Si el cambio de poder en Morelos sigue como hasta ahora se ha visto, y el mejor ejemplo es la instalación de la LVI Legislatura del Congreso del Estado, cosas buenas vienen para los habitantes de la entidad. Pasar la página del desastroso sexenio que vive sus últimos días, ya desvanecido en el enorme poder que detentó y que utilizó bastante poco para beneficio de la gente, y empezar a construir un nuevo gobierno, que incluye necesariamente a los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, es una tarea urgente en la que ya se dieron los primeros pasos.
La presencia de la gobernadora electa, Margarita González Saravia, y de muchos de quienes integrarán su próximo gabinete (todos los ya anunciados) estuvieron en el recinto legislativo, es un buen augurio de la nueva etapa de trabajo coordinado entre poderes que en Morelos no se daba hace más de una década.
La ruptura entre los poderes se profundizó los últimos años hasta la crisis que, azuzada por el ya exgobernador, Cuauhtémoc Blanco, dio al traste a la política local en el sentido de la búsqueda del bien común y el de las minorías, y la convirtió en un hervidero de grillos que solo supieron hacer ruido mientras el estado se hundía en los peores lugares de seguridad pública, salud, educación, desarrollo económico.
No había más que retomar el diálogo, y la voluntad de todos los grupos con representación en el Congreso está puesta en ello. La promesa de buscar los consensos primero y usar otros mecanismos de decisión legislativa cuando no haya más remedio, y la insistencia de la gobernadora electa por buscar y promover el diálogo entre poderes parecen garantía de que nadie será excluido de la discusión pública.
La oposición en el Congreso también debe reconocerse, se portó a la altura sin claudicar a sus ideologías y a la voluntad de quienes por ellos votaron, mantienen la disposición a la construcción de acuerdos si se pone por delante el bienestar de la gente de Morelos.
Para sorpresa de muchos, esos primeros acuerdos servirán para construir una agenda legislativa que, al mismo tiempo de superar los rezagos en el marco jurídico local, permita construir una legislación de vanguardia sobre temas de los que, en medio de los pleitos políticos, se ha hablado poco aunque resultan tan necesarios que a punto están de volverse urgentes, como los derecho a la democracia, al pluralismo, al acceso y uso de la tecnología, a la paz, al medio ambiente sano, a la explotación del patrimonio común, a la comunicación, a la asistencia humanitaria; de los que se habla tan poco en Morelos.
El augurio es bueno, aunque la ruta para cumplirlo es complicada. Buena señal es que a cargo de los grupos que protagonizarán el diálogo estén Rafael Reyes Reyes, por Morena, Daniel Martínez Terrazas, por el PAN, y la propia gobernadora, Margarita González Saravia, los tres con personalidades y responsabilidades proclives al diálogo y con el objetivo común de que los morelenses vivan cada día mejor.