Las rondas de la historia suelen en no pocas ocasiones sorprendernos, y coincidentemente durante la conquista, Cuernavaca y la Ciudad de México cayeron en manos de los españoles el mismo día pero con cuatro meses de diferencia: Cuauhnahuac el 13 de abril de 1521 y Tenochtitlán el 13 de agosto de ese mismo año. Cuauhnahuac fue un rico señorío fundado en algún momento alrededor del año 1150 de nuestra era, por los tlahuicas, una de las llamadas tribus cultas o nahuatlacas que partieron del mítico Aztlán llegando a asentarse en los lagos del valle de México, con la salvedad de que los tlahuicas cruzaron el Ajusco para establecerse en otro valle, el de Cuernavaca.
Cuauhnahuac fue primero conquistada por Acamapichtli en 1379 y a partir de ese momento se hizo vasalla de Tenochtitlán. Fundó su prosperidad en la cosecha del algodón tan preciado y necesario para los mexicas, uno de los tlatoque de México, Moctezuma Ilhuicamina, el flechador del cielo, fue a su vez, hijo de una princesa tlahuica. Recientes estudios han demostrado que contrario a lo que se creyó por décadas, el centro ceremonial de Teopanzolco no se inspiró en el Huey Teocalli de Tenochtitlán sino todo lo contrario, los mexicas copiaron las estructuras de los templos gemelos de Tláloc y Huitzilopochtli construidos por los tlahuicas, para levantar posteriormente el imponente Templo Mayor de Tenochtitlán.
La conquista de Cuauhnahuac, fue breve pero encarnizada, los conquistadores y sus aliados nativos, arrasaron a sangre y fuego el idílico señorío y sobre las ruinas de los aposentos del señor de Cuauhnahuac, Cortés levantó una tosca casona de piedra, que fue hogar de su familia y sede del Marquesado del Valle de Oaxaca, mismo que hasta el día de hoy conocemos como el Palacio de Cortés, una de las estructuras civiles más antiguas del periodo virreinal en México.
Con la caída de Cuauhnahuac, nació la Cuernavaca que perdura hasta nuestros días. Aquí también surge la polémica, pues es innegable que Cortés fue entre muchas cosas, fundador de Cuernavaca, lo cual causa escozor entre sus detractores y construyó en Tlaltenango, el primer ingenio azucarero de tierra firme americana. La mencionada irritación llevó hace pocos años a los oponentes del extremeño, a vandalizar y retirar su monumento de la colonia que lleva su nombre en la capital morelense.
En abril de 2021, se cumplieron cinco siglos de la caída de Cuauhnahuac y el nacimiento de Cuernavaca, desafortunadamente la efeméride, pasó desapercibida para las entonces señaladas autoridades del municipio de Cuernavaca y sus consejeros ciudadanos en materia de cultura.
La historia de México-Tenochtitlán va siempre asociada a la rica mitología y cosmovisión mexica. En 1325 tras cerca de dos siglos de peregrinación los mexicas, fundaron su ciudad en un islote en medio del lago de Texcoco, la tradición apunta a que Tenoch, su gobernante, lo hizo en el sitio que le indicó Huitzilopochtli, Dios de la Guerra, en un sueño divino. Los inicios de Tenochtitlán fueron difíciles, pues su habitantes debieron sortear la hostilidad de sus vecinos, sin embargo, al final su talante guerrero se impuso, construyeron una imponente metrópoli y cien años después habían consolidado un poderoso imperio, el más grande que conoció Mesoamérica. El viernes santo de 1519, Cortés desembarcó en Veracruz e inició no solo la marcha hacia el valle de México, sino también las alianzas con los pueblos vasallos o enemigos de Tenochtitlán entre los cuales destacaron los tlaxcaltecas y que fueron decisivos para el triunfo de los europeos dos años después.
En noviembre de 1519, Cortés llegó a una ciudad en el cenit de su esplendor, y que según los propios testimonios de los conquistadores opacaba a las capitales europeas. El encuentro de los españoles con Moctezuma Xocoyotzin, que los acogió como huéspedes, se tornó en un ardid y el Tlatoani fue apresado. La historia oficial, primero española y después mexicana ha pretendido pintar al monarca como un pusilánime, ahora corrientes revisionistas en un acto de elemental objetividad se decantan por analizar la figura de Moctezuma a profundidad y sin prejuicios.
La masacre del Toxcatl y el asesinato de Moctezuma, detonaron la furia de los mexicas quienes bajo el mando de Cuitlahuac, derrotaron y casi diezmaron a los españoles y aliados en la batalla de la Noche Triste el 30 de junio de 1520, esta acción prolongo un año más la vida del mundo mexica. Tras reponerse de la derrota, Cortés con nuevos bríos puso a Tenochtitlán y su ciudad hermana Tlatelolco, bajo un sangriento sitio donde ambas urbes fueron reducidas a escombros y cenizas. La lluviosa tarde del 13 de agosto de 1521, Cuauhtémoc, el joven y diestro guerrero que sucedió como Tlatoani a Moctezuma y Cuitlahuac, fue capturado por el capitán español García Holguín, concluyendo así el cruento sitio pero también el México precortesiano. Como consigna una vieja placa de granito que se alza afuera del templo de Santiago en Tlatelolco, el 13 de agosto: “no fue triunfo, ni derrota, sino el doloroso nacimiento del México mestizo de hoy”.
Año con año, cada 13 de agosto, en la esquina de las calles de Constancia y Santa Lucia, sitio donde Cuauhtémoc tras ser capturado, fue entregado a Cortés y ubicada en el histórico Barrio de Tepito, el Consejo de Guardianes de las Tradiciones de Tepito con respeto y fieles a la identidad y memoria histórica nacional, conmemoran esta fecha fundamental en el nacimiento de la nación mexicana. La ceremonia reviste de solemnidad, y cuenta con la presencia de tropas del ejército mexicano para llevar a cabo los honores patrios.
A diferencia de lo que ocurrió en Cuernavaca en 2021 con respecto al quinto centenario de la caída de Cuauhnahuac, los habitantes de Tepito en cambio honran a cabalidad al último Tlatoani mexica así como también lo plasmado en los memoriales de Culhuacán: “En tanto dure el mundo, no acabará, no terminará la gloria, la fama de México-Tenochtitlán”.
*Escritor y cronista morelense.
Teopanzolco, foto del Instituto de Cultura de Cuernavaca