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Segunda conferencia mundial de calidad del aire: compromisos para respirar sanamente

Horacio Riojas Rodríguez*

La Organización Mundial de la Salud llevó a cabo en días pasados la Segunda conferencia mundial de calidad del aire en la ciudad de Cartagena de Indias, en Colombia. El principal propósito de esta reunión fue realizar un balance del progreso global desde 2015 (año en que se realizó la primera conferencia después de la aprobación de la resolución de la Asamblea Mundial de la Salud con respecto al problema de la contaminación atmosférica) y proponer nuevas iniciativas y metas.

A la reunión asistieron 700 delegados de más de 60 países. Algunos presentaron avances significativos en el control de la contaminación del aire. En algunas ciudades de China, por ejemplo, se ha logrado disminuir hasta un 30% los niveles de partículas respirables en 10 años, mediante la implementación de políticas de transición energética, transporte eléctrico y mejoramiento en la planificación urbana, entre otras. En regiones como el sudeste asiático y las ciudades africanas los avances son menores, dadas las condiciones económicas y la falta de políticas más firmes. En Latinoamérica se notan avances en algunas ciudades, como Medellín, pero la mayoría presenta un estancamiento en la tendencia a la disminución de los contaminantes, lo cual claramente habla de la necesidad de fortalecer políticas estructurales sobre el tema.

El hecho de que se eligiera a Colombia para ser la sede de esta reunión fue importante para avanzar en esta agenda en la región de América Latina y el Caribe. Bajo la coordinación de la Organización Panamericana de la Salud, se desarrolló un evento previo para intercambiar experiencias y desarrollar un plan estratégico hacia el 2030 con el fin de evitar significativamente las enfermedades y la mortalidad relacionada con la contaminación del aire. Se estima que en esta región ocurren anualmente más de 370 mil muertes debido a este factor de riesgo.

En varias sesiones se destacó la importancia que tienen los Estados y, sobre todo, los gobiernos de las ciudades para implementar estrategias que mejoren la calidad del aire. Se presentaron ejemplos como los de Barcelona, Londres, Ámsterdam y Medellín, donde se han hecho avances notables relacionados con la movilidad peatonal y el transporte público limpio y accesible. Ciudades como Bogotá y Ciudad de México han avanzado, pero aún queda mucho por hacer en temas como el transporte. Otras más, como las capitales de Centroamérica y las de varios países africanos, requieren de recursos y apoyos adicionales. Esta situación es similar en ciudades como Cuernavaca, Tuxtla Gutiérrez, Monterrey o Toluca. Algunas tienen incluso retrasos importantes en sus redes de monitoreo y en la difusión del índice de aire y salud, principal herramienta de comunicación de riesgos.

Un tema relevante en la conferencia fue el de la contaminación intramuros, ya que se calcula que, en todo el mundo, más de dos mil millones de personas todavía utilizan leña y otros materiales sólidos para cocinar. En ese sentido, se hizo un llamado a todos los países para acelerar el acceso a energías más limpias y a transitar de la mejor manera a la reducción de la exposición dentro de los hogares. Los países consideran e implementan programas de estufas mejoradas, subsidios al gas y un mayor uso de la energía eléctrica.

Cabe mencionar que en la conferencia hubo una amplia participación de organizaciones sociales, como observatorios ciudadanos de calidad del aire y asociaciones de pediatras, cardiólogos y neumólogos preocupados por la salud de sus pacientes, especialmente los que desarrollan y padecen enfermedades como asma bronquial, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y padecimientos cardiovasculares.

En la conferencia se presentó el estado actual del conocimiento relacionado con los impactos en la salud por la contaminación del aire, que van desde los más conocidos, como signos y síntomas agudos y enfermedades respiratorias, hasta los recientes hallazgos del impacto que tienen los contaminantes del aire sobre enfermedades metabólicas como la diabetes, así como en otras del sistema nervioso, como el desarrollo neurológico de los niños y el desempeño cognitivo en adultos mayores. Asimismo, se anotó la importancia de los denominados contaminantes climáticos de vida corta, como el ozono y el carbono negro que, además de generar daños a la salud, contribuyen significativamente al cambio climático, especialmente en las ciudades.

El Instituto Nacional de Salud Pública de México, a través de la dirección de salud ambiental, que es también centro colaborador de la OPS/OMS, participó en foros relacionados con el fortalecimiento de las capacidades del sector salud en este tema, así como otros sobre el desarrollo de sistemas de vigilancia en salud pública ambiental sobre calidad del aire. El INSP colabora en la impartición de cursos a diferentes niveles para expandir el conocimiento de estos temas y contribuir en el manejo de sus riesgos.

Al final de la conferencia, los países presentaron compromisos que deberán ser ratificados. La meta general anunciada es la reducción en un 50% de la mortalidad relacionada con la contaminación del aire. Se mencionó repetidamente que actualmente esta contaminación (tanto extramuros como intramuros) produce alrededor de siete millones de muertes prematuras en el mundo y la necesidad de reducir este impacto. La representación de México se comprometió a fortalecer y ampliar la capacidad de monitoreo de calidad del aire y a mejorar el cumplimiento del índice de calidad del aire y salud en todos los estados. El sector salud ratificó su compromiso de asumir la rectoría de la protección de la salud relacionada con la contaminación del aire y contribuir al desarrollo de políticas intersectoriales, especialmente con las áreas de medio ambiente, energía y desarrollo urbano.

A ninguno de nosotros nos gustaría tomarnos un vaso de agua si lo vemos turbio o sabemos que tiene sustancias nocivas; es la misma sensación que deberíamos tener al pensar en respirar aire sucio, que nos puede causar molestias y enfermedades agudas y crónicas. Recordemos que respirar aire limpio es un derecho humano al que no debemos renunciar.

*Especialista en salud pública. Invitado por el Dr. Eduardo C. Lazcano Ponce

La Jornada Morelos