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Vincenzo Rosenber*

La británica Bernardine Evaristo (1959), escritora londinense de ascendencia nigeriana y anglo-irlandesa, creció en una familia de inmigrantes. Su obra está marcada por ello. Comenzó con poesía, con un libro llamado La isla de Abraham. Ya con su primera novela, Lara, fue nominada para el Premio Booker en 1997, y desde entonces, Evaristo ha estado en el radar. Lara aborda la vida de una mujer nigeriana y su hija británica.

The Emperor’s Babe, por ejemplo, su segunda obra narrativa, situada en la antigua Londres romana del siglo III d.C., narra la historia de Zuleika, una joven sudanesa que es vendida como esclava a la ciudad y que se convierte en la esposa del emperador romano Septimio Severo. La vida cotidiana de la ciudad romana resulta un retrato fascinante de la diversidad étnica y cultural de la época; en medio de todo ello, Zuleika lucha por encontrar su lugar en la sociedad romana y por sus conflictos internos al estar atrapada entre su identidad africana y su papel como emperatriz. La novela es una exploración poética y conmovedora de temas como la identidad, la opresión, la libertad y el amor en un mundo que busca imponer límites y barreras. La narración está en verso libre, lo que le da una calidad lírica y musical a la prosa, y demuestra el talento poético de Evaristo. 

Después vino Soul Tourists (2005) en la que un hombre llamado Stanley Williams y una mujer llamada Jessie Ferguson, ambos afrodescendientes, se encuentran en un viaje espiritual. Jessie es una escritora en busca de inspiración para su trabajo, mientras que Stanley es un hombre mayor que está pasando por una crisis personal. Estuvo nominada al Premio Orange de Ficción en 2006.

La cuarta obra de Evaristo, Raíces rubias (también en AdN), hace una divertida e interesante ucronía distópica en la que la esclavitud se ha invertido: los europeos son esclavos de los africanos. La trama sigue la vida de una joven esclava blanca llamada Doris, que es vendida varias veces y finalmente termina en la plantación de caña de azúcar del cruel Maestro Jack. Las tradiciones de origen europeo son “salvajes” mientras que las africanas “civilizadas”. Todo al revés. Igualmente absurdo pero al revés. Los cuerpos de las mujeres blancas europeas son hiper sexualizados en comparación con los de las africanas, los cuales son simbólicamente castos. Evaristo ridiculiza así la trama y constitución moral del Occidente actual. Innova, provoca e invierte los roles tradicionales. Muestra la violencia y la opresión de los esclavos blancos.

Algo muy similar, pero en otra tonalidad, es lo que sucede con The man in the high castle, una realidad alternativa escrita en 1962 por Philip K. Dick —autor de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, libro en el que está basado Blade Runner—. En The man in the high castle, Dick plantea la derrota estadounidense de la Segunda Guerra Mundial, en la novela, los japoneses y alemanes son los vencedores y han ocupado Estados Unidos. Las calles newyorkinas están colmadas por uniformados del Eje. Esta novela saltó a la fama con la serie de nombre homónimo, actualmente en Amazon Prime.

Después de Hello Mum (2010), un monólogo teatral, y Mr. Loverman, la historia de un caribeño que ha estado casado durante 50 años, pero que en secreto es gay, apareció la obra que hizo saltar a Bernardine Evaristo: Niña, mujer, otras, (en español con AdN), una novela que retrata a doce personajes diferentes, todas ellas mujeres negras que viven en el Reino Unido, explorando temas como la identidad, la raza, la sexualidad, el género y la clase social. Cada capítulo se centra en una de estas mujeres y sus experiencias, y aunque cada una tiene su propia historia individual, también están conectadas entre sí de diversas maneras. Hay, además, distintas temporalidades. Asimismo, cada capítulo, es un pretexto para saltar de un estilo literario a otro. A través de estas mujeres y sus historias, Evaristo explora las complejidades de ser mujer, ser negra y ser parte de la diáspora africana. Con esta obra, Evaristo obtuvo el Premio Booker en 2019, año en que ese premio fue doble (la otra ganadora fue la mismísima Margaret Atwood), siendo la primera mujer negra en recibir este galardón.

En 2020, Evaristo recibió la Orden del Imperio Británico por sus servicios a la literatura. Su obra continúa inspirando y desafiando a los lectores de todo el mundo.

*Vincenzo Rosenber, que se las sabe muy bien, es un gran lector de Bernardine Evaristo. Emiliano Becerril lo invita a compartirnos un poco sobre esta escritora que habrá que tener en el radar,