

Con rumbo a La Interpretación de los Sueños
Escribo esta columna el 8 de mayo, hoy hubiera sido el cumpleaños de Ángel Lemus. Para quienes no lo sepan, el proyecto de Café con Freud surgió con él, y él era amigo mío. Esta columna lleva el mismo nombre que el proyecto que iniciamos juntos. Pero desde que Ángel falleció, el proyecto ha tenido que migrar y adaptarse, tras naufragar a la deriva: lo que empezó como un canal de YouTube y un podcast, luego fue un espacio de estudio del psicoanálisis, y ahora ha anidado en La Jornada Morelos.

Hoy que es su cumpleaños, confieso que desearía encontrarme con cosas de Ángel que me hagan revivirlo: alguna nota, una carta jamás enviada, un hallazgo entre sus pertenencias que nos devuelvan alguna noticia suya, diciéndonos que sigue aquí a pesar de haberse ido. Ese deseo me llegó, en efecto, materializado en formato de carta. El remitente no era Ángel, pero casi. Un despacho jurídico me hizo llegar una notificación: llegó el momento de renovar la marca de Café con Freud, o perderé mis derechos ante el Instituto Mexicano de Propiedad Industrial (IMPI). ¡Vaya forma de hacerse presente en su cumpleaños!
Pero puestos a escoger, si es que toca decidir, ¿qué debería hacer? Tras varios años errantes —aunque este dilema me acompaña desde el inicio del proyecto— toca (volver a) preguntarse… ¿qué quiero hacer con Café con Freud?
Si bien los proyectos no son personas, no hay forma en que pueda pensar que ese proyecto no sea yo, y a la inversa. Hace poco Bruno Bonoris preguntaba, para quienes practicamos el psicoanálisis: ¿por qué nos cuesta tanto hablar desde nosotros, desde nuestra falta? Acompaña la pregunta de una breve anécdota: cuando Freud escribe La Interpretación de los Sueños, dice que los sueños son realizaciones de deseo, y que para demostrarlo el sujeto de la experimentación va a ser él. Freud testimonia, entonces, ante el mundo, su deseo en ese libro.
De la mano de Elena Bravo Ceniceros, quiero adherirme a su declaración: “Hablaré del psicoanálisis como yo lo entiendo y practico. No le pongo el apellido de un autor, “freudiano”, “lacaniano” o “kleiniano”. Me parece que agregar esos calificativos enrigidece, fanatiza y dogmatiza al psicoanálisis, además de que no permite que cada psicoanalista siga pensando y avanzando por cuenta propia en sus investigaciones y en su posición”. Sé que suena contradictorio cuando el nombre del proyecto lleva inscrito el nombre de Freud. Pero, ¿puede Café con Freud ser iconoclasta?

Entonces, por lo pronto, y a propósito de la carta de Ángel, y el cumplimiento de ese deseo, de la pregunta de Bonoris, y la declaración de Elena, quiero que, en Café con Freud, leamos, estudiemos y comentemos La Interpretación de los Sueños el próximo semestre. Si estás interesado en participar en esta iniciativa, improbable lector, házmelo saber en: [email protected]
*Licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), y maestrante en Salud Pública, por la Escuela de Salud Pública de México (ESPM/INSP). Contacto: [email protected]
