

Expansión y diversificación de modelos educativos de posgrado: un modelo de negocio vs uno de compromiso social
El Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) aloja desde hace 38 años a la Escuela de Salud Pública de México (ESPM), que a su vez está celebrando su 103 aniversario.

A partir del ciclo escolar 2025-2026 se implementará un nuevo modelo de programas de posgrado enfocados y concentrados en la enseñanza y práctica de la salud pública, en el que se considera, además, una reorientación de las antes denominadas áreas de concentración temática hacia una amplia gama de campos de conocimiento; así como un esfuerzo de innovación permanente en la enseñanza formativa (https://www.espm.mx/).
Consideramos que, si los estudiantes están robustamente formados en la teoría, métodos y práctica de la salud pública, sus áreas temáticas de expertise serán absorbidas por el aprendizaje práctico; esto significa que adquirirán conocimientos multitemáticos a través de la identificación, asimilación y explotación de información externa. Esto podrá darse en entornos formales e informales, como el lugar de trabajo o a través de experiencias cotidianas de interacción en actividades de educación superior.
Esta renovación académica ha dado como resultado que la semana pasada, en la reunión de la Asociación Internacional de Institutos Nacionales de Salud Pública, celebrada en Maputo, Mozambique, se haya premiado a nuestra institución por su transformación académica de vanguardia. Dicha transformación fortalecerá el nuevo modelo educativo, el cual seguirá siendo distintivo de la ESPM por la tradición que lo antecede, su originalidad y la enorme ventaja competitiva que significa la denominación INSP/ESPM.
Una encuesta realizada en la mitad de los egresados del INSP de los últimos veinte años reveló que cerca de 97% han tenido una integración laboral, científica y/o profesional, tanto en los ámbitos públicos como privados; y que 2 de cada 5 egresados ha ocupado una posición de liderazgo en cargos directivos de alta gerencia.

Sin embargo, es necesario incidir en las tendencias actuales de la expansión y diversificación de los programas de posgrado en México y en el nivel global porque, a últimas fechas, las universidades privadas han desarrollado estrategias agresivas de modelos de negocio educativo en un mercado objetivo muy bien definido: en las generaciones de jóvenes que han crecido con la tecnología y que la usan de forma natural para aprender y donde existe mucha flexibilidad y formas interactivas de aprendizaje.
Este enfoque no es útil para formar científicos y menos para incidir en valores éticos para generar un compromiso social. Esto último significa contribuir a una formación responsable y ética, que ponga los intereses de la sociedad por encima de los individuales y que busque el bien común. La estrategia de modelo de negocio a distancia ha permitido obtener múltiples ganancias a costa de privilegiar competencias laborales, en muchos casos comprometiendo la calidad de la enseñanza.
Según datos proporcionados por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, las ofertas profesionalizantes actualmente predominan en los mercados educativos y el sector privado ha fortalecido su predominio no escolarizado en programas de maestría y doctorado. Por otro lado, los posgrados de investigación científica implementados por instituciones públicas de educación superior registran una disminución en su crecimiento y una reducción de sus matrículas. Esto es, en el entorno que se describe, la modalidad no escolarizada de estudios de posgrado a distancia representa en México cerca del 41%; consecuentemente, los posgrados privados con orientación hacia la capacitación profesional (brindar competencias para el campo laboral) ocupan gran parte del mercado educativo, con una estimación del 63%.
Durante los últimos 15 años se ha observado una disminución de la matrícula de posgrados en instituciones públicas de educación superior del 45 al 36%. Esto también es resultado de los muy escasos espacios que los egresados tienen para integrarse como profesores investigadores en instituciones públicas de educación superior; y éste es justo el motivo para que los programas académicos sean renovados: para responder a las múltiples necesidades por resolver en nuestro entorno local, nacional, regional y global.

En el INSP y en la ESPM estamos fortaleciendo una renovación académica de vanguardia; hemos modificado nuestra reglamentación interna para vincular las prácticas de investigación y docencia a través de una unidad organizacional funcional denominada grupos de investigación y docencia (GID). Se han registrado 50 GID que agrupan profesores-investigadores afines a un área de investigación temática, que desarrollan al menos un proyecto de investigación con financiamiento externo, además de que sus integrantes participan activamente en el desarrollo de programas de posgrado. Todas las personas integrantes de los GID comparten un sentido de pertenencia, cuya característica distintiva es que impulsan una acción colectiva de interacción con una elevada concordancia y afinidad. Nuestra reorientación implica que los estudiantes aprendan haciendo y, sobre todo, que incorporen valores éticos, de forma que todos nuestros egresados tengan un compromiso social.
