Efectos de la ceniza volcánica en la salud poblacional y medidas de prevención
Horacio Riojas Rodríguez y Alma Liriet Álvarez Castro*
En los últimos días la enérgica actividad del volcán Popocatépetl, ubicado en los límites territoriales del Estado de México, Morelos y Puebla, ha generado una serie de alertas por parte de las dependencias de gobierno, con el propósito de proteger la salud y la seguridad de la población, ya que son varios los riesgos asociados a este proceso natural.
De relevancia para la salud es posible señalar que la actividad volcánica puede producir cenizas, gases tóxicos y flujos de lodo y lava. En el caso del Popocatépetl, se cuenta con información sobre la composición del material particulado (MP) emitido durante sus erupciones, lo que sirve para entender mejor los posibles efectos de éstas. De acuerdo conun artículo publicado en 2022 por Juana D.Santamaría-Juárez y colaboradores en la revista Acta Universitaria, de la Universidad de Guanajuato, de la ceniza recolectada en algunas zonas de Puebla, 99.9% del MP exhibió un tamaño de 0.3 a 2.5 micrómetros y la presencia de metales pesados, principalmente de hierro, magnesio, zinc y cromo en diferentes concentraciones, dependiendo de la zona.
Las partículas pequeñas menores a 2.5 micras (MP 2.5) son de especial preocupación, ya que pueden penetrar hasta las últimas ramificaciones del aparato bronquial alcanzando los alvéolos. El desarrollo de los efectos en la salud dependerá de una serie de factores como la concentración total de partículas suspendidas en el aire (que es justo lo que se incrementa en el caso de las erupciones), la frecuencia y duración a la exposición (que en el caso de las erupciones depende de las actividades que desarrollemos al aire libre y del tipo de actividad), pero sobre todo de las condiciones de vulnerabilidad de las personas expuestas (personas con enfermedades preexistentes, infantes y adultos mayores).
Está demostrado el efecto que tiene la exposición a MP 2.5 en la salud, pues ocasiona problemas como: irritación de ojos, dolor de cabeza, síntomas respiratorios, tos o dificultad para respirar, función pulmonar reducida, latidos irregulares del corazón, asma agravada e incluso muerte prematura en personas con enfermedades cardíacas o pulmonares,e infartos de miocardio no mortales. El efecto de las partículas se ve incrementado por la presencia de metales como zinc, cromo y manganeso. Inhalar grandes cantidades de zinc (en forma de vapor o polvos), por ejemplo, puede producir una enfermedad de corta duración conocida como fiebre de vapores de metal, que es generalmente reversible una vez que la exposición cesa. En el caso de las cenizas, su contenido de azufre es alto y las hace más tóxicas.
Por otro lado, las erupciones volcánicas producen gases que pueden ser dañinos para la salud, como el monóxido de carbono, que reduce las concentraciones de oxígeno en nuestra sangre, y, sobre todo, el dióxido de azufre, que es altamente irritante para el aparato respiratorio.
Las recomendaciones para prevenir estos efectos en caso de erupciones volcánicas incluyen:
1. Estar pendiente del semáforo de alerta volcánica y del índice de calidad del aire y riesgos a la salud.
2. Reducir las actividades en exteriores,especialmente la actividad física intensa.
3. Usar mascarilla en caso de que las emisiones de cenizas sean altas, típicamente por arriba del nivel de alerta amarillo del semáforo de alerta volcánica.
4. Evitar el consumo de alimentos contaminados con ceniza volcánica.
5. Emplear ropa que proteja la piel y gafas para sol en caso de una alta presencia de cenizas.
6. Incrementar la frecuencia de prácticas de higiene personal en la medida de lo posible.
7. Acudir a los centros de salud, lo más pronto posible, ante la presencia de cualquiera de los efectos mencionados arriba.
8. Proteger especialmente a los niños, ancianos y familiares que tengan padecimientos como el asma y enfermedades crónicas, tanto respiratorias como cardiovasculares.
* Especialistas en salud pública. Invitados por el Dr. Eduardo C. Lazcano Ponce.