

Entre la escasez y la dignidad: luchas por el agua en México y Morelos
Josemanuel Luna Nemecio[1]

Fleur Gouttefanjat[2]
En el marco del Día Mundial del Agua cabe recordar que México enfrenta una de las crisis hídricas más graves y menos atendidas de toda América Latina e, incluso, a nivel mundial. A lo largo y ancho del país, millones de personas viven sin acceso garantizado al agua potable, mientras grandes industrias manufactureras, agroexportadoras, pesqueras, mineras y urbanizadoras acaparan y contaminan los cuerpos de agua. Morelos, territorio de ríos, barrancas y de luchas, es hoy también uno de los epicentros de esta disputa por el derecho colectivo de los pueblos de acceder a un ambiente y agua de calidad.
Todo el país vive una crisis estructural del agua, cuyas causas no son naturales ni inevitables, sino resultado de una economía y política del agua centrada en satisfacer las necesidades y caprichos de una casta hídrica que acapara tanto los títulos de concesión de las aguas nacionales, así como es la responsable directa de su sobreexplotación y contaminación. El actual marco legal —basado en la Ley de Aguas Nacionales de 1992— ha permitido y provocado la mercantilización del agua, así como la entrega de miles de concesiones que priorizan intereses privados.
En Morelos, las heridas de este modelo hídrico neoliberal son evidentes: ríos contaminados, acuíferos sobreexplotados y megaproyectos hidroextractivias impuestos. Sin embargo, también germina una respuesta organizada desde abajo. Movimientos sociales, asambleas, redes de usuarios y colectivos territoriales se han articulado para defender el agua como bien común y derecho colectivo tanto de las comunidades urbanas como rurales. Pero no basta con resistir. Es necesario también construir; por lo que es importante visibilizar que estas luchas populares en defensa del agua, más allá de la resistencia, proponen nuevos modelos de gestión: comunitarios, autónomos y participativos.

Desde los barrios urbanos hasta los ejidos rurales, los movimientos por el agua están contribuyendo a la creación de espacios de gestión política del territorio hídrico. En ese proceso, se crean las bases para gestar un nuevo sujeto histórico colectivo, que luche por reconstituir la soberanía hídrica desde lo popular y que avanza hacia un frente social basado en el cuidado de la vida. Es en este contexto que se debe de apoyar activamente en la organización y desarrollo de las contralorías sociales del agua, en tanto que éstas se consideran organismos ciudadanos que pueden vigilar, fiscalizar y gestionar de manera directa el uso del recurso en sus territorios.
Con todo lo dicho, es importante recalcar que el Día Mundial del Agua no siga siendo una efeméride vacía llena de eventos académicos y políticos de tipo gatopardista. Hoy, más que nunca, la consigna es tan clara como el agua: el agua no se vende, el agua se cuida, se defiende tanto desde abajo, así como junto a las políticas, programas y acciones impulsadas desde el propio Estado.
Las Organizaciones Locales del Agua en Morelos
María Guadalupe Díaz Santos[1]

En Morelos han prevalecido formas de manejo territorial del agua, denominadas “organizaciones locales de agua” (OLA), que son grupos de personas que, con sus propios recursos y estructuras, obtienen, administran y distribuyen agua para consumo humano. Se tiene registro de 177 OLA en el estado.
Las OLA pueden ser comités, sistemas, juntas, patronatos o asociaciones, ya sean rurales, periurbanas o urbanas. Algunas son autónomas, mientras que otras reciben apoyo municipal. Su tamaño varía desde una persona hasta varias, incluyendo presidente, secretario, tesorero, vocales, valvulero y fontanero. Ocho de cada diez elige sus cargos cada tres años en asamblea, y el 70% trabaja honoríficamente, algunas tienen cuotas fijas entre $20 y $140 mensuales. Su cobertura varía desde 25 hasta 3,500 tomas. Estas organizaciones distribuyen el agua según la disponibilidad y por tandeo.
Aunque las OLA mantienen una cobertura importante, también enfrentan dificultades: cuando los sistemas son por bombeo, hay descomposturas técnicas que incrementan los gastos; en los sistemas por gravedad, pueden presentarse fugas e infraestructura deteriorada. Además de enfrentar problemas como la contaminación, sequías y baja recaudación, las OLA también sobrellevan la apatía de la población, y en algunos casos, un trato desfavorable por parte de ésta.
