De la sequía a las lluvias… y ahora los frentes fríos
La cambiante dinámica del tiempo en México en este 2024 ha sido un claro ejemplo de nuestra vulnerabilidad climática. De la sequía extrema pasamos a las lluvias intensas, y ahora el cambio de temporada trae consigo los frentes fríos. La interacción de estos fenómenos revela el complejo desafío que representa el clima para el país, especialmente en este contexto de cambio climático. No sólo afecta la vida cotidiana de los mexicanos, sino también la estabilidad de nuestros recursos naturales, la economía y la salud pública.
La sequía en México ha sido un fenómeno recurrente pero, en los últimos años, fue uno de los más severos de la historia. Durante los primeros meses de 2024, amplias regiones del país, particularmente el norte y el centro, sufrían todavía una prolongada sequía, con temperaturas elevadas y la escasez de agua en ríos y presas que se reflejó en los menores niveles de la historia. Esto no sólo afectó el consumo de agua para uso doméstico, sino también el suministro agrícola e industrial, generando pérdidas significativas, especialmente en el sector agrícola que es uno de los pilares económicos de México.
Con la llegada del verano, las lluvias trajeron un alivio temporal para las regiones más afectadas por la sequía. Así, el nivel promedio de llenado de las 210 principales presas de México, que en conjunto tienen la capacidad de almacenar 92 % del agua de los embalses del país, ha alcanzado el 63 %, según los informes de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA). Esto es muy positivo después del periodo de sequía que pasamos, pero todavía estamos un 13% por debajo del promedio histórico de llenado de las presas a esta fecha. Y además, este patrón de precipitaciones errático ha sido extremo en ciertas áreas, provocando inundaciones repentinas, desbordamientos de ríos y daños a la infraestructura.
La transición hacia los meses de otoño e invierno trae consigo los frentes fríos, un fenómeno común que en 2024 podría tener consecuencias agravadas por los efectos de una temporada de lluvias intensas. Estos frentes fríos afectan principalmente a las zonas montañosas y a las poblaciones más pobres del país, que no cuentan con recursos para enfrentar las temperaturas extremas. La combinación de la humedad residual de las lluvias y el frío va a incrementar las enfermedades respiratorias, además de afectar los cultivos que aún se encuentran en proceso de recuperación tras las lluvias. Según el pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional, se esperan 48 frentes fríos durante la presente temporada.
Las condiciones que van de la sequía a las lluvias intensas y luego a los frentes fríos, exigen medidas a corto, mediano y largo plazo. En el corto plazo, se requiere de una mejor gestión de emergencias ante desastres climáticos. A mediano plazo, el desarrollo de infraestructura hídrica adaptable, capaz de mitigar los efectos de la sequía y las lluvias intensas. Las recientes condiciones han puesto de manifiesto la necesidad de una infraestructura adecuada para gestionar tanto el exceso como la escasez de agua. La importancia de los sistemas de captación y almacenamiento se vuelve crucial en una nación tan expuesta a fluctuaciones climáticas. A largo plazo, las políticas públicas deben enfocarse en mitigar el cambio climático mediante la reducción de emisiones y el fortalecimiento de la resiliencia climática, sobre todo en las comunidades más expuestas.
En conclusión, la transición climática que México enfrenta en 2024 es un recordatorio de la interdependencia entre sus diversos climas y la necesidad de adaptarse y prepararse ante el cambio climático. Desde la escasez de agua hasta las lluvias intensas y el inminente frío, la realidad climática exige un enfoque integral que contemple tanto la protección de recursos como la inversión en infraestructura resiliente. El futuro de México, en un contexto de crisis climática, dependerá de la capacidad de sus comunidades y gobiernos para adaptarse y responder eficazmente a esta cambiante y desafiante realidad ambiental.
*Profesor, consultor y gerente general de AQUATOR