

Des-extinción, el aullido del lobo terrible
¿Habrá algo que sugiera más nobleza que la figura solitaria del dodo? ¿O algo que inspire más terror que el tigre dientes de sable? ¿Y qué decir de la sensación de pequeñez que inspiraría tener frente a nosotros a un inmenso animal como el mamut? ¿Volveremos a ver caminar a estos animales sobre la tierra? ¿A oírlos canturrear, gruñir, barritar? Científicos de la compañía Colossal BioSciences afirman que sí, que eso será realidad dentro de pocos años. Por lo pronto, sorprendieron al mundo hace unas semanas cuando mostraron ratones lanudos, producto de varias modificaciones genéticas hechas en genes relacionados con la resistencia al frío y la acumulación de grasa, semejantes a los que un mamut poseyó. Pocos días después mostraron en redes sociales a un par de lobeznos blancos aullando. Pero no eran lobos modernos sino lobos de una especie desaparecida hace miles de años – trece mil años para ser más concretos. A decir de los voceros de la compañía, nos estaban mostrando los primeros resultados de su proyecto de des-extinción de especies animales del pasado.

Para Beth Shapiro, especialista en DNA antiguo y parte del equipo, el objetivo de la des-extinción es resucitar especies desaparecidas mediante clonación. Esto es, en sentido literal, lo que hicieron Ian Wilmut y Keith Campbell del Instituto Roslyn en Edimburgo, para obtener la oveja “Dolly” en 1996. En este experimento, el núcleo de un óvulo no fecundado fue sustituido por el núcleo de una célula de la ubre de la oveja, resultando en el nacimiento de un organismo idéntico a su antecesor. Pero, para el caso de la des-extinción hay un problema, advierte la investigadora, no disponemos de núcleos intactos de animales extintos. El deterioro del material genético es tal que no podría ser utilizado a la manera de “Dolly”. No obstante, obtener núcleos funcionales de mamuts preservados en el frío de Siberia no es algo que puede descartarse pues muy recientemente se han descubierto ejemplares de mamuts en excelentes condiciones.
Mientras eso acontece, George Church en la Universidad de Harvard y parte del equipo de Colossal Biosciences, ha desarrollado durante años tecnologías para reprogramar el genoma de los animales, incluido el hombre. Traer al lobo terrible (Aenocyon dirus) de regreso implicó la reprogramación del genoma del lobo gris (Canis lupus). Ambos pertenecen a linajes muy antiguos que se estima se separaron hace 6 millones de años. El lobo terrible, mucho más grande y robusto que el lobo gris moderno, desapareció al final del período pleistoceno hace 13 mil años. Las secuencias genómicas del lobo terrible y el lobo gris son 99.5% idénticas, por lo que las diferencias podrían estar asociadas a su anatomía: musculatura, tamaño, pelaje, anatomía de la cabeza y mandíbulas. Identificar estas diferencias genómicas con precisión les llevo casi un año a los investigadores de Colossal Biosciences. Al final se quedaron con 20 cambios en 14 genes del genoma del lobo gris que fueron reprogramados usando técnicas genéticas de edición llamadas CRISPR. Los núcleos modificados en las células del lobo gris incubadas en el laboratorio fueron trasplantados a óvulos de perras a los que previamente se le removió el núcleo. El 1 de octubre de 2024 después de dos meses de gestación, las perras dieron a luz mediante cesárea. Seis meses después conocimos la noticia a través de la prensa y redes digitales. Los lobeznos terribles actualmente viven confinados en un área de 80 hectáreas ubicada al norte de Estados Unidos. La impresión de quienes los han visto es que son animales extrordinariamente grandes para su edad y juguetones como un perro, pero de vez en cuando fijan su mirada como lo haría un lobo. Su comportamiento es impredecible. Aunque Ben Lamm, millonario y CEO de la compañía proclame que el regreso del lobo terrible es un hecho, otros investigadores opinan que es solo un lobo gris con razgos del lobo terrible y algunos cambios genéticos. Para considerarlo des-extinto, apunta Beth Shapiro, es necesario el contexto ecológico donde esta especie vivió y que hoy ya no existe. George Church argumenta que al final un propósito se ha conseguido, obtener un equivalente funcional de una especie extinta. Eso esta por verse, pero al día de hoy la ciencia ha llegado tan lejos que ya no solo trata de leer el genoma sino de escribir, borrar y corregir las bases de la herencia. Evidentemente, se disponen de instrumentos biotecnológicos que tendrán repercusiones profundas para la humanidad en todos los sentidos: salud, ética y cultura, y no solo para satisfacer la curiosidad de algún millonario excéntrico.
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Foto: Colossal Biosciences

