Tragedia en Valencia
Las imágenes que han dado la vuelta al mundo son impactantes. Valencia ha sufrido recientemente una catástrofe debido a una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), que provocó lluvias torrenciales e inundaciones devastadoras. Hasta la fecha, se han confirmado 217 muertos, 213 de ellos en la provincia de Valencia, convirtiendo este desastre en uno de los más graves en la historia de España.
Una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) es un fenómeno meteorológico caracterizado por la formación de una masa de aire frío que se desplaza en las capas altas de la atmósfera, quedando aislada del flujo principal de vientos. Este sistema frío contrasta con el aire más cálido y húmedo en las capas inferiores, lo que provoca inestabilidad atmosférica.
La DANA es conocida por generar precipitaciones intensas y tormentas eléctricas, especialmente en regiones cercanas al Mediterráneo, donde la combinación de aire caliente y húmedo con la masa de aire frío puede desencadenar lluvias torrenciales en poco tiempo. El fenómeno es más común en otoño, cuando las aguas del mar todavía están cálidas, potenciando la evaporación y contribuyendo al desarrollo de nubes de tormenta intensas.
Las intensas precipitaciones causaron el desbordamiento de ríos y barrancas, afectando gravemente a diversos municipios. La infraestructura de la región también sufrió daños importantes, como carreteras y vías ferroviarias destruidas, lo que ha dificultado las labores de rescate y asistencia.
Desafortunadamente, tragedias como esta confirman las voces de alerta que se han venido lanzando respecto a los efectos del Cambio Climático. Los informes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no hacen sino confirmar que este fenómeno está intensificando las inundaciones a nivel global. La explicación parece simple, el aumento de las temperaturas provoca una mayor evaporación, lo que incrementa la humedad en la atmósfera y resulta en precipitaciones más intensas. El calentamiento global eleva el riesgo de inundaciones severas, especialmente en áreas costeras y regiones propensas a lluvias extremas.
Pero además, el derretimiento de glaciares y el aumento del nivel del mar, consecuencias directas del calentamiento global, agravan la vulnerabilidad de las zonas costeras a inundaciones. La ONU enfatiza la necesidad de implementar medidas de adaptación y mitigación para enfrentar estos desafíos y proteger a las comunidades afectadas o en riesgo.
En Valencia, la respuesta de las autoridades ha sido objeto de críticas por parte de la población afectada, quienes han expresado su descontento por la falta de ayuda inmediata y las demoras en las alertas de emergencia. Además, la situación se ha visto agravada por la difusión de noticias falsas y teorías de conspiración en redes sociales, lo que ha dificultado las labores de emergencia y ha generado confusión entre la población.
Lamentablemente, fenómenos como este se seguirán presentando y serán cada vez más frecuentes, por lo que las autoridades y la población debemos estar preparados para responder más rápidamente y mejor ante ellos. Desde luego que la construcción de infraestructura de protección es necesaria, pero no es suficiente. Se requiere la gestión de las partes altas de las cuencas con Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBS), el ordenamiento territorial, la regulación del uso del suelo y la zonificación de áreas de riesgo.
Pero quizá sea aún más urgente poner en marcha sistemas de monitoreo y alerta temprana efectivos, que permitan advertir a la población con el mayor tiempo posible y así permitir evacuaciones rápidas en caso de riesgo inminente. Es imperativo además trabajar intensamente en la educación y capacitación a la comunidad sobre los protocolos de emergencia. La población debe saber responder rápidamente a una alerta, y en casos en los que no pueda evacuar la zona, debe saber reaccionar para sobrevivir.
*Profesor, consultor y gerente general de AQUATOR / Facebook: JuanCarlosValenciaAGUA