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La deuda de agua con Estados Unidos: una tormenta que se avecina

 

A menos de seis meses de que concluya el ciclo quinquenal establecido en el Tratado de Aguas de 1944, México enfrenta una situación crítica en el cumplimiento de sus obligaciones hídricas con Estados Unidos. De los 2,159 millones de metros cúbicos de agua que debe entregar en este periodo, hasta abril de 2025 solo se han transferido poco más de 600 millones, es decir, menos del 30% del total comprometido.

El Tratado de 1944 estipula que México debe proporcionar a Estados Unidos un volumen promedio anual de 432 millones de metros cúbicos de agua del río Bravo, sumando un total de 2,159 millones cada cinco años. Este acuerdo ha sido fundamental para la gestión compartida de recursos hídricos entre ambos países, pero las condiciones actuales ponen en riesgo su cumplimiento.

Las presas internacionales, como la Falcón y la Amistad, que son clave para el almacenamiento y entrega de agua, presentan niveles alarmantemente bajos. Por ejemplo, la presa Falcón, ubicada en Tamaulipas, reportó en abril de 2025 un nivel de llenado de apenas 8%, una disminución significativa respecto al 36% registrado en 2024 y al 70% observado en 2020. Esta situación se debe a una combinación de factores, incluyendo una sequía prolongada y el impacto del cambio climático.

El Monitor de Sequía en México, con corte al 15 de abril de 2025, reporta que el 45.8% del territorio nacional presenta algún grado de sequía (de moderada a excepcional), un aumento del 3% respecto a finales de marzo. Particularmente preocupante es la situación en el norte del país, donde estados como Sonora, Chihuahua y Coahuila enfrentan condiciones de sequía extrema y excepcional.

La esperanza de cumplir con el tratado recae ahora en la temporada de ciclones tropicales. Según el pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional, se espera una temporada muy activa, con entre 15 y 18 ciclones en el Pacífico. Si alguno de estos fenómenos impacta las cuencas del norte, podría aliviar la sequía y aumentar los niveles de las presas. No obstante, esta es una solución incierta y temporal.

La falta de cumplimiento del tratado podría tener repercusiones diplomáticas y económicas. En abril de 2025, se reportó que el expresidente Donald Trump propuso imponer aranceles adicionales a México como medida de presión para asegurar el cumplimiento del acuerdo. Estas acciones podrían tensar aún más la relación bilateral y afectar diversos sectores económicos.

Frente a este panorama, es imperativo que México adopte medidas estructurales para enfrentar la crisis hídrica. El gobierno ha presentado el Plan Nacional Hídrico, que busca garantizar el acceso al agua mediante la revisión de concesiones, el desarrollo de infraestructura en el norte del país y la implementación de políticas de gestión integral y transparente. Sin embargo, la efectividad de estas medidas dependerá de su pronta y adecuada ejecución.

La deuda de agua con Estados Unidos es un síntoma de una crisis hídrica más profunda que afecta a México. Es necesario un enfoque integral que aborde la sobreexplotación de recursos, la inequidad en la distribución del agua y los efectos del cambio climático. Solo así se podrá garantizar la seguridad hídrica del país y cumplir con los compromisos internacionales.

*Profesor, consultor y gerente general de AQUATOR

Juan Carlos Valencia Vargas