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Ensanut 2020-2023: recomendaciones de salud pública para fortalecer el derecho a la salud

Eduardo C. Lazcano Ponce*, Carlos Oropeza Abúndez**

Anualmente, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) realiza la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), instrumento que permite monitorizar diversos indicadores de salud de la población mexicana, mediante la recopilación y el análisis de datos sobre una amplia gama de temas en la materia. Una de las fortalezas de esta encuesta radica en su capacidad para analizar en forma continua medidas de salud pública según diversas características demográficas y socioeconómicas. Durante las entrevistas en los hogares, la Ensanut obtiene información sobre necesidades de salud, coberturas de vacunación, bienestar infantil, exposición ambiental, enfermedades crónicas, salud reproductiva, lesiones, así como cobertura y utilización de los servicios de atención médica. De igual modo se evalúa el estado de nutrición de diferentes grupos de edad, en términos del índice de masa corporal.

En el marco de la transición administrativa federal en México, y con el propósito de proporcionar un conjunto de recomendaciones para la salud pública que pueden ser incorporadas al Plan Nacional de Salud, recientemente se dio a conocer el análisis de los resultados arrojados por la Ensanut (correspondientes al periodo 2020-2023), en Salud Pública de México (https://saludpublica.mx/index.php/spm/issue/view/551), revista científica cuya edición está a cargo del INSP y que, con más de sesenta años de existencia, se ha convertido en una de las publicaciones de su tipo más prestigiadas de la región latinoamericana. Así, la revista se ha constituido en un importante vehículo para poner a disposición de diferentes comunidades científicas y diseñadores de políticas de salud estudios que han sido desarrollados desde la disciplina de la salud pública.

Pero ¿por qué es importante privilegiar la salud pública como parte de las políticas de gobierno? Aunque parezca redundante, es necesario enfatizar que las acciones de salud pública contribuyen a mejorar nuestra calidad de vida; además, una promoción efectiva de la salud favorece el ahorro de cientos de millones de pesos del presupuesto federal. Sin embargo, lo más importante es impulsar una nueva perspectiva de política pública, al igual que un compromiso, para priorizar intervenciones basadas en la evidencia científica y cuyos resultados se traduzcan en una población cada vez más saludable.

En un entorno complejo de salud, marcado por sindemias, nuevas pandemias y enfermedades tanto emergentes como reemergentes, un nuevo enfoque multisectorial y coordinado de la salud pública constituye un elemento clave. En este sentido debemos preguntarnos, ¿cuán sostenible es un sistema de salud que, de no implementarse acciones efectivas de salud pública en los próximos años, enfrentará un escenario con 40 por ciento de personas con diabetes, 50 por ciento con hipertensión y ‒lo que ya estamos experimentando en la población adulta‒ 70 por ciento con sobrepeso y obesidad? ¿Cómo dar respuesta a las necesidades de salud de 17 millones de personas mayores de 60 años, población que en 40 años se triplicará?

Ante ese escenario, y de acuerdo con los resultados más recientes de la Ensanut, es necesario contar con un sistema de salud integrado, universal, gratuito, de calidad y sostenible, apuntalado por un compromiso con la equidad social y generacional. Es preciso favorecer el ejercicio pleno del derecho universal a la salud, mediante políticas públicas que promuevan la construcción de una sociedad donde el bienestar de todas las personas sea el centro de la atención.

La publicación de los resultados de la Ensanut tiene como propósito contribuir, a partir de la evidencia científica, así como de la confluencia de personas, familias, comunidades, organizaciones e instituciones, a trazar un objetivo común dirigido a fomentar la salud poblacional. Para alcanzar la sostenibilidad de ese esfuerzo conjunto, las poblaciones específicas que se consideran en estos escenarios, sin excepción, deben participar e interactuar activamente para que las políticas públicas de salud logren producir niveles máximos de bienestar.

* Especialista en salud pública, **Especialista en edición científica.