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La economía depende en mucho de la confianza: de los consumidores en que tendrán los ingresos suficientes para adquirir bienes de consumo duradero; de los trabajadores, de que contarán con seguridad laboral si cumplen con sus labores; de los empresarios en la protección de sus inversiones y sus posibilidades de crecimiento. Si algo debe reconocerse es que, por lo menos desde hace una década, en Morelos no ha habido elementos que brinden confianza a ninguno de los actores del ciclo económico, más allá de algunos destellos ofrecidos por el desempeño nacional.

Aunque suele responsabilizarse únicamente a las condiciones de grave inseguridad que padece el estado, lo cierto es que Morelos no se ha desempeñado siquiera mediocremente en las otras certezas que requieren las inversiones y los mercados laboral y de consumo. A los problemas de extorsión, robo y violencia que padece la entidad, tendría que sumarse la falta de certeza en la tenencia de la tierra, la lenta resolución de los problemas jurídicos que suelen ser cotidianos en algunos giros de negocios, una infraestructura muy deficiente, pésimos servicios para la operación de empresas, entre otros que serían suficientes por sí mismos para ahuyentar la inversión y contraer la actividad económica en el estado.

Un lugar común en el discurso político hasta hace unos meses es que resolviendo los problemas de inseguridad en el estado las inversiones regresarían en automático. La sencillez de la especie hacía la idea muy sospechosa, especialmente conociendo las condiciones del estado. Si bien es cierto que algunas inversiones se han instalado en municipios que han sabido atender con algún éxito los problemas de inseguridad, como el caso de Jojutla, también lo es que el nivel de inversión es insuficiente para las necesidades y que el mercado interno no ha sido impactado realmente por las pocas que se han instalado.

Por todo ello resulta muy interesante el proyecto de trabajo que la gobernadora electa, Margarita González Saravia, ha planteado para la Secretaría de Desarrollo Económico, a cargo del expolítico y empresario Víctor Sánchez Trujillo. La idea es trabajar sobre tres ejes fundamentales para atraer inversiones, consolidar las existentes (del tamaño que sean), y fomentar el crecimiento económico y de los empleos formales en el estado. Para ello deberá trabajarse en recuperar la seguridad, ciertamente, pero también en devolver la confianza a los emprendedores, dándoles garantías sobre la tenencia de la tierra, apoyos e incentivos fiscales para la generación de empleos, mejorando la infraestructura de forma que permita aprovechar las ventajas estratégicas del estado.

Y mucho más que eso, este desarrollo y apoyos deberán ser para todos, desde los pequeños negocios instalados en el campo y comunidades marginadas, que serán dotadas también de capacitación y de círculos de producción y comercialización, hasta los grandes inversionistas extranjeros que decidan instalarse en la entidad. Un ciclo virtuoso del que nadie quedará fuera lo que contribuirá a fortalecer la confianza que tanta falta hace en Morelos.

Nos quedamos con la frase del secretario en la entrevista exclusiva que concedió a La Jornada Morelos y confiamos que estén a la altura del reto que es enorme y en el que al estado le va el futuro.