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Judith Reyes (1924-1988)

 

Será de dolor o susto

Pasar tristeza o locura

Pero yo sigo cantando

Aun dentro de la sepultura

“Mi calavera” / Judith Reyes

Hay en el título de este libro una evocación de la naturaleza, el espíritu, la vida y la obra de Judith Reyes: Cantar de fuego. Su autora, Liliana García Sánchez, eligió estas palabras poderosas para nombrar el relato de una travesía de 64 años en busca de la otra cara de la historia. Digo 64 años para cifrar el lapso de vida que Judith Reyes vivió en este planeta, a sabiendas de esa otra dimensión que contiene todo lo que ella nos dejó en sus canciones, evidencia plena e intensa de su rebeldía, de su obsesiva certeza de que este mundo puede ser un mundo donde habite la justicia. Digo la otra cara de la historia, retomando esas palabras que ella misma expresó acompañando a hombres y mujeres campesinas que en 1960, marchaban por los caminos de Chihuahua, año 1960, para denunciar el asesinato del profesor Francisco Luján: “¡Sí, señor! Yo voy a escribir sobre sus problemas. Y no sólo voy a escribir… ¡Lo voy a cantar! ¡Voy a escribir canciones sobre todas las cosas que veo entre ustedes! ¡Se los prometo! Es una promesa que les hago a todos. En adelante, mis canciones tendrán sabor a historia, para cantarlas a todo pulmón.”

“Sabor a historia”. Ese mismo espíritu es el que recorre las páginas de Cantar de fuego, un libro que tiene su origen en las intensas conversaciones que Liliana García tuvo con los músicos Francisco Barrios “El mastuerzo” y León Chávez Teixeiro, amigos de Judith Reyes. A partir de entonces, hace 20 años, comenzó una investigación que se concretó en un primer libro que se publicó en 2008, Judith Reyes, una mujer de canto revolucionario. Ese acercamiento inicial tuvo resonancias, mucha gente se acercó ofreciendo nuevos testimonios y Liliana García fue reuniendo materiales nuevos a través de conversaciones con la familia de Judith Reyes y con otros músicos que la conocieron: “La historia de este libro tiene que ver con una trayectoria de búsquedas, de qué cambio y qué permanece en la canción de protesta mexicana. Esto ha sido difícil porque no hay mucha bibliografía al respecto, por eso le aposté a la historia oral, al testimonio, para reconstruir algunos escenarios, tanto de lucha como de participación política. La intención era tener un libro mucho más elaborado, más fundamentado, más historizado, para poder celebrar dignamente los 100 años de Judith Reyes”.

En la contraportada, el teórico marxista y crítico de arte Alberto Híjar, que también fue muy cercano a Judith, escribe: “Pudo ser La tamaulipeca en la industria del espectáculo. Decidió en cambio, hacer del corrido un instrumento de denuncia y crónica de las luchas populares. A diferencia de tantas y tantos, sus cantos los hizo en el plantón, la huelga, la caravana y no dudó en colaborar con las guerrillas en acción para probar que la historia ocurre ahora y no hay que esperar a que pase”.

Esa parte de la historia que a Judith Reyes le tocó vivir en sus inicios como cantante y figura reconocida en el mundo del folclor y la canción ranchera, un mundo que distraía al pueblo de su realidad de miseria, la llevó a cuestionarse, como se lo dijo a Ricardo Piña en una entrevista publicada en enero de 1967 en la revista Sucesos para todos, citada en Cantar de fuego: “Encontré que La rielera, La cucaracha y La Adelita, aunque son preciosas ya no tienen que ver con nuestros problemas, son de otra época. Entonces empecé a cantar la historia actual de los problemas que afectan principalmente a los campesinos”.

¿Cómo escribir la biografía de un océano? ¿De que manera relatar la vida de un bosque? ¿Qué palabras reflejan los azares de las lluvias? Esa es la tentativa de Liliana García Sánchez en este libro: Cantar de fuego.

Hombre sentado en un restaurante

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Liliana García presentando su libro. Foto: cortesía del autor

Raúl Silva de la Mora