Las oficinas de la Secretaría de Turismo del gobierno de Morelos se encuentran en una de las bellas casas del sur de Cuernavaca; un espacio que resultaba muy digno para la dependencia responsable de promover al estado entre vacacionistas y visitantes de todo el país y el mundo. Durante la administración de Cuauhtémoc Blanco, sin embargo, la casona, igual que muchos inmuebles, políticas públicas y hasta valores éticos gubernamentales, fueron prácticamente abandonados a su suerte, hasta que el deterioro natural los extinguiera o dejara en el olvido.
El recorrido por lo que fue una bella mansión evidencia la falta de mantenimiento en las áreas naturales, partes de la construcción a punto del derrumbe, mobiliario y equipamiento inservible e inadecuado, áreas de trabajo en grave riesgo de contaminación por diversos agentes, abandono total de algunas áreas: una muestra escenográfica que podría resumir todos los componentes de la administración del exgobernador.
El deterioro del despacho podría, en efecto, ilustrar la falta de mantenimiento a las políticas públicas que el gobierno de Morelos había hecho funcionar, no solo en el sector turístico, sino en muchos otros, desde hace muchos años; la continuación del derrumbe ético y moral del gobierno que se vuelve evidente en los casos de corrupción detectados hasta ahora; los nombramientos de funcionarios inadecuados o de plano inútiles para las tareas que se les encargaron; la contaminación de la administración pública por los peores intereses; y el abandono generalizado de áreas sustantivas del gobierno, como la seguridad pública, la educación, la salud, la asistencia social, el fomento económico, turístico y agropecuario, entre otras.
A ello habría que sumar los dos nuevos espacios con enormes sospechas de corrupción detectados por la administración de Margarita González Saravia: la hoy Secretaría de Turismo, donde además de ser evidente el mal uso de los recursos para mantenimiento y equipo, se ha identificado la existencia de personal que cobraba por honorarios sin trabajar. Y el Fideicomiso del Lago de Tequesquitengo donde en lo que parecería una estrategia para alargar los plazos de revisión y con ello evadir el fincamiento de responsabilidades, la administración anterior formateó los equipos de cómputo para no dejar archivos digitales; además de que podría haber complicidad de funcionarios del despacho en la venta fraudulenta de terrenos en la zona del lago.
Los casos tendrían que sumarse a los previamente detectados y anunciados en dependencias como las secretarías de Seguridad Pública, Desarrollo Agropecuario y Desarrollo Económico; la coordinación del Transporte; la jefatura de la Oficina de la Gubernatura; y otros que seguirán identificándose dentro de los plazos legales para observar la entrega-recepción, o con posterioridad en caso de encontrarse faltas graves que pudieran constituir delitos.
La buena noticia es que, al clamor popular por castigo a los responsables de la corrupción en la administración de Cuauhtémoc Blanco, se une ahora la convicción de la gobernadora y su equipo de trabajo para que ninguna de las faltas de exfuncionarios quede impune para lo que hay la disposición a hacer cuantas denuncias se requieran. Tocará, a partir de la presentación de las que se sumarán en por lo menos decenas de expedientes, a la Secretaría de la Contraloría y a la Fiscalía Anticorrupción la siguiente parte de los procesos legales en contra de quienes como decían en la administración anterior “tanto daño le han hecho a Morelos”.