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La salud pública es salud global para el bien común

 

La primera semana de marzo de 2025, Cuernavaca se constituyó como la capital de la salud pública a nivel global con motivo de la celebración de la vigésima edición del Congreso de Investigación en Salud Pública, a la par del VIII Congreso Latinoamericano de Salud Global, magnos eventos organizados por el Instituto Nacional de Salud Pública. Me permito compartir con ustedes algunas consideraciones de mi intervención en la ceremonia de inauguración de estos eventos, ya que alojarlos fue un motivo de orgullo para el estado de Morelos. Abrí mi alocución refiriéndome a un entorno político global sin precedentes en el que me permití parafrasear a Nathan Rutstein, quien refiere que “La intolerancia y los prejuicios son un compromiso emocional hacia la ignorancia, ya que implican tener una actitud de rechazo o desdén hacia un grupo de personas con elevada vulnerabilidad social”. Esto es, durante los últimos años, pero de forma acentuada en los últimos meses, existe un aumento del miedo y de la intransigencia social en el entorno global. Por esta razón, abrir un espacio de diálogo científico con 1,300 representantes de cerca de 16 países y más de 240 instituciones, fue un digno escenario para confrontar nuestras ideas e intercambiar experiencias que nos tiene que robustecer como comunidad del conocimiento libre.

Este congreso fue de suma importancia si se considera que, en las relaciones internacionales, estamos viviendo la expresión de un nuevo colonialismo y su correlato científico no es ni será la excepción, sobre todo considerando que, desde hace décadas, la actividad científica, en todos los campos del conocimiento, ha estado seriamente limitada desde el punto de vista del financiamiento. En reuniones académicas como la que celebramos, la discusión científica fue libre y abierta, y los debates fueron escuchados con respeto, a pesar de algunos sesgos ideológicos. No solamente fue un espacio para circular las ideas sino, sobre todo, para que pudieran ser sometidas a la crítica. Hoy en día, la ciencia está en riesgo, y países como el nuestro deberán ser mucho menos dependientes de influencias externas que no buscan resolver problemas de relevancia local y nacional, por lo que debemos buscar alianzas internas e interinstitucionales, así como de carácter regional, para poder florecer.

Actualmente, en México, existe una transformación del modelo de atención a la salud para construir un sistema de salud pública resiliente, que no solamente facilite una mejor respuesta a las enormes necesidades de salud, sino que también garantice un acceso equitativo y de calidad a la atención sanitaria. En este espacio inmejorable de discusión, el diálogo central estuvo enfocado en las políticas de salud pública, las cuales desempeñan un papel fundamental en la configuración de los sistemas de atención primaria a la salud, la prevención de enfermedades y la garantía de un acceso equitativo a los recursos de atención sanitaria. Por estas razones, el debate científico estuvo focalizado en el futuro de la práctica de la salud pública, por lo que me permito destacar algunos de los elementos significativos que, si bien están basados en las funciones esenciales de dicha práctica, se encuentran en permanente evolución. Destaco entonces cinco puntos de carácter estratégico, que fueron ampliamente tratados:

  1. Las políticas de salud pública eficaces deben ayudar a crear, diseñar y fortalecer, en primera instancia, un verdadero modelo de atención primaria a la salud, que es un enfoque de atención poblacional que se centra en brindar atención accesible, integral y coordinada a las comunidades. La atención primaria de salud permite a los sistemas atender las necesidades de salud de las personas, desde la promoción hasta la prevención de enfermedades, el tratamiento, la rehabilitación, los cuidados paliativos y más. Esta estrategia también garantiza que la atención médica se preste de forma centrada en las necesidades de las personas a lo largo de su ciclo de vida y respetando sus preferencias.
  2. Los componentes clave de las políticas de salud pública deben incluir la legislación, la regulación y la reglamentación; así como el diseño de intervenciones poblacionales de salud basadas en el conocimiento, incluyendo las estrategias de prevención y vigilancia de enfermedades, para lo cual una condición necesaria es la investigación del efecto de las políticas públicas.
  3. Dentro de las prioridades estratégicas de salud pública en el contexto de México, se encuentra la de garantizar las coberturas de vacunación, la implementación de nuevas reglamentaciones sobre la comida chatarra en el entorno escolar, la actualización de normas para promover una mejor salud ambiental y la innovación digital para contribuir a asegurar y monitorizar el abasto de insumos.
  4. Para influir en las políticas de salud pública se necesitan intervenciones poblacionales basadas en el conocimiento. Por esta razón, es necesaria la inclusión de componentes de monitoreo de información y evaluación externa; así como mecanismos eficaces de vinculación comunitaria, entre otros.
  5. La formación robusta de profesionales en el campo de la salud pública es el elemento clave para impulsar cambios significativos en las iniciativas de salud poblacional.

La historia de la salud pública se ha caracterizado por identificar problemas de salud y desarrollar la experiencia y los conocimientos necesarios para resolverlos; al mismo tiempo, debe reunir apoyo político y social en torno a las soluciones.

Lo anterior permite afirmar que el Instituto Nacional de Salud Pública tiene un enorme valor estratégico, al constituirse como el brazo académico de la Secretaría de Salud.

* Especialista en salud pública

Eduardo C. Lazcano Ponce