Uno de los dones de los verdaderos creadores es su generosidad. Le regalan al público su visión, sus colores, su personalísimo ángulo para admirar las cosas que nos rodean. Sus obras no necesitan explicaciones, simplemente requieren del espectador un momento de receptividad para mirar el mundo desde los ojos de quien le regala de manera permanente su perspectiva de la vida, aunque su obra permanezca resguardada en un museo.
Además, otros artistas -y así es Leonel Maciel, de quien ya hemos hablado extensamente en estas páginas- también buscan incidir en su realidad cotidiana, y son maestros y ejemplos vivos de otras generaciones de futuros creadores o se identifican en algún proyecto social y lo respaldan con lo que ellos tienen más a la mano: el arte.
Leonel Maciel donó el grabado Zanate Cascalote, con una edición limitada a 100 impresiones a La Jornada Morelos, impresos bajo los más altos estándares por el Taller de Producción Gráfica Pasado Meridiano y el patrocinio de Colección Griselda Hurtado, creyentes todos del proyecto de La Jornada Morelos y a quienes extendemos nuestro más profundo agradecimiento.
Zanate Cascalote es un esfuerzo solidario de amigos de La Jornada Morelos que se pondrá a la venta y que en breve el público interesado podrá adquirir, acompañado por su certificado de autenticidad; quien así lo desee, puede solicitar información a zanatecascalote@gmail.com
Esta es una oportunidad única de contar con una obra original, y numerada, de Leonel Maciel.
El Zanate Cascalote habla con muchas voces
Los científicos lo llaman Quiscalus mexicanus, con su plumaje oscuro como el carbón y sus ojos brillantes y penetrantes, se erige como un símbolo viviente del ingenio y la resistencia. Su cuerpo alargado, cubierto de plumas negras que brillan con destellos tornasolados bajo la luz del astro rey, evoca la imagen de una escultura de obsidiana, pulida por el viento y el tiempo.
Su sombría gracia traza en el viento un gesto de libertad imperturbable y a pesar de su negrura aparente, destila luz y vida en su esencia. La voz del Zanate no es solo un canto, sino una mezcla de sonidos que podrían ser descritos como una verdadera cacofonía de la naturaleza entera. Desde chirridos ásperos hasta gorjeos melódicos, el Zanate pareciera tener en su garganta un repertorio prestado del viento, de las máquinas y del susurro de las hojas. Cada sonido que emite es una nota suelta en una sinfonía inacabada, como si el tiempo mismo le hubiera otorgado la capacidad de capturar la música del mundo en cada instante.
De acuerdo con una leyenda zapoteca, el Zanate fue el primer pájaro creado por los dioses, y en su origen no tenía canto. Cuando los dioses decidieron darles voz a las aves, el Zanate, en su astucia, decidió valerse de los cantos de otras especies para cantar con una variedad infinita de sonidos para comunicarlos todos a los cuatro vientos.
También se cuenta la leyenda de que el Zanate es un ave que puede llevar mensajes entre los vivos y los muertos. Se le atribuyen cualidades mágicas, y en ciertas tradiciones se le invoca como protector del hogar o guardián del territorio, por eso también ha sido evocado como símbolo de resistencia y supervivencia.
En el centro de México se narra que los Zanates protegen los secretos del viento, y cuando un alma se pierde, el sonido de sus cantos ayuda a las personas a reencontrarse con su destino. Esta ave de voz áspera y dulce a la vez, goza del reconocimiento espiritual de las comunidades indígenas que lo ven, no como un ave común, sino como un ser místico.
El Zanate Cascalote es mucho más que el ave cualquiera de las plazas y parques de Morelos; es un símbolo de adaptación y supervivencia. Su habilidad para sobrevivir le ha permitido prosperar en un mundo en constante transformación, su relación con las comunidades humanas lo convierten en un eslabón vital para la riqueza de su conocimiento.
