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Rodolfo Candelas Castañeda*

El nuevo Museo Regional de los Pueblos de Morelos este año cumplirá medio siglo de vida. Para que esta paradoja pueda comprenderse es necesario hacer el recuento del camino que ha llevado al Museo Regional del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hasta este momento. La historia comenzó cuando, en 1971, el Ayuntamiento de Cuernavaca, en sesión de cabildo del 17 de marzo, concesionó en usufructo al INAH el Palacio de Cortés para desarrollar un museo regional y el Gobierno del Estado hizo entrega del inmueble. El 17 de julio, inició una intensa adecuación del recinto a su nueva función museográfica. Producto de esto, el 1 de febrero de 1974 abrió sus puertas el Museo Regional Cuauhnáhuac, Palacio de Cortés.

Fiel al espíritu de su tiempo, el museo se concibió como una manifestación física de los libros de historia del estado, apegándose al discurso oficial de la historia nacional, cómo lo expresa Sergio Raúl Arroyo, director general del INAH al conmemorar los 25 años de su apertura: “El Museo Regional Cuauhnáhuac y su discurso museográfico son un elemento indispensable para la formación humanística de la juventud morelense y del país. A manera de libro abierto…” (Río Icaza e Hidalgo, 2001).

Durante sus cuarenta y cinco años de existencia, el museo sirvió como referente para la vida cultural del estado y como visita obligada para turistas nacionales y extranjeros. Con el paso del tiempo, el discurso que lo alentaba y su propia colección fue perdiendo vigencia ante el acelerado proceso de investigación y aprendizaje que el personal académico del centro INAH Morelos y otros centros de estudio fueron desarrollando, sin una actualización respecto a nuevas teorías museológicas que centran más la función del museo en proporcionar una experiencia memorable al visitante y no pretender que se memoricen sus contenidos.

Sin embargo, la necesaria reestructuración museográfica de un recinto de estas dimensiones era una labor de tal magnitud que, aunque hubo a lo largo de los años varios intentos de conformar un nuevo guion científico, dichos esfuerzos no fructificaron.

Tendrían que llegar dos fenómenos de la magnitud del sismo de 2017 y de la pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2 para que, forzados por las circunstancias, se emprendiera un proceso de reestructuración total del museo.

Tras el sismo se comenzó una titánica labor de restauración del inmueble. Se retiró la totalidad de las colecciones del museo y fueron albergadas fuera de él para salvaguardarlas. Las salas de exposiciones temporales y el auditorio se abrieron al público a finales del 2018 y hasta el primer trimestre de 2020, cuando llegó el segundo impacto que impulsó el desarrollo del nuevo guion temático del museo. La pandemia obligó a cerrar los espacios recién abiertos y a privilegiar, de acuerdo con la solicitud de Diego Prieto, director general de este instituto, la labor de gabinete.

En consecuencia, el 13 de agosto de ese mismo 2020, se conformó el Consejo Académico que se encargó, desde entonces y hasta terminado el año 2022, de llevar a cabo el nuevo guion temático del museo. El consejo está formado por más de veinte especialistas de diversas instituciones, coordinados por investigadoras e investigadores adscritos al Centro INAH Morelos.

El otro suceso importante fue la publicación de Principios museológicos; el museo que queremos. En este texto, de manera general, se narra el deseo de tener un museo vivo, que invite a la reflexión, y esté dirigido a todos públicos, pero, en especial, al morelense. Un museo que muestre la diversidad cultural y natural del estado, con una narrativa fundada en un marco ético, con una perspectiva descolonizadora y descentralizada, que fomente una gama de opciones de participación y que estimule el surgimiento de emociones en sus visitantes.

Ante esto y una vez definidos los temas y subtemas que se iban a tratar en el nuevo guion del museo, el nombre anterior (con una única referencia al Cuauhnáhuac que, aunque significativa, solo evoca a la Cuernavaca prehispánica) quedaba corto ante la necesidad de plantear los principios aquí enunciados que sustentan el museo reestructurado o nuevo museo. Así, de manera colegiada por el Consejo Académico, se decidió nombrarlo Museo Regional de los Pueblos de Morelos, en obvia referencia al alcance de los contenidos del proyecto de reestructuración y al principal público al que está dirigido. Posteriormente, el nombre fue presentado a las máximas autoridades del INAH y obtuvo su beneplácito.

Van aquí los votos para que este enorme esfuerzo sea de provecho para los habitantes de nuestro estado y un enorme agradecimiento a todas y todos quienes, en grandes números, participaron desde sus campos y especialidades para que este museo nuevo con cuarenta y nueve años de antigüedad vea hoy la luz.

Enhorabuena.

Terraza

*El texto fue publicado en el libro Primavera Eterna. De historia y Crónica de Cuernavaca. Coordinado por Lourdes Bejarano Almada y editado por Carlos Barreto Zamudio. Impreso por el Ayuntamiento de Cuernavaca.

La Jornada Morelos