Es clave entender la gestión del agua en zonas sin cobertura municipal, donde las OLA juegan un papel fundamental. Para más información, consulte el Sistema de Información de Organizaciones Locales del Agua del IMTA.

Fotografías: Oficinas de sistemas comunitarios del agua en Morelos
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Instituto Mexicano de Tecnología del Agua. ↑
Otras formas de acción colectiva por la defensa del agua
Jade Latargère[1]
Las luchas por la defensa del agua en Morelos ya no están centradas únicamente en la acción protestataria. Se ha dado mucha atención mediática al plantón que realizaron los ejidatarios de Ayala para evitar la construcción del acueducto que debía llevar las aguas residuales de Cuautla hasta la termoeléctrica de Huexca y proteger su derecho al agua del río Cuautla. No obstante, existen otros grupos que también trabajan a diario por el rescate y la conservación de esta corriente: la Coalición Ambiental y Cultural; el colectivo naturalista Yólotl; y el grupo Pajareros Urbanos de Cuautla.

Dichos colectivos ciudadanos no realizan acciones de protesta para demandar soluciones al gobierno. Se enfocan en hacer, conocer, gestar soluciones desde abajo: inventarían las especies de aves que habitan de manera temporal y permanente el río; monitorean la calidad de sus aguas; realizan eco-rutas para que los vecinos conozcan y se (re)apropien este cuerpo de agua; organizan talleres de capacitación; impulsan proyectos piloto de transición como la construcción de jardines polinizadores. Aunque estas actividades raramente atraen a más de 30 personas, contribuyen a la protección del río, reforzando la presencia y vigilancia ciudadana en el espacio ribereño, produciendo información para su adecuado manejo, creando nuevos vínculos materiales y afectivos entre la población y la corriente.
Urge que se reconozca el papel que desempeñan estas nuevas formas de acción colectiva en la defensa del agua en Morelos.
Ecoruta en el río Cuautla. Crédito de la fotografía: Hugo Royer
Monitoreo de calidad del agua en el río Cuautla. Crédito de la fotografía: Mahe Elipe
Proyecto de ciencia ciudadana para inventariar las especies vegetales que crecen en las riberas del río Cuautla (abril 2024). Crédito de la fotografía: Jade Latargère
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Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Unidad Regional Ciudad de México ↑
Captación y distribución del agua para la actividad campesina
Fleur Gouttefanjat[1]
El estado de Morelos tiene una importante tradición y vocación agrícola, la cual se expresó de manera contundente en los eventos que constituyeron la Revolución Mexicana. Hoy, la actividad agrícola del estado se ve amenazada por distintos peligros. Entre ellos, la falta de agua constituye un problema apremiante que pone en riesgo la perennidad de dicha actividad económica, en particular en contextos de cambios en el régimen de lluvias, como pudo observarse en los años previos.
En efecto, según el Censo Agropecuario de 2022 del INEGI, de las 62,864 las unidades productivas agropecuarias del estado, un 64.4% son de temporal y no tienen acceso a sistemas de riego. A su vez, estas unidades productivas de temporal cubren una superficie total de 118,573 hectáreas, lo que representa un 67% de la superficie agrícola total de la entidad federativa. Estos datos permiten constatar que, sin lluvias, más de la mitad de las unidades agropecuarias y de las tierras agrícolas del estado podrían encontrarse ante serias dificultades.
Ante este panorama, es importante valorar con seriedad los beneficios que podría traer un proyecto como el de la Contraloría Social del Agua. También lo es considerar los aportes de nuevas obras de riego pequeñas y medianas respetuosas del ambiente y de la vocación productiva del estado. Aunado a estos esfuerzos por promover una mejor distribución del agua, es clave diseñar estrategias para una mayor captación de agua.
Para ello, es imprescindible reflexionar acerca de cómo se podrían implementar procesos de restauración de la cobertura vegetal del estado; así como capacitar a pequeños y medianos campesinos para que puedan adoptar tecnologías de retención del agua: diseño de microcuencas, terrazas, tinas ciegas, etc. Para ello, programas como Sembrando Vida o Producción para el Bienestar, mediante sus Escuelas Campesinas, tienen seguramente un papel importante que desempeñar.
Agricultura de temporal y distritos de riego en los núcleos agrarios de Morelos.
