

Se sienta a la mesa y escribe…
En 2015 fue cuando escuché por primera vez “Confianzas” un poema bellísimo de Juan Gelman, ese mismo año yo estaba por terminar de estudiar la carrera en música, más adelante este poema y mi carrera se ligarían fuertemente…
El poema de Gelman habla de la inutilidad que supone la poesía como oficio en un sentido “práctico”, yo no sé ustedes pero me parece que más que nunca vivimos en mundo plagiado por la optimización del tiempo donde nos explotamos a nosotros mismo hasta reventar.
Las redes están plagadas de tipos que profesan una vida donde deberías despertar a las cuatro de la mañana, zambullir tu cara en un bowl con hielos, hacer 20 flexiones y leer algún libro de autoayuda disfrazado de “hábitos saludables” meditar y desayunar un superveggie de Bryan Johnson y todo ello antes de las 6 am.

Si uno sigue a pie de letra ese ritmo desenfrenado no hay cavidad para el tedio, o el aburrimiento que es donde nacen las grandes ideas y las genialidades, tampoco hay espacio para los rituales, o si se realizan se vuelven mecánicos y pierden cualquier virtud, es decir “comer” se vuelve un medio para estar saludable, pero en ello se pierden cualquier capacidad de disfrute, de hecho seguir la religión de lo práctico exige que no se cuestione, esa es una base de cualquier dogma: (que se vuelva indiscutible)
Es justo lo contrario a hacer un asado con amigos, donde la meta es comer hasta reventar, tomar unas cuantas cervezas, perseguir lo fugaz y la fraternal compañía del otro y sobre ello hacer una sobremesa hasta que caiga el sol, de hecho aquí se busca “la perdida de tiempo” desde una óptica práctica individualista.
El arte en ese sentido y en la estética de Gelman es totalmente inútil, y aquí cito un fragmento de Confianzas:
“Y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán
no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos
ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos”
Es decir, hacer versos, poesía, murales, danza, música, no asegura de ninguna manera un sustento físico, de hecho no es algo que se persiga, aún así hacer todo aquello significa para algunos de nosotros; todo, vivir en el arte se vuelve nuestra única manera de poder existir en este mundo.
En especial me toca el verso de “si por ellos fuera la lluvia los mojara” La poesía no detendrá la lluvia, no cambiará la naturaleza ni alterará el mundo tangible de manera directa, es decir; una vez empapados los versos se disolverán en el viento y nada quedará de ellos. ¿Pero no es así toda la existencia humana? Toda esa practicidad y economía del tiempo también la mojara la lluvia, también quedará disuelta en unos años, a mi parecer vivir así nos deshumaniza, privándonos de la dimensión que nos conecta con lo divino, haciendo de la vida un trámite en lugar de un tránsito.
Yo sé que de nada servirá de esto, aún así aquí me tienen sentado a la mesa a escribir, que es justo cómo resuelve el poema de Gelman, después de hacer todas las afirmaciones y a pesar de tener la conciencia, nos seguimos y seguiremos sentado a la mesa a escribir como si en ello valiera la pena la existencia, o el poquito tiempo que pasamos aquí. Y yo con ello soy feliz, no pido mucho más.

Se sienta a la mesa y escribe…