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El paisaje es el mismo en los tiraderos de basura en México, montañas negruzcas de las que emanan vapores mal olientes y humos. La población queda indefensa frente a los desechos tóxicos. Nadie les consulta si aceptan ofrendar sus lugares de vida al negocio de la basura. Las mujeres se dan cuenta de inmediato de las afectaciones a su salud y a la de sus familias aún sin la aparición de incendios. Se convierten en ambientalistas sin pretenderlo.

En el caso del incendio del basurero de Tezontepec, ocurrido en 2023, las vecinas fueron las primeras en dar la voz de alarma, en participar en la emergencia y en la búsqueda de soluciones. Destaca el papel de Celia en la relatoría que realizó el profesor Izquierdo durante los 8 meses de organización vecinal para que las autoridades apagaran el fuego, para denunciar las afectaciones y la búsqueda, ante las autoridades responsables, de una solución a largo plazo. Desde principios de abril, todas las mañanas Celia enviaba un mensaje a los integrantes de un chat de defensores ambientales con la imagen del nivel de toxicidad en el ambiente. “Buen día. Así amaneció el tiradero el día de hoy”, la calidad del aire siempre fue pésima. Ella y más personas de la colonia se convirtieron en expertos en medir las concentraciones de tres sustancias en el ambiente como dióxido de carbono (CO2), compuestos orgánicos volátiles totales (TVOC) y formaldehído (HCHO). La comunidad adquirió con sus propios recursos los aparatos de medición.

La organización vecinal es un frente ambientalista por el derecho a vivir en un ambiente sano. Se sucedieron reuniones con funcionarios municipales, estatales, federales y representantes de la legislatura local. Cinco meses después de que empezó, el incendio se mantenía vivo, se reunieron con el Secretario de Desarrollo Sustentable de Morelos. Hasta ese momento aceptaron que el incendio era una contingencia ambiental.

Su solución propuesta significa entrar a la espiral de las jurisdicciones que corresponden a los tres niveles de gobierno. Manifestaron que la definición de las fronteras entre cada instancia llevará tiempo. Advirtieron que será necesario reglamentar, no está claro qué, y que sanear el enorme terreno será a largo plazo. Sobre todo, se necesitarán recursos, por tanto, el fondeo de la recuperación ambiental de la zona deberá gestionarse. El Congreso estatal exhortó atender el problema y se propuso la organización de una Mesa de Trabajo Multidisciplinaria para atender integralmente el problema.

La emergencia ambiental en Jiutepec se explica por el uso privado de un territorio habitado y la inexistencia de una política pública que prevea y evite los desastres ambientales. Las autoridades federales y estatales no fueron capaces de reconocer la emergencia. No han sido expeditos en encargarse del alivio y restauración de un terreno destrozado y dañino porque no tienen recursos, pero sobre todo, porque no están dispuestos a confrontar a los responsables de esta ruina ambiental, el empresariado que alquiló la antigua mina de tezontle como tiradero. En 2023, se conoció públicamente quiénes son los propietarios de ese predio. Mexama, S.A., de C.V, Servicios Turísticos La Mina S.A. de C.V., Marta Jovita Martínez Elizarraraz, Raymundo Pérez Vargas, Fulgencio Flores Castañeda, Emilia Arreguin Fuentes y la multinacional británica Unilever, relacionada con Mexama. Asimismo, son accionistas de esta última, Claudio Ikeda y Luis Francisco Suinaga Aguilar y Ricardo Guillermo Amtmann.

El incendio en el basurero de Tezontepec, sus lixiviados en el subsuelo y los depósitos de sustancias tóxicas permanecen como una emergencia ambiental. Los padecimientos se han manifestado. Se trata de crímenes ambientales cometidos por empresarios. El gobierno federal tiene la obligación de frenar esa situación y atender las denuncias judiciales de la organización vecinal. Los empresarios deben ser investigados por los daños causados durante más de dos décadas y los terrenos deben expropiarse sin pago y proceder a restaurarlos para el uso público.

*Profesora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México

Aideé Tassinari Azcuaga