Aunque ya se sabían los resultados de las elecciones a la presidencia y la determinación de los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial en contra de las impugnaciones e inconformidades sobre el proceso, la entrega de la constancia de mayoría a Claudia Sheinbaum Pardo representa un hito en la historia de nuestro país y un momento que resultó más emocionante de lo que se esperaba.
Desde luego -y ella lo asume con todas sus implicaciones- es el símbolo de que las condiciones de la mujer en nuestro país tendrán que cambiar para mejorar sustancialmente. No es un mero detalle que la Presidencia de la Republica recaiga, ya oficial y definitivamente, en una mujer en estos momentos en los que la violencia de género parece haberse exacerbado en nuestro país y en nuestro estado, en donde, por cierto, nuestra gobernadora electa también ha establecido entre sus prioridades la reivindicación de los derechos de la mujer.
También es la continuación del ideario político y social del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que, desde los tiempos de las precampañas y también ayer en el Teatro Metropólitan de la Ciudad de México, fue identificado como “el segundo piso” de la Cuarta Transformación.
A la honestidad y la responsabilidad del uso de los recursos públicos, la presidenta electa sumó a la educación, la salud, la alimentación, la vivienda digna y el salario justo para los trabajadores como guías de su gobierno y como derechos de todos los mexicanos.
En un tema que es sensible para nuestro estado, la seguridad, Claudia Sheinbaum aseguró que se procurará usando la inteligencia y la estrategia, más que una guerra frontal pues a la larga lo que se quiere es un México fraterno e igualitario.
A los nuevos gobiernos que iniciarán funciones en un plazo de meras semanas, les esperan grandes retos pues las circunstancias no dan lugar al optimismo eufórico de otros tiempos. A pesar de los esfuerzos, hay temas -precisamente como la inseguridad y la violencia de género- que siguen acumulando rezagos y que pondrán a prueba tanto a la administración federal como a la estatal.
Sin embargo, el mensaje en los dos discursos que ayer realizó la presidenta electa, en el Tribunal Electoral y frente a sus simpatizantes en el Metropólitan, es de confianza, de certeza, de esperanza y de unión, algo que poco a poco se ha ido erosionando en nuestro México y en nuestro Morelos y que necesitamos recuperar si queremos superar nuestros problemas.
“Nadie debe temer a nada, al contrario, el futuro es promisorio, somos un país de un pueblo extraordinario, único, maravilloso, estaremos a la altura de las circunstancias”, prometió Claudia Sheinbaum.