En su canto y su vuelo firme, se puede encontrar inspiración: hurgar en la aparente simplicidad y oscuridad para hallar la riqueza de la expresión artística. El aspecto oscuro del Zanate rememora la dualidad entre la vida y la muerte, de lo bello y lo sombrío. Es en esa ambigüedad donde el Zanate encuentra su lugar en lo estético: es una figura que desafía las expectativas, que camina entre mundos y que, en su silencio o en su escándalo, siempre tiene algo nuevo que comunicar.
Editorial
Donde el arte, la cultura y el periodismo confluyen
Desde su fundación hace 40 años, La Jornada es el cabezal donde el arte, la cultura y el buen periodismo se dan cita para construir mucho más que un periódico, un espacio de diálogo y encuentro para las ideas, los saberes, las realidades y los sueños. Por convicción, respeto a esa tradición y congruencia con quienes somos, La Jornada Morelos se ha planteado ser, en el plano estatal, el heredero, curador y pastor de esa misma tradición, lo que demuestra en sus páginas donde la cultura, ciencia, opinión, pensamiento, conviven con realidades a menudo atroces, que convierten a cada uno de sus números en un testimonio de los terribles vicios, pero también de las más altas virtudes de la humanidad.
Los testimonios de que hemos cumplido con esa misión diaria son muchos y de gran valía, pero difícilmente superan a la evidencia que en los 685 ejemplares que corresponden a esta nueva época, desde los números cero hasta el que está en tu pantalla hoy, se ha privilegiado esta variedad de contenido porque creemos que nuestros lectores lo merecen y porque nuestros colaboradores y creadores de contenido tienen esa firme visión.
Hoy damos un paso más en nuestra alianza con lo mejor de la humanidad. La donación del grabado Zanate Cascalote, creado por el talento del gran artista Leonel Maciel, impreso por el Taller de Producción Gráfica Pasado Meridiano, con el patrocinio de la Colección Graciela Hurtado, es un firme recuerdo de eso que nunca olvidamos, pero también una forma de reafirmar ese compromiso, hacer un periodismo humano que utilice a las nuevas tecnologías para resaltar esas virtudes únicas de las mujeres y hombres de todas las edades, que resalte su potencial para ser cada día mejores en lo individual, pero también en lo colectivo.
No hay que aguardar a fechas especiales para que ocurran grandes cosas, y La Jornada Morelos no quiso esperar ni un minuto para refrendar y ampliar su compromiso con los lectores, con el arte, la ciencia, la cultura y el buen periodismo, yendo a la búsqueda de más y mejores voces, recordando que el Zanate Cascalote, que bien podría convertirse en nuestra mascota desde ahora, es un pájaro de muchas voces.
La inspiración que encontramos en el vuelo del pájaro es la misma que vivimos todos los días en que hacemos este periodismo cuidadoso, equilibrado, sostenido sobre los pilares esenciales de nuestra práctica (entregar siempre la mejor versión disponible de la realidad) pero sin olvidar que las materias de nuestro periodismo van mucho más allá de las narrativas de violencia o del intercambio de mensajes entre grupos políticos, lo que nosotros hacemos está unido a la ciudadanía porque nuestros colaboradores son parte de la sociedad y no lo olvidan en ninguna de sus líneas.
El trazo de un plan periodístico suele enfocarse en agendas editoriales que parten de la selección de un número limitado de temas, algo que en La Jornada Morelos pasamos por alto porque nuestra agenda incluye todos los temas de la ciudadanía, que son cada vez más y suelen parecerse bastante poco a los que enlistan los políticos y otros grupos de poder.
La Jornada Morelos seguirá siendo el espacio donde el arte, la cultura y el buen periodismo confluyen y tomamos nuestra alianza con la comunidad creadora, con sus promotores, y con la sociedad como la más seria de nuestras relaciones. No queremos entender el periodismo de otro modo. A todos gracias por los reconocimientos que nos fortalecen y nos obligan.
Zafra
La Jornada Morelos es como el zanate cascalote, un solo medio con muchas voces, cada una valiosa, fuerte y distintiva