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Sobre jóvenes y delincuencia

Héctor H. Hernández Bringas*

El 23 de mayo del presente, el presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que “Ya estamos notando que, en las bandas de la delincuencia, en las detenciones cada vez hay menos jóvenes y es bueno”. Dijo que esto se ha logrado gracias al apoyo de toda la familia, los papás, los abuelos y porque los jóvenes están recibiendo apoyos. Es decir, tienen garantizado el estudio, el derecho al trabajo, “ese es el camino, no solo medidas coercitivas”. También afirmó que lo más importante es atender las causas que originan la violencia, que haya oportunidades de estudio, trabajo, que el ingreso alcance, pero sobre todo reforzar los valores, el amor en la familia.

Sin embrago, como suele ocurrir, ello no se sustenta en datosduros, sino en los “otros datos” de un “ya hemos notado…”. Percepción, o argumento propagandístico. 

Tomemos el grupo de edad de 18 a 29 años, que es el rango de edad que considera el programa de “jóvenes construyendo el futuro”. En el periodo que va de 2018 a 2021, la tasa de de homicidios de estos jóvenes si ha tenido una leve reducción (del 4 por ciento) al pasar de 47 a 45 por cien mil. Sin embrago, esto no es para festejar. Si los jóvenes de México fueran un país, sería el de la mas alta tasa de homicidios del mundo. Solo debajo de Jamaica, pero por encima de Sudáfrica y Honduras (según datos del Banco Mundial). En los últimos 4 años mueren asesinados 33 jóvenes entre 18 y 29 años. En el último año disponible (2021), el promedio bajo a 31 asesinatos diarios. ¿realmente con ello es posible hacer un balance de la efectividad de los programas sociales?

Por otra parte, la edad de 18 a 29 años también es en la que preferentemente los jóvenes deberían estar enrolados en los estudios universitarios. Sobre ello, nos dice el presidente,que los jóvenes tienen garantizados sus estudios. Pero de acuerdo con datos de la ANUIES, entre 2018 y 2021 la matricula en el nivel superior se redujo de 5 millones a 4.7 millones de jóvenes inscritos en la educación superior (6 por ciento menos de alumnos), de manera tal que la cobertura en ese rango de edad pasó del 19.3 al 18.1 por ciento, si se pondera la matricula por la población total de 18 a 29 años.  Por citar un dato cercano, la UNAM, institución de educación superior de mayor demanda, sólo acepta al 10 por ciento de los que concursan por un lugar en la licenciatura. Con estos datos debemos preguntarnos: ¿realmente los jóvenes en México tienen garantizados los estudios? 

El programa “jóvenes construyendo el futuro” según se puede leer en documentos oficiales, se propone:

“Brindar, durante 12 meses, capacitación gratuita en empresas y centros de trabajo a jóvenes de entre 18 y 29 años que no estén estudiando o no cuenten con un trabajo, en aras de desarrollar sus habilidades y capacidades y así colaborar en su inserción al mundo laboral, garantizando su derecho al trabajo”.

Este programa otorga a los jóvenes apoyo económico mensual equivalente a un salario mínimo sólo durante un año. Entre 2019 y 2021 benefició a 2.1 millones de jóvenes otorgándoles un recurso diario de 122 pesos en promedio, cantidad que cubriría la canasta básica de dos personas. Y no mas que eso. Este programa otorga trabajo temporal y con ingreso precario.

La relación entre empleo y delincuencia no ha resultado evidente. Se ha observado que el desempleo juvenil no es particularmente elevado en México en relación con la situación mundial. En América Latina, las tasas de homicidio altas y bajas se dan indistintamente de los niveles de empleo juvenil. Algunos autores han documentado cómo el hecho de tener empleo no inhibe la posibilidad de cometer actos delictivos. La delincuencia y el trabajo legal no son opciones mutuamente excluyentes. más que el desempleo, la calidad del empleo puede ser un factor influyente en la realización de actividades delictivas. Recordemos que en México el empleo informal, que casi en su totalidad es precario, alcanza el 60 por ciento y es particularmente grande entre jóvenes.

Por el contrario, la educación y la escolaridad, que como vimos tienen baja cobertura entre jóvenes, si puede ser un factor que haga un cambio para reducir los riesgos de violencia. 

*Investigador del CRIM de la UNAM en Cuernavaca

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