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Universidad Nacional Autónoma de México ↑
Morelos: el agua se defiende en el campo y la ciudad
Josemanuel Luna Nemecio[1]
En Morelos, la crisis hídrica es una preocupante realidad que impacta lastimando tanto a comunidades rurales como urbanas. La gravísima sobreexplotación de acuíferos, la incuantificable contaminación hídrica y la irresponsable expansión desmedida de proyectos inmobiliarios y energéticos ponen en suspenso el derecho al agua de los morelenses.
Pese a la latencia de este riesgo hídrico en el estado de Morelos la organización de la población ha sido un actor clave en la resistencia frente a proyectos urbanos. Por ejemplo: la lucha popular en la colonia Manantiales en contra de la construcción de la gasolinera Milenium 3000 sobre uno de los principales acuíferos de la entidad. Otro ejemplo, es la defensa de habitantes de Ayala de los ríos, manantiales acuiferos y formas de vida frente a la amenaza ambiental de la Termoeléctrica de Huexca.
Frente a este escenario es importante recalcar que la soberanía hídrica se construye con organización, conciencia y lucha. Es urgente impulsar y fortalecer procesos de organización social como son las contralorías sociales del agua, que permiten a la ciudadanía vigilar e incidir activamente en la gestión democrática del recurso. Estas formas pueden servir como escalón estratégico para la construcción de un autogobierno comunitario del agua; es decir, forman parte de una estrategia de mayor alcance que apunte hacia la construcción de un sujeto histórico colectivo capaz de defender el agua como bien común, tanto en el campo como en la ciudad.
Foto: Mural realizado por vecinos de la Colonia Manantiales, Cuautla en contra de la Gasolinera Millenium 3000.
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Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa ↑
Seguridad hídrica en la Megalópolis: Bosque de Agua y una sola Ley General de Aguas con Derechos Humanos
Úrsula Oswald-Spring[1]
Vivimos en una crisis hídrica profunda en la Megalópolis del centro de México, donde 32 millones de habitantes corremos el riesgo de quedarnos sin agua para 2028, según el Instituto Mundial de Recursos. A diario, desperdiciamos recursos económicos y ambientales al bombear cantidades enormes de agua desde el sistema Lerma-Cutzamala y desde casi mil pozos profundos, lo que provoca, además, el hundimiento de hasta 40 centímetros al año del suelo de la ciudad y la ruptura de tuberías que contaminan nuestra agua potable.
Cada día, 42 metros cúbicos por segundo de aguas industriales tóxicas mezcladas con residuales y pluviales contaminan nuestras tierras y cuerpos de agua, generando costos millonarios en energía eléctrica y contaminación atmosférica. Paradójicamente, mientras esto ocurre, compramos agua embotellada por desconfianza hacia el líquido que llega a nuestras casas, haciendo de algo esencial un negocio privado.
Sin embargo, tenemos una alternativa viable al alcance: la conservación del Bosque de Agua que rodea nuestra región. Proteger estas 807 mil hectáreas podría aportar hasta ocho veces más agua que las presas y ríos actuales, asegurando agua limpia y gratuita para todos. Necesitamos una nueva Ley General de Aguas, participativa y centrada en derechos humanos, que promueva captación pluvial, tratamiento local y sostenible, y recuperación ambiental. Es hora de que la política hídrica defienda nuestro derecho humano al agua, asegurando salud y calidad de vida para todos y todas.
Ubicación del Bosque de Agua. Créditos: Jaramillo(2024)
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Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias-UNAM. ↑
Movimientos sociales y comunitarios en defensa del agua en México
Esmeralda Pliego Alvarado[1]
La falta de acceso al agua es una clara manifestación de las desigualdades estructurales que aquejan a México. A lo largo de los años, han surgido movimientos sociales y comunitarios en distintas regiones del país frente a la sobreexplotación de los acuíferos, la transformación y contaminación de ríos y lagos, y las concesiones de agua que favorecen a empresas transnacionales sobre las necesidades de las comunidades locales.
En el norte del país se ha agudizado el modelo de desarrollo extractivista que favorece a la minería y la agricultura extensiva. En el centro, el trasvase de agua y la contaminación que ha provocado afectaciones en la salud y devastación de los ecosistemas. En el sureste, los conflictos por el agua se han profundizado en las comunidades indígenas –que han sido históricamente desplazadas y despojadas de los bienes naturales— para proyectos de infraestructura como: la construcción de presas, embalses y el aprovechamiento de empresas.
