

El bicentenario décimo tercer aniversario del rompimiento del Sitio de Cuautla
A Marycruz en su centenario+1

Un día memorable en la Historia de México
El 2 de mayo de 1812, después de 72 días de resistencia heroica, venciendo el hambre, la muerte y la desolación, un grupo de patriotas insurgentes comandados por José María Morelos y Pavón lograron romper el cerco del ejército realista que mantenía sitiada la ciudad de Cuautla. Este acto, más allá de su resultado táctico militar inmediato, constituye un punto de inflexión en la Guerra de Independencia de México. El llamado rompimiento del Sitio de Cuautla fue un hecho que demostró no sólo la validez y viabilidad militar del movimiento insurgente, sino también la madurez estratégica de Morelos como comandante. Al analizar este episodio en su contexto político y militar, es posible comprender por qué Cuautla se convirtió en símbolo de resistencia para la incipiente nación mexicana.
Contexto: La insurgencia en ascenso
A inicios de 1812, el movimiento independentista mexicano se hallaba en una fase de reagrupación tras la captura y ejecución de Miguel Hidalgo y otros líderes fundadores. José María Morelos, quien había iniciado su campaña en el suroeste del virreinato, logró consolidar un liderazgo propio gracias a su habilidad militar, organización y visión política. Cuautla, por su ubicación estratégica entre el centro y sur del país, se convirtió en el objetivo de los realistas como un punto clave para cercar y debilitar al movimiento insurgente.

El entonces virrey de la Nueva España, Francisco Xavier Venegas comisionó al general Félix María Calleja para sitiar la ciudad y capturar o eliminar a Morelos. El 19 de febrero de 1812 comenzó el sitio, uno de los más largos y cruentos de la revolución de Independencia. Calleja disponía de 13 piezas de artillería pesada que a partir del 10 de marzo tiraban cada 24 horas: 20 bombas, 66 granadas y 150 tiros de cañón y un ejército equipado, bien provisto y disciplinado, mientras que Morelos contaba con fuerzas irregulares mal armadas pero animadas por la alta moral libertaria de la causa independentista que Morelos supo infundir con su ejemplo heroico en sus tropas. El general realista Calleja así lo reconocía en su reporte al virrey del 13 de marzo: “Cuento con hoy 4 días de fuego, que sufre el enemigo, como pudiera la guarnición de las tropas más bizarras, sin dar ningún indicio de abandonar la defensa; todas las mañanas amanecen reparadas las pequeñas brechas que es capaz de abrir mi artillería; le escasez de agua la han suplido con pozos, la de víveres con maíz que tienen en abundancia, y la de todas las provisiones con un fanatismo difícil de comprender.” (Chávez Orozco, 1962).
La resistencia en Cuautla
Durante más de dos meses, los insurgentes resistieron un asedio constante, ataques de artillería, hambre y epidemias. El liderazgo de Morelos nacido en 1765 fue apoyado por figuras clave como las de sus coetáneos Hermenegildo Galeana (n. 1762) y Mariano Matamoros (n. 1770) fue fundamental para mantener el orden y la moral. Más aún, la ciudad resistía no solo por estrategia militar, sino como acto político: demostrar que los insurgentes no eran meros bandidos, sino una fuerza con estructura, convicciones y respaldo popular.
El sitio puso en evidencia también las tensiones internas del ejército realista, la dificultad de operar en territorio hostil y la creciente simpatía de amplios sectores de la población hacia los insurgentes. El fracaso de Calleja para tomar Cuautla por asalto minó su prestigio, aunque más tarde se le recompensaría con el virreinato.

El rompimiento: una retirada con dignidad
El 2 de mayo, ante la imposibilidad de recibir refuerzos y para evitar una masacre generalizada, Morelos ordenó una retirada ordenada. Lejos de significar una derrota, el rompimiento del sitio fue una maniobra audaz que evitó el aniquilamiento de su ejército y permitió a la insurgencia continuar activa en el sur del país.
Desde el punto de vista estratégico, fue una retirada exitosa: Morelos conservó a sus principales mandos, fortaleció su prestigio, y el impacto moral del acto de resistencia superó con creces cualquier pérdida territorial.
Significado histórico

El Rompimiento del Sitio de Cuautla se inscribe en el proceso más amplio de legitimación del movimiento insurgente. La hazaña contribuyó a consolidar la figura de Morelos como líder del segundo gran ciclo de la lucha independentista y reafirmó el compromiso del pueblo con la causa libertaria.
De esta forma, Cuautla se convirtió desde entonces en un lugar sagrado para la memoria nacional. La resistencia de 1812 no sólo inspiró a generaciones futuras, sino que también reveló las limitaciones del régimen virreinal para sofocar la insurgencia mediante la fuerza.
Conclusión
El rompimiento del sitio de Cuautla no fue una simple maniobra militar exitosa: fue sobre todo, un acto simbólico de consolidación política y una afirmación del ideal independentista. En él se conjugaron la estrategia, la voluntad colectiva y el liderazgo visionario de Morelos. Hoy, más de dos siglos después, su legado sigue siendo una de las páginas más heroicas de la historia nacional.

*Profesor investigador en El Colegio de Morelos