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Ciudades esponja: una solución a las inundaciones urbanas.

 

¿Le ha pasado querido lector que circulando por la ciudad le toque una lluvia (a veces ni siquiera tan intensa) y que de repente se encuentre con tramos colapsados por enormes encharcamientos? ¿o que tenga de circular o atravesar por calles que arrastran una enorme cantidad de agua? ¿No le impresiona, y a veces hasta atemoriza pasar por esos tramos? Puede llegar a ser muy peligroso. Por favor no lo haga. Mejor espere en un lugar seguro, es mejor llegar una hora más tarde.

Una vez que se ha establecido formalmente la temporada de lluvias es común, en muchas ciudades del país, que nuestras calles se conviertan por momentos en ríos urbanos, porque a través de ellas fluyen (o se encharcan) las precipitaciones del momento.

Estas inundaciones urbanas producen diversos impactos y afectaciones a la vida cotidiana, a la economía, a la infraestructura, a la salud, etc. Producen por ejemplo pérdidas económicas debido a la interrupción de negocios y servicios, y a los costos de reparación y recuperación por la pérdida de bienes personales o empresariales (autos, por ejemplo). Daños a la infraestructura por los impactos en calles, carreteras, puentes y otras infraestructuras que afectan la vida cotidiana y la economía local.

También producen riesgos para la salud pública, por ejemplo, por los encharcamientos de agua proveniente del drenaje, agua contaminada que puede propagar enfermedades. En otras ocasiones se requiere ordenar evacuaciones y desplazamientos temporales de habitantes debido a condiciones inseguras. Y también tienen impactos ambientales por la erosión del suelo y la contaminación de cuerpos de agua con la basura que recoge o arrastra de las calles.

Las «ciudades esponja» son un concepto de planificación urbana y gestión del agua diseñado para abordar problemas de inundaciones y mejorar la sostenibilidad del entorno urbano. Este enfoque se centra en aumentar la capacidad de las áreas urbanas para absorber, almacenar y reutilizar el agua de lluvia de manera natural, similar a cómo lo hace una esponja.

China ha sido pionera en el concepto y ha implementado el programa “Ciudades esponja» en varias metrópolis para abordar sus graves problemas de inundaciones y mejorar la gestión del agua. Singapur ha desarrollado sistemas de drenaje sostenible y numerosos parques y reservas naturales que actúan como esponjas. Y los Países Bajos, conocidos por su manejo del agua, han implementado diversas estrategias para integrar el agua en el paisaje urbano, como plazas inundables y canales urbanos.

El elemento central es la construcción de Infraestructuras Verdes: Parques y espacios públicos que incluyan vegetación nativa para absorber el agua de lluvia y reducir el escurrimiento, áreas jardinadas diseñadas para capturar y filtrar el agua de lluvia, permitiendo su infiltración en el suelo. Techos Verdes, cubiertos de vegetación que retienen el agua de lluvia, reduciendo el escurrimiento y proporcionando aislamiento térmico. Y Muros Verdes, paredes recubiertas de plantas que ayudan a absorber el agua y reducir el efecto de isla de calor urbano.

Otro elemento son los Sistemas de Infiltración Sostenible: Pavimentos permeables que permiten el paso del agua hacia el suelo, reduciendo la cantidad de escurrimiento superficial. Zonas de Infiltración donde el agua puede infiltrarse y recargar los acuíferos. Y Sistemas de Bioretención, es decir, sistemas que retienen y tratan el agua de lluvia, eliminando contaminantes y reduciendo la velocidad del flujo de agua.

El tercer elemento es la construcción de sistemas de Recolección, Almacenamiento y Reutilización del agua: Cisternas y tanques para recoger y almacenar el agua de lluvia para su uso en riego, limpieza, recreación y otros fines no potables.

Las ciudades esponja representan una solución innovadora y sostenible para gestionar el agua urbana y crear entornos más resilientes y habitables. Reducen inundaciones al aumentar la capacidad de absorción del suelo y gestionar el agua de manera más eficiente. Recargan los acuíferos al permitir una mayor infiltración. Mejoran la calidad del agua mediante la filtración natural y biológica de contaminantes. Mitigan el calor urbano porque las áreas verdes y el agua ayudan a reducir las temperaturas en las ciudades. Y hasta sirven para crear espacios recreativos para la comunidad, mejorando la calidad de vida urbana. México necesita de este tipo de políticas públicas.

*Profesor, consultor y gerente general de AQUATOR