El Plan Nacional Hídrico 2024-2030
El jueves pasado el Plan Nacional Hídrico 2024-2030 fue presentado por la presidenta de la república Claudia Sheinbaum, según explicó, este tiene como objetivos garantizar el acceso al agua como un derecho humano y reconocerla como un bien de la nación.
El plan se estructura en cuatro ejes fundamentales:
Política hídrica y soberanía nacional: Con el que se busca poner orden en las concesiones de agua, revisando y reorganizando los títulos para evitar su acaparamiento y sobreexplotación. En el plan se apuesta por la devolución voluntaria de volúmenes no utilizados y la creación de un Registro Nacional de Agua para mejorar su gestión.
Justicia y acceso al agua: Con este eje se busca priorizar el consumo humano, especialmente en comunidades vulnerables, aunque también se incluye aquí el impulso a la tecnificación de más de 200 mil hectáreas de riego para aumentar la eficiencia en el uso del agua en el sector agrícola.
Mitigación del impacto ambiental y adaptación al cambio climático: Este eje se enfoca en el saneamiento de tres de los ríos más contaminados del país: Lerma-Santiago, Atoyac y Tula, mediante la eliminación de descargas contaminantes, la construcción y operación de plantas de tratamiento y la creación de humedales.
Gestión integral y transparente: En este eje del plan se anuncia la reforma de la Ley de Aguas Nacionales y la creación de una nueva Ley General de Aguas, reconociendo el agua como un derecho humano y estableciendo mecanismos de gestión más eficientes y transparentes.
Además, el plan contempla la construcción de 16 proyectos de infraestructura hídrica en regiones con mayor estrés hídrico, incluyendo presas y acueductos, con una inversión estimada de 20,000 millones de pesos para 2025.
El plan se complementa con el Acuerdo Nacional por el Derecho Humano al Agua y la Sustentabilidad, una iniciativa del gobierno mexicano que se anunció sería firmado este lunes 25 de noviembre de 2024.
El acuerdo busca la colaboración entre diversos actores, incluyendo usuarios industriales, distritos y unidades de riego, instituciones académicas y de investigación, comunidades e instituciones de los distintos niveles de gobierno. Entre las acciones más destacadas de este acuerdo se encuentra la devolución voluntaria de volúmenes de agua no utilizados, con el fin de reincorporarlos a la disponibilidad nacional y priorizar el consumo humano.
Es a través de este gran acuerdo nacional que se contempla legitimar la revisión y ordenamiento de las concesiones de agua “para evitar su acaparamiento y sobreexplotación”, así como la creación de un Registro Nacional de Agua para mejorar su gestión y transparencia. Además de la reforma de la Ley de Aguas Nacionales y la creación de la nueva Ley General de Aguas.
Hay mucho que comentar al respecto, pero ya he agotado el espacio de esta columna, ahondaré en futuras entregas, por ahora solo diré que me parece un plan muy bien orientado hacia prioridades muy claras con las que se atenderán necesidades urgentes del sector agua, el qué hacer ya está dicho, el cómo y con qué es lo que hace falta. Atender esas prioridades exige personal, estudios, proyectos e inversiones cuantiosas, la reducción del 40% en el monto presupuestal respecto al año pasado parece no ser congruente con las necesidades planteadas en el programa. Los montos de inversión son muy inferiores a lo que se estima deberían de ser para poder atender todo lo planteado, la CONAGUA debe ser muy hábil para enfocar sus inversiones hacia el 20% de las causas que genera el 80% de los impactos.
*Profesor, consultor y gerente general de AQUATOR