

La entrega de agua de México a Estados Unidos: un conflicto latente
México y Estados Unidos mantienen compromisos binacionales en materia de agua a través del Tratado de 1944, el cual establece el reparto de las aguas de los ríos Tijuana, Colorado y Bravo. En este acuerdo, México se compromete a entregar a Estados Unidos un volumen mínimo de 1,850 millones de metros cúbicos de agua cada cinco años, provenientes del río Bravo. A cambio, Estados Unidos suministra a México un volumen anual desde el río Colorado. La administración de estos compromisos recae en la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), la cual coordina el cumplimiento técnico y diplomático del tratado.

Durante el actual ciclo quinquenal (2020–2025), México ha enfrentado dificultades para cumplir con sus entregas, debido a la sequía persistente, el estrés hídrico en las cuencas del norte del país y la alta demanda agrícola en estados como Chihuahua, Tamaulipas y Coahuila. Hasta inicios de 2024, se había cumplido con aproximadamente el 60% del volumen comprometido, lo cual representa un avance importante, pero mantiene latente la preocupación por cerrar el ciclo sin rezagos, como ocurrió en el pasado.
En efecto, México ha incumplido el tratado en al menos dos ocasiones recientes. El caso más crítico ocurrió en el año 2002, cuando se acumuló un déficit de más de 400 millones de metros cúbicos. La tensión diplomática fue alta, y se logró resolver mediante acuerdos bilaterales complementarios (actas) que incluyeron prórrogas, entrega de volúmenes extraordinarios y acciones coordinadas para enfrentar las sequías. El episodio puso en evidencia la vulnerabilidad del sistema y la necesidad de mejorar la gestión interna del agua en México.
Recientemente, el senador estadounidense Ted Cruz ha expresado su preocupación por el incumplimiento de México en las entregas de agua acordadas en el Tratado, señalando que esta situación afecta negativamente a los agricultores del Valle del Río Grande en Texas. En sus declaraciones, Cruz ha indicado que trabajará con la administración del presidente Donald Trump para presionar a México a cumplir con sus obligaciones y asegurar que los agricultores texanos tengan acceso al agua necesaria para sus actividades agrícolas. Las presiones podrían incluir incluso que Estados Unidos deje de entregar agua a México.
Estas declaraciones se enmarcan en un contexto donde Estados Unidos ha decidido, por primera vez, denegar una solicitud de México para el suministro de agua del río Colorado a Tijuana, como respuesta a las deficiencias en las entregas de agua por parte de México bajo el mencionado tratado. El escenario no es el mejor, los agricultores mexicanos están padeciendo una sequía severa hace varios años y difícilmente cederán la poca agua que les llega, si México incumple puede generarse un conflicto diplomático en el peor momento político posible, cuando Donald Trump gobierna sin mayores consideraciones.

De acuerdo con los especialistas en gestión transfronteriza del agua, México debe fortalecer su planeación hídrica en el norte del país. Las recomendaciones incluyen: invertir en infraestructura de eficiencia agrícola, tecnificar distritos de riego, mejorar la medición de volúmenes y reforzar los esquemas de almacenamiento. Además, proponen una mayor coordinación entre la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), los gobiernos estatales y los usuarios, así como el establecimiento de planes binacionales de sequía con base en escenarios climáticos futuros. Cumplir el Tratado no solo es un tema de relaciones exteriores, sino también de seguridad hídrica y desarrollo regional sustentable.
*Profesor, consultor y gerente general de AQUATOR