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Del CIDHEM a la autonomía de la barbarie en El Colegio de Morelos

(Tercera parte)

Braulio Hornedo Rocha*

A partir del último trimestre de 2011, el Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos entra en una nueva etapa al nombrar la Junta de Gobierno al Dr. Jesús Manuel Araiza como el cuarto Director General del CIDHEM. Tras el fundador Ricardo Guerra y el paso de Juan de Dios Andrade y de Jorge Morales Barud. El discurso al tomar posesión fue revelador. El nuevo director empezó agradeciendo a Mayela Alemán de Adame, quien estaba presente, por ser artífice en su designación al frente del Centro. No fue necesario, en su opinión, agradecer el papel de comparsa de la Junta de Gobierno. La incredulidad marcó el rostro de los presentes, mientras el flamante director sonreía con candidez ontológica ante la “primera dama”. El desliz con el que inició su discurso fue una especie de confesión de parte para el relevo de pruebas. El flamante director fue la comidilla obligada tras concluir la primera presentación del cuarto Director General del CIDHEM. El café tibio y aguado sumado a las galletas rancias terminaron de ensombrecer el acto inaugural, en aquella turbia tarde otoñal.

Jesús Manuel Araiza es licenciado en Ciencia Política y Administración Pública por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, con la cédula profesional 2554115 expedida en 1997. En su currículo afirma que realizó un doctorado en Filosofía en la Universidad de Tübingen, Alemania y sus estudios de Maestría en Letras Clásicas, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Sin embargo, en el Registro Nacional de Profesionistas que mantiene la SEP en línea, no aparecen registrados los números de cédulas profesionales de sus títulos de maestría y doctorado. Igual que Juan de Dios Andrade, tampoco el Dr. Araiza cuenta con la cédula profesional que ampara sus títulos de posgrado. Al menos no están registrados ante la SEP.

La principal característica del nuevo director fue la gratitud. La enorme gratitud, claro está, con aquellos a quienes debía su puesto. En primer lugar su benefactora, Mayela Alemán de Adame. Primera dama y estudiante de “muy alto rendimiento” pues se inscribió al doctorado en Literatura del CIDHEM en el segundo semestre de 2010 y presentó su examen de grado el 2 de junio de 2012 (meses antes de concluir el mandato de su marido como gobernador). Esto es, la Dra. Alemán tuvo un “alto desempeño académico”, pues en sólo cuatro semestres, y a pesar de no tener antecedentes de estudios en literatura y sin asistir con frecuencia a clases. No obstante logró concluir su doctorado en literatura, realizar la tesis con la guía de la Dra. E. Krauze, los trámites de dictámenes de lectores y presentar su examen de grado. ¡Todo esto en menos de dos años! Sin duda, una estudiante excepcional, que sin descuidar sus muchas tareas como “primera dama”, logró ser aprobada con mención honorífica por un destacado sínodo presidido por el Dr. Jesús Manuel Araiza. Actuó como secretario del show el Dr. Jesús Alejandro Vera, recién nombrado Rector en la UAEM. Otros funcionarios del gobierno panista también resultaron “excelentes estudiantes” obteniendo títulos de maestría y doctorado en tiempo récord. Debemos reconocer que estamos ante el caso de un “milagro académico” hecho realidad en el CIDHEM bajo la “eficaz” dirección general de Jesús Araiza.

Al inicio del nuevo periodo del gobierno estatal (2012-2018) el titular del ejecutivo, Graco Ramírez aceptó la propuesta de su Secretario de Educación, René Santoveña Arredondo, para preparar un proyecto de Decreto con la creación de El Colegio de Morelos a fin de sumarlo a la red de colegios estatales. La iniciativa fue presentada a la LXII Legislatura en junio de 2013 para obtener el dictamen y aprobación en el Congreso. La operación de esta iniciativa se hizo de forma paralela con el inicio de las vacaciones escolares del verano de 2013. Tal momento de desmovilización de los estudiantes, sumado a la falta de consulta con la comunidad docente del CIDHEM despertó suspicacias y un amplio rechazo de estudiantes y maestros, lo que aprovechó Jesús Araiza, para usurpar las banderas, mientras faltaba a la regla no escrita en la administración pública mexicana que aconseja poner el cargo de director a disposición de las nuevas autoridades, al inicio de un nuevo gobierno. En cambio, se empeñó en mantener su puesto a cualquier precio. Procedió a obtener una serie de amparos y con la complicidad del Poder Judicial los fue ganando uno a uno, por la tenaz torpeza jurídica del gobierno encabezado por Graco Ramírez. La defensa del cargo heredado del panismo fue la bandera de Jesús Araiza y puso en evidencia, que le importaban más sus intereses personales y del grupo político que lo impuso y respaldaba, que el destino de la institución. Por esta actitud mezquina del aferrarse a su puesto con argucias legales todos en Morelos salimos perdiendo al CIDHEM, baluarte del humanismo mexicano. Continuará…

* www.braulio-hornedo.com