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Temporada de ciclones

 

Por fin arrancó la temporada de ciclones en México. Después de un tan pronunciado periodo de sequía, ha resultado esperanzador el pronóstico de que este año la temporada de lluvias superará al promedio histórico. Se esperan de 35 a 41 ciclones de junio a noviembre de este año, más de la mitad por el océano Atlántico.

La temporada de ciclones tropicales, aunque puede traer consigo desafíos y riesgos significativos, también trae muchos beneficios. Por ejemplo, permite la recarga las presas, acuíferos y otras reservas de agua. Esto es crucial para la agricultura, el consumo humano y todas las actividades económicas porque dependen del suministro de agua. Tan solo “Alberto”, el primer ciclón de la temporada permitió que las presas del norte del país recargaran poco más del 30% de su capacidad total en promedio.

Los ciclones permiten el alivio, aunque sea temporal, de la sequía y de las temperaturas cálidas extremas. Las áreas impactadas por el ciclón Alberto estaban experimentando una prolongada sequía previa, pero las lluvias intensas proporcionaron un alivio temporal a esas condiciones de sequía severa. Su aire fresco y húmedo permitió, por otra parte, reducir temporalmente las temperaturas y aliviar el calor extremo que estábamos padeciendo en esa zona.

Por si esto fuera poco, los ciclones traen consigo también beneficios ambientales. Las lluvias transportan nutrientes desde el mar hacia los suelos y ecosistemas terrestres, proporcionando una fertilización natural que promueve el crecimiento de vegetación y cultivos. Los ciclones tropicales también pueden mezclar capas superficiales y profundas del océano, lo que beneficia la biodiversidad marina al transportar nutrientes y oxígeno, mejorando las condiciones para la vida marina.

De acuerdo con los pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional dependiente de la CONAGUA, las intensas lluvias que se esperan para este año se deben a la transición del fenómeno de El Niño a La Niña. Este es un fenómeno climático natural y cíclico que ocurre en el Océano Pacífico ecuatorial y tiene impactos significativos en el clima global, incluyendo México.

El Fenómeno de El Niño se caracteriza por temperaturas del mar más cálidas de lo normal en el Pacífico ecuatorial central y oriental. Esto provoca una alteración en las precipitaciones alrededor del mundo. En México, durante un evento de El Niño, se observan patrones climáticos como temperaturas muy altas y sequías pronunciadas.

El Fenómeno de La Niña, por el contrario, se caracteriza por temperaturas del mar más frías de lo normal en el Pacífico ecuatorial central y oriental. En México, durante un evento de La Niña, se observan patrones climáticos como aumento en las lluvias principalmente en el sur y sureste del país. Lo cual puede traer consigo inundaciones en esa zona y en diversas partes del país donde se presenten lluvias torrenciales. También trae consigo temperaturas más bajas durante el invierno.

La transición del fenómeno de El Niño a La Niña (o viceversa) es un proceso gradual que puede durar varios meses. Durante esta transición, se pueden experimentar condiciones climáticas extremas mientras el sistema climático se ajusta a las nuevas condiciones de temperatura del mar. Según el pronóstico, en este mes de junio se dará el proceso de transición y durante los meses de julio, agosto y septiembre se esperan precipitaciones por encima del promedio histórico.

Para México, es importante monitorear estos cambios porque afectan la agricultura, la disponibilidad de agua, la gestión de desastres relacionados con huracanes y tormentas tropicales, y la planificación de políticas de seguridad alimentaria y gestión de recursos hídricos.

Las autoridades mexicanas, como el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) que ya he mencionado, proporcionan monitoreo constante y pronósticos relacionados con estos fenómenos para ayudar a la población a prepararse y adaptarse a las condiciones climáticas cambiantes. Hay que estar atentos.

*Profesor, consultor y gerente general de AQUATOR