¿Qué es la enfermedad, y qué es la enfermedad en cuerpo de mujer? Estuve o intenté estar en cama casi una semana, me costaba el alma levantarme y terminar mis pendientes, pero la vida no se detiene, ni las fechas de entrega, y al parecer, al sistema no le interesan los dolores, no hay incapacidades humanizadas, ni trámites amables ante el dolor. Así llegué a una amiga, que escribió «Estados mórbidos: Desgaste corporal en la vida contemporánea» de Dresde Méndez de la Brena, poeta, investigadora y socióloga que analiza las transformaciones y tensiones que afectan a las mujeres en la sociedad contemporánea. A través de un enfoque crítico y feminista, explora cómo las condiciones de vida, el trabajo, el estrés, las tecnologías, y las demandas sociales generan un desgaste físico y emocional en las mujeres.
Dresda, se plantea las formas para conjugar diferente los dolores, habla también de cómo a las escritoras nos cuesta separarnos del dolor, nos cuesta reconocer desde donde trabajamos o escribimos, desde cuerpos cansados, precarizados, desde que no tenemos un espacio dónde sentarnos a escribir, o un salario por hacerlo, escribir desde la incertidumbre de lo laboral, o desde una catástrofe emocional , todo lo que va tejiendo una red de dolor que se instala en el cuerpo, pero, ¿cómo hacemos para colectivizar el dolor, cómo encontramos herramientas para condolernos mutuamente, no solamente del dolor físico, sino también en la doloridad? (termino de Vilma Almendra)
Dresda explora el horizonte de colectivizar los dolores, condolernos (Rivera Garza) construir formas de conjugarnos diferentes, sabiendo que el dolor y la precarización van a estar vigentes en nuestras cuerpas, qué maneras colectivas podemos hilvanar para aligerarnos la vida, poner sobre la mesa enfermedades que le suceden solo a las mujeres, bien sabemos que no hay investigación para algunas de nuestras enfermedades apenas hace 5 años conocemos más a fondo la frigomalgia, o la fática crónica, o el síndrome químico múltiple. Cada capítulo cuenta desde dónde se sitúa el dolor pero también cuenta resistencias, a lo que la autora llama agenciamiento tangencial, que son estas otras maneras de hacer revolución, que quizá para los otros no son tan espectaculares , pero en su forma minúscula nos habla de los cuerpos rebeldes, de cuerpos cansados, cuerpos en los que tomarse un descanso, en este era, ya es en sí un acto revolucionario y que nos enseñan que frente a este combate y embate al capitalismo devorador si podemos tejer estrategias pequeñas casi microscópicas para sobrevivir en colectivo.
Para Dresda es urgente entender estas enfermedades de género, no contemporáneas y las consecuencias en cuerpos específicos, que son más sensibles al contexto neoliberal y cómo podemos ser altavoces somáticos de lo que le pasa al cuerpo de las mujeres en cualquier momento.
Según Google, Frigomalgia es un término que se deriva de la combinación de dos raíces: «frigo-«, que significa frío, y «-algia», que indica dolor. El libro de Dresda nos habla de su enfermedad la frigomalgia, y la intención de estudiar el cuerpo y su dolor; así llegue al grupo de mujeres con fibromialgia que cabe señalar que es una enfermedad de género puesto que de 10 casos 9 son mujeres yo quería entender y explicar qué pasa en el cuerpo de las mujeres en esta enfermedad cuáles son las discriminaciones puesto que un síndrome que no tiene ningún tipo de sintomatología clara o visible normalmente se presenta como dolor y fatiga crónica y es considerada como una enfermedad de flojas que va unido a la idea de género y que se entrelaza con la idea de mujer productiva y reproductiva, así le entregue al grupo de mujeres una cámara desechable con la intención de que fotografiaran lo que les dolía esa fue la indicación y a partir de ello, la primera sorpresa fue al ver las fotos, que ninguna se tomó foto de sus rostros, de 150 fotografías, la mayoría fueron fotos de parte de sus cuerpos y el resto eran de objetos comunes, lugares, hospitales, farmacia, y otros más armónicos como el cafecito de la mañana, esto me permitió ver que a las mujeres nos duele el cuerpo pero también nos duele algo más que es representado en tareas como objetos; les duele la estufa, la escoba, pero también vi lugares de alivio, este ejercicio parte del entendimiento de que hay dolores que se presenta en el cuerpo pero hablan de una condición violencia basada en género y que tiene que ver con un sistema de expectativas que se tienen del cuerpo de las mujeres sobre todo en economía como las que tenemos de productividad, de no parar, de estar siempre al cuidado de los otros, este libro fue una puerta para entender que lo que nos duele a muchas mujeres tiene que ver con procesos complejos de violencia y que a veces no las reconocemos pero se nos adhieren al cuerpo y nos causan dolor.
Un libro desde las ciencias políticas, dónde la autora nos acerca al tema del dolor a través de los estudios políticos , desde los estudios de la vida y de la muerte la biopolítica y necropolítica que nos hablan de cómo se controla y se gobierna la vida, como se administra y se le saca provecho a la vida, pero también cómo se administra y se controla la muerte, en este recorrido Dresda llega a lo que llama morbopolítica que es entender cómo se administra y cómo se gobierna la vida a través de la enfermedad por eso se llama estados mórbidos, en este ejercicio este término tiene dos líneas de abordaje, primero y es mi argumento principal es que ya no podemos ver el dolor corporal como individual separado de la colectividad, lo que se hace en este libro es entender estados mórbidos así en minúscula, como ha existido esta corriente del pensamiento positivista marcado por el promesa de la felicidad, del poder terapéutico, con esta idea de responsabilizarnos a nosotras de nuestra propia enfermedad es decir si estamos tristes es porque no vamos al doctor, si no nos cuidamos, si no comemos bien, si no dormimos lo suficiente eso que hace que lo individual sea nuestro problema y lo despolitiza completamente de las demandas capitalistas actuales.
Por otro lado, estados mórbidos en mayúsculas aborda todas esas estructuras que rebasan al cuerpo y que tienen que ver con estructuras más complejas de poder, económicas, políticas de control corporativo de farmacéuticas, cómo hay personas que ganan dinero y se benefician de nuestro dolor, a través de estas estructuras que la autora llama morbo políticas. Ya lo ha expresado Sayak Valencia en el prólogo del libro: Estamos frente a una autora valiente que se atreve a crear sus propios conceptos para indagar críticamente desde una perspectiva bastante inédita sobre la pregunta: ¿cómo sobrevivir al mundo neoliberal cuando tenemos un cuerpo herido, enfermo, culturalmente construido/destruido desde las estructuras?
Me faltó espacio o pericia o son los restos de una fiebre que me mantuvo en cama casi tres días, para seguirle contando lo maravilloso de este libro y su potencial reflexivo, sobre las cuerpas que no se acoplan a esta temporalidad neoliberal o llegan a destiempo y son consideradas cuerpas fallidas. Pero le puedo contar que el miércoles 25 de noviembre a las 18:00 hrs en el Museo Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano se llevará a cabo un performance sobre dicho tema. Nos vemos ahí para seguir explorando esta urgente y necesaria reflexión en colectividad.
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Foto de la autora.