La extinción del CIDHEM y la autonomía de la barbarie en el COLMOR
El torpe manejo político de la doble iniciativa de Graco Ramírez para la extinción del CIDHEM y de manera independiente la creación desvinculada de El Colegio de Morelos se reveló por varias razones. En primer lugar, por la falta de tacto que supuso la ausencia de una consulta por parte del gobernador con la excepcional comunidad pensante del CIDHEM. Nada, ni siquiera un boletín de prensa o un simple sondeo de opinión, ante una de las más destacadas comunidades de intelectuales del Estado. Que soberbia del gobernante por decir lo menos. Si bien es cierto que el CIDHEM era un organismo público descentralizado, dependiente del gobierno en términos jurídico administrativos, y el gobernador estaba en todo su derecho de hacer con esa dependencia lo que él quisiera.
En segundo lugar, también es cierto que esta institución se conformaba por un conjunto de alrededor de cien trabajadores académicos y administrativos, así como por varios cientos de estudiantes. En esta comunidad nos dedicábamos a pensar y hacer pensar críticamente, sobre los problemas y retos de las sociedades contemporáneas en el contexto de la región, el Estado de Morelos, la nación y el mundo. No tomar en cuenta la opinión de esta comunidad, fue uno de los orígenes del conflicto suscitado en torno a la “desaparición” del CIDHEM. Y a mi discutible parecer, un grave error del gobierno de la “Nueva Visión”, que no tuvo la “visión” jurídica y el tacto político para reconocer e incluir a esta destacada comunidad pensante en el proceso. Pero desaparecer la institución sin vincularla con la nueva, a fin de deshacerse de las demandas laborales y amparos de Jesús Araiza fue el colmo. En los pasillos del CIDHEM se decía: “Van a quemar la casa para sacar la rata”, y sí, efectivamente así lo hicieron. Pero desaparecer el CIDHEM no se justifica con veracidad en los motivos y fundamentos del nuevo Decreto 2055, publicado en el Periódico Oficial Tierra y Libertad el 13 de julio de 2016. Esto es, abrogar el Decreto de extinción del CIDHEM de 2009, bajo la administración del exgobernador panista Marco Adame para terminar de extinguirlo en 2016. Los motivos y fundamentos, expuestos por el legislador, son falaces y hasta calumniosos, cito textualmente:
“El dinamismo que se debe de imprimir a las instituciones públicas de enseñanza superior, debe ser acorde con las políticas que en las instituciones privadas se aplican (sic), para conquistar y recupera, en su caso, el prestigio del Estado en la educación (resic), el mundo globalizado lo demanda y nuestros profesionistas lo merecen, ya que debemos entender que en educación no existen gastos, sino inversiones a largo plazo, que se traducen en la competitividad de quienes han visto en su profesión o sus estudios una vocación de excelencia.
Lo anterior, en razón de que nuestra entidad federativa requiere de nuevas condiciones jurídicas y de gobernanza, comprendiendo la complejidad y los estudios multiculturales, para dar el salto cualitativo que nos posicione y consolide nacional e internacionalmente como un espacio natural, social y humanísticamente privilegiado (sic), con excelencia en la investigación de frontera en el campo de las ciencias sociales y humanidades; y es el caso que el organismo, cuya extinción se propone, no ha arrojado los resultados esperados y se ha alejado del cumplimiento de su objeto” (recontrasic) […] Atendiendo a lo anterior y tomando en consideración la exposición de motivos del iniciador, respecto del organismo que motiva la iniciativa que se atiende, dicho Centro de investigación no ha arrojado los resultados estimados, alejándose del cumplimento de su objeto (súpersic). Situación que a criterio de los que integramos esta Comisión Legislativa, consideramos que resulta indispensable contar con instituciones educativas de nivel superior, que no sean solamente vanguardistas e innovadoras en la docencia e investigación, sino que estas cumplan con los objetivos y metas planteadas y que además cubran con las necesidades de la Entidad.”
Claro que los pobres conceptos, la precaria sintaxis y nebulosa redacción del legislador podrían pasar, pero de ahí a mentir al afirmar que el CIDHEM: “no ha arrojado los resultados estimados, alejándose del cumplimento de su objeto” es además de una calumnia, un agravio inaceptable para su fundador y la pléyade de destacados profesores y no menos destacados egresados que hicieron de ese Centro la “joya de la corona” de la educación de posgrado en humanidades, no sólo en Morelos, sino de todo el país. También es una muestra clara de la ignorancia del gobernante de la Historia reciente de la entidad gobernada. Este infame decreto de extinción fue publicado en el Periódico Oficial Tierra y Libertad del 13 de julio de 2016. Fecha trágica para la Historia de la educación superior en Morelos por la desaparición forzada de una institución de excelencia.
Imagen cortesía del autor