

La empresa Vantive, antes Baxter, es el segundo mayor empleador del sector privado en Morelos, por eso vale la pena escucharla cuando asegura que una buena parte de la decisión de seguir confiando en el estado para traer más inversiones y consolidarse como la principal industria farmacéutica de la región, estuvo en el valor que se da al trabajo que diariamente miles de morelenses realizan en su planta ubicada en Civac, la zona industrial de Jiutepec.
Las declaraciones de Isolde Arzt, directora de relaciones y acceso con los gobiernos para Vantive, resultan especialmente importantes si se reconoce que el ambiente laboral de Morelos, durante los últimos años, no ha sido el más deseable.

Con el 67.7% de la fuerza laboral ocupada en el sector informal, una muy modesta generación de apenas mil empleos formales en los dos primeros meses del año, casi la mitad de la población en condiciones de pobreza laboral (quienes no pueden adquirir la canasta básica con su ingreso laboral), y un rezago de casi 22 mil expedientes de juicios laborales en la junta local; uno pensaría que los inversionistas pensarían dos veces antes de abrir fuentes de empleo en Morelos.
Sin embargo, el esquema que primero Baxter y ahora Vantive iniciaron en Morelos hace unos años ofrece garantías extraordinarias a los empleadores que resultan evidentes en una baja movilidad laboral, la posibilidad de ascensos de los trabajadores, y una estrategia formativa que fortalece talentos locales para ubicarse en el extranjero y hasta en otras empresas farmacéuticas; sería un aliciente para apostar por la mano de obra morelense.
Porque Vantive pudo haber implementado el mismo esquema en cualquier parte del mundo, prácticamente, y acabó apostando por Morelos desde hace décadas y no solo mantiene, sino redobla la apuesta con nuevas inversiones que generarán más empleos en el estado. Buena parte de esta determinación tiene que ver con la excelente calidad de los trabajadores locales, que son producto no de la casualidad, sino de un sistema educativo que, en materia de ingenierías parece bastante robusto; y de una integración social que permite la inserción en la industria farmacéutica en condiciones de ventaja tanto para las empresas como para los trabajadores.
Tal vez sea un detalle que poco se ha observado, pero en términos generales, los trabajadores morelenses suelen hacer aportes definitivos para el progreso y crecimiento de las empresas que los emplean. El problema real es que las oportunidades de empleo en todos los sectores parecen ser sumamente modestas, más en número que en beneficios. Por eso la estrategia de Vantive, que tendría que considerarse una práctica normal en el mundo laboral de Morelos, constituye una aparente rareza para el sector productivo y la sociedad morelense.

Y aunque debe reconocerse a Vantive la apuesta por el talento morelense, lo cierto es que muchas más empresas locales y foráneas tendrían que reconocer a los trabajadores de la entidad en la dimensión que merecen, talento productivo altamente calificado y con voluntad de aportar a las empresas y a su desarrollo personal. Probablemente sea tiempo de empezar a presumir no solo las inversiones y los logros de la industria morelense, sino también el aporte que a ella hacen los miles de trabajadores que demuestran ser un valor de atracción para inversiones, sumado a la ubicación geográfica del estado, las condiciones climáticas, los proyectos de recuperación de infraestructura, y los futuros que ofrece el desarrollo económico local.
En Morelos hay talento y no hace falta apoyarlo, solo contratarlo.
