

“Zapata no es solo de Morelos…, es de México y del mundo, porque ha trascendido, en su tiempo, encabezando al Ejército Libertador del Sur, logró que sus ideas permearan las estructuras sociales de los estados circunvecinos…”, así como el reconocimiento en diversos países, recordó en su intervención el cronista y escritor, Jesús Zavaleta Castro, en la conmemoración organizada por el Ayuntamiento de Jojutla a los 106 años del asesinato del líder revolucionario.
Recordó que en la misma Plaza de la Soberana Convención Revolucionaria, en el centro de Jojutla, donde se realizó el evento conmemorativo del distinguido líder agrario, el 18 de abril de 1916, se firmó y publicó el “Programa de Reformas Político Sociales” de la “Soberana Convención Revolucionaria”, aquel órgano que buscó integrar el ideario de todas las fuerzas y corrientes revolucionarias, “y aquí fue, en Jojutla, donde ese documento que reivindicaba los derechos de las mujeres y de los niños… de los municipios… laborales y del campo”, se llevó a efecto.

Jesús Zavaleta, expresó en su mensaje, que recordar a Zapata en el día de su muerte, nos obliga también a recordar que sus principios siguen vigentes, “en un campo abandonado, falto de tecnología, de financiamiento. Olvidado no solo de autoridades, sino de la sociedad… porque mientras estamos aquí conmemorando a Zapata, hay campesinos que están trabajando su tierra, arrancándoles a la tierra con su sudor y con su esfuerzo, los alimentos que nos dan sustento”.
De la misma forma, recordó que el escritor, Jesús Sotelo Inclán, se hace una pregunta: “¿quién fue Emiliano Zapata…?”, lo que responde primero en las dos vertientes que confluyeron y se confrontaron en torno a lo que el personaje representó en su momento, “por una parte, el Atila del Sur, como fue denominado por sus adversarios, por sus críticos, por la prensa de la ciudad de México. Por otro, el Apóstol del Agrarismo, como lo designaron sus apologistas, sus seguidores, quienes heredaron su principio de defensa de la justicia y de la ley”.
Zavaleta, como en otras ocasiones, insistió en que para entender a un personaje debe ser bajado de su pedestal y en su naturaleza humana encontrar la esencia cabal del héroe, del hombre o mujer, que tuvieron una diferencia con sus contemporáneos y tomaron una decisión en el momento preciso y que en torno a Zapata hay que penetrar a sus raíces, como lo propone el mismo Sotelo Inclán, quien halló a un personaje complejo, diverso, resultado no solo de una decisión personal, sino de un largo proceso de defensa de los derechos de los pueblos de la región oriente, sobre sus tierras, sus aguas y sus montes.
Sobre su muerte, recordó lo artero que fue, pero que también se dio como resultado del agotamiento del proceso revolucionario de las fuerzas surianas del Ejército Libertador del Sur, mismo que había perdido a sus más importantes hombres y estaba sometido a los embates de las fuerzas federales.

Zavaleta Castro, también recordó la traición que hiciera a Francisco I. Madero al Ejército Libertador del Sur, “no cumplió los compromisos del Plan de San Luís, despreció a los revolucionarios surianos, se alió con los hacendados…”, sin embargo, por la respuesta zapatista fue considerado Emiliano como el intransigente de la Revolución…, el mayor rebelde revolucionario de todo el proceso social de 1910 y hoy que lo recordamos “debemos entender… como las ideas del Ejército Libertador del Sur… se diseminaron por todo el país”.
De su lado, Diana Jimena Castillo Espín, alumna de la Universidad Tecnológica Emiliano Zapata, hizo un llamado a defender los principios zapatistas, a que luchemos cada uno desde nuestras trincheras siguiendo siempre su ejemplo, “que, para trascender en la vida, se debe de ser congruente con lo que se piensa, con lo que se dice, con lo que se hace…”
El edil, Alan Francisco Martínez García, pidió a los campesinos que de manera conjunta se siga dando dignidad al campo, para que las nuevas generaciones entiendan que es muy digno, valioso y necesario “poder mantener nuestras tierras funcionando”. Además, reflexionó en la necesidad de que cada uno de los mexicanos ponga su granito de arena para la mejor construcción de una sociedad, “…más justa para el campo, para los pobres, para las mujeres, para los niños, para todos los que podamos integrar un mejor municipio”.
