margarita González Saravia rindió protesta desde el primer minuto de este martes como gobernadora de Morelos, y aunque mucho se ha dicho de que es la primera mujer en lograrlo y los analistas han caído en lugares comunes como aquél de la ruptura del techo de cristal, para nada podríamos evadir la importancia que tiene su triunfo electoral y político en la historia de la paridad de género en Morelos.
Pero, dadas las condiciones que padece Morelos hace décadas, la gestión de Margarita González Saravia no solo es importante por ser una evidencia del reconocimiento a la lucha y liderazgo de miles de mujeres, sino también porque su deber es probablemente mucho más grave que cualquiera que hayan enfrentado otras primeras gobernantes. El estado que González Saravia recibe está en una profunda crisis en todos los aspectos, de seguridad, económica, política, de servicios públicos, sanitaria, y quien liderará los esfuerzos que desde el gobierno deben hacerse para superarla deberá poner talento y virtudes especiales para lograrlo.
Habrá que reconocer que la gobernadora sorprendió a muchos con su talento y capacidades durante procesos de precampaña y campaña en que se impuso claramente a sus adversarios y adversarias; y que en la fase de transición mostró talento y temple especiales, pero tal vez la mayor sorpresa de su etapa pre gobernadora haya ocurrido ayer, cuando presentó la filosofía e identidad de la administración que encabezará hasta el 30 de septiembre del 2030.
Frente a los viejos y nuevos problemas que enfrenta el estado, algunos ancestrales y otros provocados por la inoperancia y desidia de las administraciones que la antecedieron, Margarita González Saravia no solo convocó a cientos de notables y científicos a ayudarle al diseño de las políticas públicas y el corazón filosófico de su gobierno; tampoco de conformó con la inspiradora música de trova que ofrece el corazón y da gracias a la vida. La gobernadora fue más allá para encontrar en los deseos, anhelos, y sabiduría acumulada por generaciones de productores del campo morelenses, una guía para trazar el ideario político que dará forma a su pensamiento de izquierda, praxis, le llaman.
Margarita volteó a las raíces de la historia real y mítica de Morelos y de México, al heroísmo y pensamiento de los próceres, al contenido mítico de los héroes legendarios y puso una doble cabeza de Quetzalcóatl como cimera del escudo que identifica su administración. Escuchó al campo a través de su gente, de cada consejo popular porque ahí tal vez se encuentran las respuestas a las preguntas que todos nos hacemos y debemos resolver para poder vivir mejor en el estado y que la naturaleza viva mejor con nosotros.
A diferencia de otros mandatarios, en Margarita González esto no es pose. No fue un encargo no supervisado a un diseñador o un plagio a algún muralista, se trata del inicio de un discurso completo y perfectamente intencionado que busca conciliar nuestras raíces y nuestros añejos saberes con nuestro pensamiento y conocimientos actuales para encontrar en esa suma una propuesta de solución nueva a añejos problemas que las políticas públicas apenas se atrevieron a tratar.
Hoy la esperanza se empezará a combinar con la exigencia y ese será el primero de los retos para la gobernadora que tiene listos anuncios importantes durante toda esta semana, una que será definitiva en el rumbo con que su administración enfrentará los problemas, por ahora sabemos que podemos esperar soluciones nuevas basadas también en conocimientos ancestrales; el cambio no estará solo en el método, sino en los resultados esos que hace tiempo dejamos de esperar de la administración que, por fortuna concluyó ayer.