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*LU SCHAFFER

A veces la mejor forma de recomendar algo, es prohibirlo. El libro Capitanes de la arena* fue quemado en la plaza pública. Al principio no entendí la razón ¿Por qué las autoridades de Brasil quemarían un libro protagonizado por niños?

“Bajo la luna, en un viejo depósito abandonado, los niños duermen… Delante se extiende el arenal de los muelles. Debajo del puente ya no hay rumor de olas… Ya no trabajan ahí los negros forzudos que venían de la esclavitud. Ya no canta su canción en el viejo puente ningún marinero nostálgico…”

La historia inicia con la descripción de un depósito abandonado (igual que las decenas de niños que lo habitan), un deshecho de la historia (igual que los infantes que duermen en él), un sitio que para la sociedad es solo una sombra en la playa, pero se convierte en refugio para el increíble desarrollo de los protagonistas.

Capitanes de la arena es el nombre de la banda de delincuentes más famosa de Salvador de Bahía, Brasil. Sus integrantes tienen entre ocho y dieciséis años. Roban, asaltan, engañan con gran ingenio a los “ciudadanos decentes” y se involucran en crímenes violentos. La sociedad pide cárcel para ellos. Son escoria y merecen castigo.

Algunos de los infantes son huérfanos y otros fueron abandonados. La mayoría huyeron de sus casas para escapar del abuso sexual, la violencia y el maltrato. La ciudad los condena, pero no está dispuesta a enfrentar el origen social del fenómeno, nadie castigará a quienes violentaron a los niños ni exigirá para ellos una vida mejor.

Jorge Amado se basó en hechos reales para escribir este libro, con intención de señalar la doble moral de las autoridades de San Salvador de Bahía, que perseguían y satanizaban a los niños de la calle, mientras destrozaban sus oportunidades de encontrar un camino distinto.

Pocos autores saben presentar tantos personajes en una misma historia y hacerlos brillar a todos, construir con maestría la psicología de cada uno y volverlos entrañables a pesar de que saltan de la crueldad a la ternura con frecuencia.

El protagonista es Pedro Bala, líder de los Capitanes de la arena, hijo de un huelguista asesinado. Es un adolescente valiente, con gran inteligencia y habilidades que podrían hacerlo sobresalir en la sociedad si alguien le brindara un espacio seguro. Esta historia se repite con varios de los integrantes de la banda; algunos tienen talento para el arte, otros para el estudio, algunos más poseen un corazón noble y habilidades físicas, pero sus virtudes son invisibles para la ciudad, todos los ojos dicen lo mismo: son escoria. Y los niños aprenden a verse a través de los ojos de los demás.

Aunque Pedro Bala no conoce el cobijo de una familia ni la tranquilidad de dormir en un sitio seguro, intenta brindar esos cuidados al resto de la banda e imponer orden al mismo tiempo. Es padre para los más pequeños, hermano y camarada para todos los demás, pero, sobre todo, es el líder que planea los asaltos. De su palabra dependen los robos y también las batallas contra otras pandillas de niños.

La primera parte del libro nos muestra la terrible dualidad en las vidas de los Capitanes de la arena. Por ejemplo, la escena en que tienen la oportunidad de subir por primera vez a un carrusel. En ese instante parece que robar pierde significado; “se olvidaron de que no tenían casa ni padre ni madre… que en la ciudad los consideraban ladrones… Se olvidaron de todo y fueron iguales a los demás niños…”

La ternura contrasta con la escena donde uno de ellos abusa de una niña de su edad. Al terminar no siente satisfacción sino desesperanza; “echó a correr por el arenal como si los vientos lo persiguieran… Tenía ganas de tirarse al mar para quitarse tanta angustia, las ganas de vengarse de los hombres que habían matado a su padre… la desesperación de su vida de chico abandonado y perseguido, la pena que sentía por esa pobre negrita, una niña también…”

En la segunda parte del libro conocemos a un personaje que cambiará para siempre la vida de los Capitanes de la arena; Dora, la primera niña de la banda. Su aparición hace que varios de ellos se descubran capaces de dar y recibir ternura, encuentran motivación para soñar con un futuro distinto, aprenden que alguien puede ser respetado sin necesidad de recurrir a la violencia. Dora es madre para los más pequeños, hermana y amiga para los demás, y novia para Pedro Bala.

Pero la ciudad no perdona a los excluidos. Cada uno de ellos recorre caminos diferentes, que van desde el suicidio y convertirse en criminales crueles, hasta transformarse en artistas que retratan la desigualdad o luchar por los derechos de los trabajadores explotados.

El ritmo puede resultar lento al principio, sobre todo para las generaciones recientes, que estamos acostumbradas a las letras rápidas. Pero, a cambio de la lentitud de las primeras páginas, recibimos un viaje a Brasil. Es como leer una pintura. La ciudad se convierte en un personaje vivo. Los colores son tan ruidosos como las guacamayas y cada descripción te transporta en un oleaje de poesía.

Así es el libro que fue quemado en la plaza pública y que hoy se considera una de las grandes obras de la literatura Latinoamericana. Para las autoridades resultó más fácil censurarlo que reconocerse parte del problema. La clase alta de Brasil no admitiría su participación en la desigualdad social que empuja a miles de infantes a la calle.

Capitanes de la arena es un retrato de aquellos niños sin techo, sin madre ni padre, con el hambre y el frío como mayor certeza, que se agruparon en las calles para formar una gran familia de excluidos y prefirieron enfrentar el rechazo social antes que someterse.

“Una voz que atraviesa la ciudad… Una voz que viene de todos los pobres, del pecho de todos los pobres… que es como una alegre samba de negro… Voz que trae el bien mayor del mundo, igual al sol, hasta más grande que el sol: la libertad”.

*Capitanes de la arena

280 pp. Buenos Aires: Editorial Losada, 1973

Jorge Amado (Itabuna, Brasil, 1912)

*Reseña de Lu Schaffer

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