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Arrebatar la palabra “m”, ajarla, ponerla en el discurso es peligroso. Los medios y las conciencias nos observan ante la inconsciencia del poder. Aproximadamente a las 8:50 del 1 de octubre en el tramo carretero de Villa Comaltitlán-Huixtla en el Estado de Chiapas ocurrió un tiroteo que le arrebató la vida a 6 migrantes, los disparos fueron accionados por agentes de la Guardia Nacional, dos fueron separados de sus funciones al matar a seis personas, herir a otras 12 de un grupo de 33 migrantes de nacionalidades, egipcia, nepalí, cubana, hindú, pakistaní y árabe [entre otras] (Santos Cid, 2024). La permanencia del discurso trafiquista, la negación de “la palabra m” en la migración, la vulnerabilidad estructural y sistémica son objeto de mi análisis.

El 1 de octubre de 2024 Claudia Sheinbaum tomó protesta como presidenta. El 2 de octubre de 2024 se conmemoraron los 56 años de la matanza de Tlatelolco. Entre ambos momentos la Guardia Nacional, brazo armado del Instituto Nacional de Migración, atacó una camioneta llena de migrantes. Tradición del México de siempre. La matanza de Chinos en Torreón de 1911, los 72 migrantes en San Fernando de 2010, los 40 en un albergue en Ciudad Juárez en 2023 son hechos que forman parte de la historia de los migrantes en México. Pasan de ser “hechos aislados” a la realidad del México xenófobo, racista y aporofóbico. Ahora también, militarizado.

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“El ejército está construido e instruido para matar. Su misión es la guerra.” Son las palabras que resuenen entre los pasillos. “¿Cómo se atreven a llamarle militarización?” cuestionan en respuesta. El único resultado: muerte. Por eso hablar de militarización es “la palabra m” de la migración. Enunciar los dispositivos, los mecanismos, es una forma de denunciar la existencia del poder corrupto. Ese ejercicio del poder violento, vulnerabilizador al punto de la muerte, en México se transforma en impunidad. De manera dialéctica Jorge A. Bustamante construye una idea de porqué cuando se habla de derechos humanos nadie sale afectado. Por una parte, el Estado mexicano le brinda derechos a su idea de nacional. Por otra parte, adopta un catálogo de tratados que pretenden darle derechos a toda la humanidad. Ruptura, quiebre, síntesis que culmina en impunidad, el Estado-nación pareciera no estar construido y articulado para brindarle derechos a todo el mundo desde su reflexión. Vulnerabilidad estructural.

La discusión debe ser más que política entre izquierdas y derechas, más allá de crítica al régimen actual o a los nacionalismos insertados. La discusión debe ser histórica. Felipe Calderón construyó un enemigo ideológico existente, la guerra contra el narco detonó una serie de violencias que no han podido ser acabadas. Otra herida abierta e impune, aunque ya tenga sentencia García Luna. La militarización de la migración y su securitización son el eje de la política migratoria, la contención por pedido o externalizada y desterritorializada son los mandatos. El México actual coloca a disposición del Imperio sus pocos o muchos dispositivos de contención. Envían mensajes a los migrantes: “no cruces por aquí”. Envían mensajes al Imperio: “si pagas: podemos contener, asesinar y acribillar migrantes, somos un espacio de excepción”.

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La discusión no debe girar en torno a si México ha colocado a la migración bajo el régimen de la “palabra m” o no. Hay síntomas de integración profunda entre el México y el Estados Unidos históricos ¿La alienación de la política migratoria o la unidireccionalidad por parte de una región son un síntoma del proceso? El Estado mexicano inhumano adopta estrategias como el “discurso trafiquista” (Yahya,2020) para justificar que la Guardia Nacional disparó primero al “escuchar disparos”, la indiferencia institucional, de la Organización Civil, de las Agencias Gubernamentales y de la sociedad mexicana es amplia. No son sólo números: los 72, los 10, los 6 migrantes, son vidas. Ante la debacle climática y los procesos de despojo de la tierra: la mayoría estamos más cerca de ser migrantes que de ser banqueros.

Que el mismo día que se toma protesta como presidenta se cometan actos de asesinato estatal no es una casualidad. Son efectos de la política migratoria de un gobierno que prometió “abrazos, no balazos”, de un Calderón que marcó la vida de esta nación, de una estructura estatocéntrica que pone al centro la inversión extranjera por sobre la vida humana y su política exterior. La migración será uno de los grandes retos de este siglo, los desplazamientos forzados y los distintos tipos de movilidad están en la mirilla de un fusil.

*Momoxca, internacionalista, escritor y migrantólogo.

Víctor Villarreal Cabello