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Aunque no hubo secretarías en el paquete de nombramientos que la gobernadora electa de Morelos, Margarita González Saravia presentó la mañana de este miércoles, ninguna de las oficinas cuyos titulares fueron dados a conocer es cosa menor en la administración pública, ni en el impacto que tienen en la vida de los morelenses.

Particularmente habría que prestar atención muy especial a tres de los nueve nombramientos que se dieron a conocer ayer porque en esos despachos lejos de no hacerse nada, lo que significará a sus titulares empezar de cero (como en la representación del Ejecutivo en la Ciudad de México, el Instituto del Deporte, o el de la Adolescencia y Juventud), en el DIF-Morelos, Instituto de la Educación Básica y Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología y la Coordinación General de Comunicación Social, los nuevos titulares comenzarán con un terrible escenario que incluye hechos de corrupción en la función pública denunciados por trabajadores y grupos.

El caso del DIF resulta uno de terriblismo en la función pública. Las denuncias recurrentes y documentadas de malos tratos en los albergues apuntan a una disfunción de las acciones humanitarias y de protección que el organismo debiera realizar en favor de los desfavorecidos y las familias en crisis. El reto para la nueva titular, Mirsa Suárez Maldonado, parece ser el mayor que haya tenido en su joven carrera política pues pasa por recuperar la confianza social y rescatar al organismo de una vorágine de escándalos y vericuetos legales que incluyen recomendaciones justas de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Morelos.

El IEBEM probablemente encuentra una situación peor, o por lo menos más visible dado que el magisterio es un gremio que se hace escuchar. Las denuncias sobre turbios manejos de recursos, de plazas, de materiales de infraestructura; el enfrentamiento discreto pero constante con la organización sindical del magisterio; el uso político del IEBEM en detrimento de sus funciones administrativas y rectoras de la educación básica en el estado; el autoritarismo y malos tratos; parecen un reto mayor para Leandro Vique Salazar, quien conoce al magisterio y su muy corta paciencia.

El Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología en la administración de Cuauhtémoc Blanco, empezó mal terminó peor. Luego de que su primer titular, Alejandro Vera se autoasignara la mitad de los recursos para investigación para un proyecto personal, las cosas siguieron decayendo. Al final de la administración, las quejas justificadas de los trabajadores ante la Contraloría y la comunidad científica describen un infierno laboral en que la producción científica auspiciada por el estado fue nula, y en cambio se presentaron males terribles hasta de acoso sexual y laboral contra las trabajadoras. Jaime Arau Roffiel viene de una familia que se formó en la gran tradición de seriedad de la educación y la ciencia en Morelos, eso y su trayectoria profesional le dan los elementos para enderezar ese barco.

La Coordinación General de Comunicación Social es otro caso grave, los señalamientos de corrupción sobre la oficina se acompañan del desgaste en la relación con medios y con los públicos debido a una gestión que no escuchaba, no dialogaba y buscaba hacer del discurso gubernamental un arma en contra de quienes el gobernador o los suyos percibían como enemigos; a Margarita Estrada le tocará la nada fácil tarea de recomponer las relaciones y reestablecer los canales de comunicación del gobierno a través de los medios; su decencia y profesionalismo operarán a favor de su tarea.

Ya la gobernadora electa anticipó que se aplicará la ley y no se protegerá a nadie. A nosotros sólo nos queda desear éxito a los nueve nombrados ayer, especialmente a los cuatro que tienen una labor titánica enfrente.