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Vincenzo Rosenber

Vivimos en un mundo conspiranóico. Todo creemos. Nada creemos. Y hay videos que lo confirman. El Covid… qué no se ha dicho sobre vacunas. Es más, podría solamente pensarse en una sección conspiranóica relativa a la salud. Algunas personas, por ejemplo, creen que la cura contra el cáncer ya existe, pero que hay una conspiración para suprimir las terapias alternativas y naturales en beneficio de las compañías farmacéuticas. Esta teoría alega que las opciones de tratamiento alternativas son efectivas pero se mantienen ocultas o menospreciadas. Esta teoría vuelve a la medicina alternativa como nuestra salvadora, víctima y salvadora. Y el bien y el mal, a todo lo que da. También está la teoría de conspiración sobre el control mental, que argumenta que se están utilizando técnicas de manipulación psicológica y control mental a través de productos farmacéuticos, como antidepresivos o medicamentos psiquiátricos, para influir en la mente y el comportamiento de las personas. Ay nanita. O la del VIH-Sida. Hay quien dice que el virus fue creado por gobiernos u organizaciones poderosas para debilitar o controlar a ciertas poblaciones en África. Y lo mismo sobre el ébola, que fue, según las teorías, creada deliberadamente con fines políticos o económicos.

También están las conspiraciones del orden de lo político, que si un presidente murió, y fue suplido por la inteligencia artificial, etcétera. No hay que ser ingenuos, pero tampoco exageren. Luego están las clásicas, como la del 11 de septiembre, por ejemplo, bajo la cual algunos creen que los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos fueron un trabajo interno del gobierno para justificar guerras en el extranjero y establecer un control más estricto sobre la población. O la de la llegada, o falsa llegada, del hombre a la luna, la cual afirma que la misión Apollo 11 de 1969 y las misiones subsiguientes a la Luna fueron falsificadas por el gobierno de Estados Unidos en un estudio de cine para ganar la “carrera espacial” contra la Unión Soviética. La llegada a la luna fue en Chile, en alguna parte del desierto. También está la tranquilísima teoría del Nuevo Orden Mundial, que sostiene que un grupo secreto de élite (con Homero Simpson incluido) busca establecer un gobierno mundial único y controlar los asuntos globales para su beneficio. O la de los chemtrails, que dice que las estelas dejadas por aviones en el cielo (conocidas como chemtrails) contienen productos químicos tóxicos que son rociados intencionalmente para propósitos malignos, como el control de la población o la modificación del clima. Y qué decir de los reptilianos. Algunas personas creen que los líderes mundiales y otras figuras influyentes son en realidad reptiles humanoides extraterrestres que controlan secretamente el mundo y manipulan la sociedad humana.

Y no podían faltar, ya en el orden de la conpiración geofísica, los terraplanistas, aquellas personas que sostienen la creencia de que la Tierra es plana en lugar de ser un objeto esférico o elipsoide. Los terraplanistas argumentan que la Tierra es plana y que existe un supuesto encubrimiento global por parte de gobiernos, científicos y organizaciones para ocultar esta verdad. En los últimos años ha habido un resurgimiento de la creencia terraplanista. Un grupo de gente cuyo tamaño está aumento, sí señor. Ver los videos, si no se tiene nada que hacer, es divertido y deprimente a la vez, casi como una película de Alushe y Tinieblas.

Personalmente tengo una conspiración propia. A mí veces me divierte pensar que hay una invasión extraterrestre disimulada, y que todos los miembros de esa invasión están dentro de las botargas del Dr. Simi, que nos miran mientras levantan data sobre los últimos días de la humanidad. ¿Cuántas Botargas del Dr. Simi habrá, ahora mismo, bailando en una banqueta, frente a una farmacia? ahora mismo, quizás a 100 metros de aquí, hay un Simi. En cuántas calles, de pueblos y ciudades habrá un marciano escondido dentro de la botarga del Dr. Simi llevando información al mundo exterior. Las simi botargas nos dominan. Un mundo nos vigila. ¿Qué se esconde atrás de esos bigotes? Bueno, calmémonos un poco.

Emiliano Becerril Silva invitó a escribir a Vincenzo Rosenber, conspiranóico de ocasión.

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