Los movimientos en defensa del agua han jugado un papel crucial no solo en la resistencia a estos proyectos, sino también en la denuncia de la alianza del gobierno con las grandes corporaciones que persiguen el control del agua para usos industriales y comerciales, en detrimento de las necesidades de los habitantes y su cultura. Además, luchan por la creación de un modelo de gestión que sea justo, equitativo, una resistencia al modelo neoliberal que ha mercantilizado lo que debería ser un derecho universal.
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Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Lerma ↑
Tecámac y sus Sistemas Comunitarios de Agua Potable
Rosalinda Castro Maravilla[1]
Tecámac es un municipio conurbado e integrado en la cuenca del Valle de México. Cuenta con una superficie de 153.405 km2, lo que representa el 0.682% del territorio del Estado de México, y forma parte de los municipios que integran el Valle de México. Se localiza en la parte nororiente de la capital del Estado de México y se ubica al norte de la Ciudad de México.
Está constituido por 12 pueblos originarios: San Juan Pueblo Nuevo, San Lucas Xolox, Los Reyes Acozac, San Jerónimo Xonacahuacan, San Pedro Pozohuacán, Tecámac de Felipe Villanueva, San Pablo Tecalco, Santa María Ozumbilla, Santa María Ajoloapan, Santo Domingo Ajoloapan, San Pedro Atzompa y San Francisco Cuatliquixca.
Desde hace décadas estas comunidades construyeron sus pozos de agua potable con la colaboración de los miembros de sus comunidades y ellos los han administrado, pero no todos han logrado permanecer y terminaron cediendo su gestión al ayuntamiento municipal: Santa María Ajoloapan, Santo Domingo Ajoloapan, San Pedro Atzompa y San Francisco Cuatliquixca.
Los que aún administran sus pozos han sido objeto de amenazas, violencia e intentos de soborno por parte de las autoridades municipales para que cedan su gestión al ayuntamiento, no obstante, los dirigentes comunitarios han logrado protegerlos y evitar que las autoridades del ayuntamiento los municipalicen.
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Investigadora Posdoctoral UAEMex-SECIHTI ↑
Lectura Recomendada
Te invitamos a sumergirte en el conocimiento a través de libros que abordan temas ambientales claves. Cada recomendación está pensada para inspirarte, informarte y generar conciencia sobre la naturaleza y los desafíos ecológicos que enfrentamos en el estado de Morelos y en todo el país.
En esta ocasión te invitamos a que conozcas el libro Sustentabilidad y economía política del agua en Morelos: Relaciones de poder, problemas e inconsistencias en la contabilidad hídrica oficial por parte del Estado mexicano, el cual fue escrito por Josemanuel Luna Nemecio y Editado por Religación Press.
El libro aborda cómo es que la subordinación de la política ambiental global a los Objetivos del Desarrollo Sostenible presentes en la Agenda 2030, ha producido diversas transfiguraciones epistemológicas y sesgos teórico-metodológicos que dificulta hacer estudios críticos sobre los recursos hídricos.
Ante este problema, este libro busca salirse de la perspectiva edulcorada de la crisis ambiental presente en el discurso dominante del desarrollo sostenible; por lo que se parte de la crítica de la economía política y de una perspectiva contrahegemónica de la sustentabilidad para reconocer que la política hídrica implementada en México durante el neoliberalismo ha provocado una complicación de la economía y política del agua en el estado de Morelos.
En este libro se encuentra una reconstrucción del complejo rompecabezas que representa las relaciones de poder entre los actores que participan en el proceso de gestión, administración y manejo de los recursos hídricos en el estado de Morelos. Además, se expone las implicancias que tiene el sesgo en la contabilidad oficial sobre la disponibilidad hídrica llevada a cabo por el Estado mexicano durante el neoliberalismo.
Lo anterior permite reconocer, en primer lugar, los intereses presentes en la relación de individuos, comunidades, instituciones, grupos sociales que tienen derechos y responsabilidades en torno a la gestión hídrica en Morelos. Y, en segundo lugar, permite reconocer una realidad que es ilustrativa tanto de la totalidad del territorio mexicano, así como de toda América Latina; pues a lo largo y ancho de estos territorios se han vivido despojos y saqueos por parte del desarrollo del capitalismo contemporáneo.
Para consultar y descargar gratis el libro, puedes ingresar a la siguiente dirección electrónica:
https://press.religacion.com/index.php/press/catalog/book/1