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Parece ser que hasta en política, Morelos es un ejemplo de disfuncionalidad: nadie se lleva bien con nadie que no sea de su grupo y, a la menor provocación, todos se ensartan en debates públicos que fomentan, por lo menos en parte de la ciudadanía, la duda en la forma en que opera el gobierno en nuestro estado.

Por si necesitara un escándalo más, el ya cuestionado Poder Judicial volvió a ser centro de la controversia cuando el gobernador dijo que a cambio de algunos millones de pesos, un abogado cualquiera podría comprar una Magistratura, todo es cuestión de acordar el precio con los diputados.

Por la mañana, el mandatario dijo que “por ahí, en el pasillo,dicen que están pidiendo de cuatro a cinco millones. Yo no lo estoy diciendo, pero es lo que he escuchado, y no se vale, ¡ojalá y lo hagan bien! que estén conscientes de que muchos abogados piden una oportunidad de ser magistrado”.

A mediodía, en el Congreso, el presidente de la Mesa Directiva del Congreso de Morelos, Francisco Erik Sánchez Zavala, respondió que “es un rumor que el propio gobernador está sembrando; estas magistraturas nunca han estado a la venta, y si él así lo afirma debería presentar las denuncias correspondientes porque no se puede quedar así una acusación de esta índole. Son cargos importantes, se trata de magistrados del Tribunal de Justicia, por lo que el mandatario está obligado a presentar pruebas y denuncias respectivas”.

Desde luego, ya a nadie le sorprenden los dimes y diretes ventilados en los medios entre estos dos poderes, baste recordar la zacapela de declaraciones en la que se enfrascaron con motivo del presupuesto, a finales del año pasado.

Lo malo es que ahora involucraron al Poder que faltaba, al Judicial que, como decíamos, se basta solo para crearse sus propios escándalos, varios de los más recientes los hemos comentado aquí.

Tal parece que Morelos se gobierna en medio de gritos y sombrerazos y, así, es difícil llegar a ninguna parte. Y la razón es muy sencilla: el interés superior de la nación o de los ciudadanos está después de poderle dar una zancadilla al que no es del grupo de amigos. Parece ser que hasta las cosas que salen bien nacen solamente por el interés dedemostrarle al de enfrente que estaba equivocado y, mientras tanto, las cosas urgentes se posponen si no son propicias para demostrar las limitaciones de los demás.

Hay una forma muy vieja de solucionar este tipo de problemas, se llama “Política” -con mayúscula porque es la de a deveras- que es el arte de la negociación para ejercer las parcelas de poder en la gestión de los recursos públicos para el bien de la comunidad. Es el conjunto de actividades relacionadas con la toma de decisiones de toda la sociedad. Es, ni más ni menos, la herramienta para la organización de la sociedad y la promoción del bienestar común que, al parecer, tiene sin cuidado a nuestros “políticos”.

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