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Luis Raúl González Pérez[1]*

Desde hace varios años los binomios inseguridad y violencia, impunidad y corrupción, desigualdad y pobreza, aquejan la vida de millones de mexicanas y mexicanos. Asesinatos, torturas, desapariciones, desplazados, son calamidades que nos azotan y que, en muchas ocasiones, son cometidas o toleradas por agentes estatales y que no solamente lastiman a una persona o a un núcleo familiar, sino a toda la sociedad. Estos hechos han dejado profunda huella de dolor y derivan de las muchas violencias que conviven y se entrelazan en el país. Todos son factores que han incidido negativamente en nuestra convivencia social y en la calidad de vida de las personas

No estamos en paz, porque no hemos asumido que la paz es una construcción colectiva, cotidiana y solidaria. Nadie está a salvo en una sociedad enconada, agraviada y dividida.

Combatir las violencias desde sus causas es una responsabilidad compartida: mientras se siga creyendo que solo debe ser tarea del gobierno o de las fuerzas armadas, sin restarle la exigencia de cumplimiento de su deber, no podremos vivir en paz. Es urgente detener las violencias, todas ellas, en todos los planos de nuestras vidas.

Los graves problemas que enfrentamos de violencia, inseguridad, pobreza, exclusión y desigualdad, solo se podrán superar mediante el dialogo y la construcción de acuerdos en el marco de la ley y respeto a la pluralidad y al disenso.

Podemos y debemos construir un Estado Democrático de Derecho donde el dialogo y el entendimiento permitan superar nuestras diferencias en el marco de la ley, y donde podamos reconciliarnos con nosotros mismos y con nuestro futuro como país. Debemos ser capaces de reunirnos, escucharnos y entendernos, así como reflexionar sobre la responsabilidad histórica que tenemos frente a la nación, creo que sumando esfuerzos podremos mejorar nuestro presente y construir un mejor futuro.

México es más que los binomios inseguridad y violencia, impunidad y corrupción, desigualdad y pobreza. La sociedad mexicana preserva mantiene el deseo y exigencia de equidad, justicia, orden democrático y paz en su convivencia diaria. El Estado debe estar a la altura de los anhelos y escuchar los reclamos de los gobernados con apertura, con empatía, con políticas públicas cuyo centro sea la atención a las víctimas de las diversas violencias.

Ante los flagelos que sufrimos y que alteran la paz, la organización Nosotrxs y más de otras 185 organizaciones y colectivos, convocan a una Conferencia Nacional de Paz, del 22 al 24 de marzo en el Museo de Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México, donde todas las voces y todos los grupos que han vivido las violencias en carne propia, así́ como quienes han dedicado una parte fundamental de la vida a la construcción de una cultura de paz, en momentos y sitios diversos, tendrán un espacio que permita construir todas las salvaguardas posibles para enfrentar las violencias y encontrar todos los caminos para la paz que estimule y promueva la convivencia armónica entre las personas, de manera complementaria a las políticas de reducción de la violencia.

Ante la grave situación por la que atravesamos, tengo la certeza de que, si sumamos esfuerzos, podremos materializar nuestra voluntad de convivir en paz, orden y armonía, debiendo hacer lo que nos corresponda para mejorar la calidad de nuestras vidas, fortaleciendo nuestras instituciones y nuestra democracia, exigiendo la observancia de nuestros derechos y asumiendo con igual celo el cumplimiento de nuestras obligaciones. Esa será la vía para alcanzar la paz, que debe ser nuestra aspiración inmediata, ya que nos permitirá trabajar para fortalecer todos los derechos e intereses de la sociedad.

Escuchemos a las víctimas.

  1. * Especialista en Derechos Humanos