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Vincenzo Rosenber

En las últimas semanas, en la costa Ibérica, tres barcos han sido hundidos por ballenas, onda Willy. Orcas que en estrategia de equipo han emboscado a los yates, al parecer una orca, White Gladis, sufrió algo en su infancia que la hizo ensañarse con las embarcaciones y transmitir su rabia a otras orcas, cuyos hijos, a su vez, copiaron. Hay, de hecho, una película de 1977, Orca: La ballena asesina, en la que un pescador accidentalmente mata a la cría de una orca. La orca adulta busca venganza y comienza a atacar a la tripulación del barco del pescador. La historia se centra en el conflicto entre el pescador y la orca, que busca vengar la muerte de su cría. Recientemente vi una película muy mala, y que no recomiendo, que se lama la Bestia, y trata sobre un león que queda sin familia debido a la caza furtiva en África, y decide, enojado, furioso, porque no le queda de otra, vengar a los suyos aniquilando a los humanos. Y cómo olvidar El oso, 1988, película donde se cuenta la historia de un oso grizzli que busca vengarse de los cazadores furtivos que mataron a su madre. A través de la película, el oso se enfrenta a diversos peligros y obstáculos mientras busca justicia por su pérdida. En fin, películas de venganza animal, hay muchas, y otras cintas de animales que atacan humanos; aunque no sea motivados por una venganza puntual, en el fondo sabemos que luego se trata de eso. Está Deep Blue Sea, 1999, en la que un grupo de científicos en una instalación submarina está realizando experimentos con tiburones para encontrar una cura para el Alzheimer. Sin embargo, los tiburones inteligentes y modificados genéticamente se vuelven agresivos y comienzan a cazar a los humanos. O los clásicos The Birds, 1963, de Alfred Hitchcock, en la que aves en una pequeña ciudad comienzan a atacar a los humanos sin motivo aparente, desatando el caos y el terror, y Tiburón, 1975, de Steven Spielberg, donde un gran tiburón blanco que aterroriza a los habitantes de un pueblo costero.

Los libros hay joyas, y ya no de corte violento y acción palomera, sino más profundo. Por ejemplo, e libro Leviatán o la ballena (Leviathan or The Whale) escrito por Philip Hoare es una obra que combina la historia, la biología y la narración personal para explorar el fascinante mundo de las ballenas. Es un libro de los que nos gustan, porque combina el rigor histórico y científico con la pasión y la poesía, ofreciendo una visión única de estos gigantes del océano y su impacto en el mundo natural y humano. Hoare se sumerge en la historia de la caza de ballenas y su impacto en la humanidad, desde los antiguos marineros hasta la época moderna. Examina la relación cultural y mitológica entre los seres humanos y las ballenas, y cómo estas criaturas han dejado una huella en la literatura, el arte y la imaginación a lo largo de los siglos. El autor también comparte sus propias experiencias y encuentros con las ballenas, ya sea en avistamientos en el océano o visitando lugares relacionados con la caza de ballenas. A través de sus reflexiones personales, Hoare aborda temas más amplios, como la conservación y la relación de las ballenas con el medio ambiente y el cambio climático.

Y bueno, quien no haya leído a Moby Dick, tiene que hacerlo. Yo la leí en una traducción de José Fernández, aunque hay que reconocer que existe una discusión sobre cuál es la mejor traducción. Moby Dick, 1851, escrita por Herman Melville está centrada en el capitán Ahab y su obsesión por cazar a una gran ballena blanca conocida como Moby Dick. El narrador, Ishmael, se embarca en el ballenero “Pequod” bajo el liderazgo del capitán Ahab. A medida que la tripulación se adentra en el océano en busca de ballenas, Ishmael y los lectores son testigos de la complejidad de la vida a bordo de un barco ballenero, así como de las interacciones entre los marineros de diferentes nacionalidades y orígenes. Es, además, una enciclopedia de términos marítimos, y es una delicia

Emiliano Becerril invita a Vincenzo Rosenber, colega al cual le gusta buscar ballenas en el horizonte

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