

Falta por lo menos un par de meses para que concluya la temporada de incendios forestales y Morelos no sólo es uno de los estados que más fuegos ha registrado; también podría convertirse pronto en los que mayor incidencia de afectaciones a la salud registre derivadas de la contaminación que provocan el humo y ceniza en la zona más habitada del estado, el área metropolitana de Cuernavaca.
Los últimos tres días, el olor a madera quemada y las micropartículas han acompañado a los habitantes de Huitzilac, Cuernavaca, Jiutepec, Temixco y Xochitepec, el humo se ha percibido ya hasta la zona sur de Morelos, en Jojutla y Puente de Ixtla puede verse la nube grisácea convivir con el cielo azul de primavera. Pero la zona más afectada es, sin duda, el municipio de Tepoztlán, donde la cercanía del fuego a zonas habitadas ha provocado, además de la más severa contaminación del aire, el temor de los residentes, especialmente en Santo Domingo.

La severidad del fuego ha provocado que, en la zona de monitoreo de Cuernavaca el Índice de Contaminación del Aire se colocara arriba de los 165 puntos, lo que representa un riesgo importante para la salud. El índice de partículas suspendidas rebasó en 15 meses en que resulta tolerable por la Organización Mundial de la Salud por lo que la zona metropolitana, y Tepoztlán, se mantienen en alerta por la presencia de contaminantes.
Las acciones de la autoridad deben entonces moverse en tres pistas, la primera es sin duda el trabajo de combate a los incendios encabezado en el que participan casi 200 brigadistas, además de el helicóptero de la Guardia Nacional; extinguir el fuego resulta indispensable para frenar la contaminación que éste produce y el daño a más superficie de bosque. Actualmente la pérdida supera las 220 hectáreas.
La segunda es el establecimiento de todas las medidas preventivas para la salud y la seguridad de quienes han sido afectados en mayor o menor medida por el incendio. En Tepoztlán, la Coordinación de Protección Civil del estado comenzó la entrega de cubrebocas y difusión de medidas de seguridad y mantiene vigilancia especial para alertar a los pobladores de la zona más cercana al incendio en caso de ser necesarias otras medidas. También se ha intensificado a través del gobierno estatal y los ayuntamientos de Cuernavaca y Tepoztlán la difusión de precauciones ante la presencia de humo y ceniza en la zona metropolitana.
La tercera es, por supuesto, el reforzamiento urgente de las medidas de prevención y la construcción de un marco jurídico y de vigilancia que inhiban las conductas provocadoras de fuegos forestales, en los últimos casos derivadas, principalmente, de quemas agrícolas. Aunque en expedientes anteriores se ha detectado la actividad incendiaria relacionada con el interés por lograr cambios de uso de suelo. En este sentido las denuncias presentadas, las investigaciones objetivas y las sanciones ejemplares en contra de quienes resultaran responsables de los incendios, pueden inhibir esas conductas; pero también resulta urgente generar una nueva cultura para por una parte prevenir en lo posible los incendios forestales y, por la otra, dado que el cambio climático parece volverlos cada vez más frecuentes, aprender a vivir con ellos y reducirlos a desastres menores mediante labores efectivas de contención.

En cada una de las tareas, la participación ciudadana es importante. Si bien el combate al fuego es tarea que corresponde solo a brigadistas y autoridades especializadas, la ciudadanía puede contribuir evitando estorbar, no acudir a las zonas, evitar el sobrevuelo de drones, permitir el paso a los vehículos de emergencia. Cuidar la salud y el medio ambiente sí son tareas que requieren la abierta participación de todos, y en eso deberíamos ocuparnos durante los próximos días.
