Eslabones entre el pasado mesoamericano y la Cibernética
Las culturas prehispánicas de Mesoamérica han sido reconocidas por sus avances en astronomía, matemáticas y sistemas de conocimientos complejos. Civilizaciones como la olmeca, maya y mexica, no solo dominaron su entorno natural y cultural sino que también lograron una comprensión profunda del universo que, de manera notable, encuentra eco en conceptos modernos como la cibernética, la ciencia de la comunicación y el control en el animal y la máquina.
La Cultura madre
La cultura olmeca, considerada la “cultura madre” de Mesoamérica, sentó las bases para las civilizaciones posteriores. Aunque los registros directos sobre su cosmología y matemáticas son limitados, se tienen vestigios de un profundo conocimiento astronómico. Las cabezas colosales, las estelas y otros monumentos indican una relación simbólica con los cielos y los movimientos celestiales, reflejando un sistema primario de observación, conteo y registro. Bases para desarrollar sistemas avanzados de cálculo y cronología, como el calendario que los mayas y mexicas perfeccionarían siglos después.
El cero entre el ser y la nada
El descubrimiento del cero por los mayas, alrededor del año 36 a. C., marca un momento fundamental en la historia de la matemática. Este concepto fue la base para desarrollar un sistema numérico vigesimal, que permitió la creación de cálculos precisos, especialmente para la astronomía. Los mayas lograron predecir con exactitud eclipses solares y lunares, así como los ciclos de Venus y otros cuerpos celestes.
El cero fue mucho más que una herramienta matemática para los mayas: era también una representación simbólica del vacío, un concepto filosófico y religioso profundo que les permitió modelar el universo de una manera que va más allá de la simple aritmética.
Tonalpohualli: Un calendario y una máquina de cálculo
Entre los mexicas, uno de los instrumentos más sofisticados para medir el tiempo y comprender el universo era el Tonalpohualli, un ciclo de 260 días que resultaba de veinte signos con trece numerales. Este calendario no era sólo un dispositivo para organizar festividades religiosas, sino también una herramienta de cálculo y predicción. Los sacerdotes mexicas utilizaban el Tonalpohualli para determinar la influencia de los astros en el curso de los hechos, vincular fenómenos naturales con actividades humanas y ajustar el ciclo agrícola y político a los movimientos celestes.
En este sentido, el Tonalpohualli funcionaba como un sistema proto-cibernético, ya que combinaba variables conocidas para modelar futuros comportamientos y determinar respuestas adecuadas a los hechos cambiantes.
Cibernética los ecos de un pasado ancestral
El libro Cibernética, o de la comunicación y el control en el animal y la máquina de Norbert Wiener, publicado en 1948 aportó un nuevo paradigma para comprender los sistemas de comunicación y control en los seres vivos y las máquinas inteligentes. En su forma más elemental, la cibernética explora cómo los sistemas, ya sean biológicos o artificiales, utilizan la retroalimentación para autorregularse. Este concepto es aplicable tanto al cuerpo animal como a las máquinas modernas, incluidos los robots y las redes neuronales de inteligencia artificial generativa, en el umbral ya de la IA general.
Si bien la cibernética moderna está enraizada en los avances tecnológicos del siglo XX, sus fundamentos —la capacidad para modelar sistemas complejos, comprender el flujo de los datos y ajustar comportamientos en respuesta a cambios— resuenan con las formas en que las civilizaciones mesoamericanas modelaban su mundo.
En la actualidad, las computadoras y la inteligencia artificial funcionan mediante algoritmos las primeras, y redes neuronales la segunda, ambas procesan vastas cantidades de datos y predicen resultados. Al igual que los antiguos mesoamericanos, que utilizaban el Tonalpohualli para predecir el futuro, los programas modernos de IA se basan ya no en algoritmos programables, sino en redes neuronales que consisten en reconocer patrones y retroalimentar con aprendizaje profundo y supervisado, el curso de los hechos para ajustarse a las nuevas circunstancias.
Los mayas y mexicas lograron un control social para la estabilidad cultural mediante la observación meticulosa y la interpretación de señales, que puede compararse con el modo en que los sistemas modernos trabajan. Si pensamos en el Tonalpohualli como una herramienta primitiva de cálculo, podemos ver un paralelismo con los modernos sistemas de computación.
Desde el descubrimiento del cero maya, hasta el uso del Tonalpohualli mexica como instrumento de predicción, estos pueblos desarrollaron sistemas para interpretar y mediante procesos de comunicación lograr controlar su entorno. Siempre con el deseo de comprender, modelar e interactuar con el universo, ya sea a través de calendarios astronómicos o sistemas de comunicación avanzados. Las culturas prehispánicas no sólo miraron hacia el cielo en busca de respuestas; también contribuyeron al desarrollo del pensamiento matemático y científico que sigue resonando en el mundo contemporáneo.