(Primera de dos partes)
En el marco del “Seminario Iberoamericano de Economía Social y Solidaria: de las políticas globales al desarrollo local” organizado por la Red Iberoamericana de Economía Social y Solidaria, llevado a cabo los días 5 y 6 de septiembre de este año, me interesa hoy resaltar algunos puntos sobresalientes para ser tomados en cuenta tanto por el gobierno federal, pero sobre todo por los gobiernos locales (estatales y municipales).
El seminario fue realizado por medios electrónicos, y orientado fundamentalmente para funcionarios públicos de todos los países que componen la Red, con acompañamiento de un nutrido público durante los dos días. Las intervenciones estuvieron a cargo de miembros de reconocidas instituciones internacionales tanto globales como locales, Naciones Unidas, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), representantes de OCDE, de la Unión Europea, del gobierno de España, así como institucionales nacionales, representantes de asociaciones de cooperativa de Uruguay, miembros de gobiernos y áreas del sector de Colombia, Paraguay, miembros de la academia de Brasil, la CGIB de México, y a niveles locales, la ex alcaldesa del Ayuntamiento Municipal de Barcelona, de la escuela de Economía Social de Andalucía, representante en México de la Asociación de Cajas de Ahorro Alemanas, y muchos más, que por cuestiones de espacio no menciono. El seminario fue realizado con el auspicio y la iniciativa del Instituto Nacional de Economía Social de México (INAES).
Fue señalado con mucho énfasis, la importancia y lo que significa para el sector el reconocimiento oficial en la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y en la Unión Europea, como así también el crecimiento y buen momento por el que atraviesa la economía social en muchos países de Europa y América Latina, como Brasil, Colombia y Costa Rica. Así mismo se ha logrado voltear la mirada e instalar agendas nuevas de la Cooperación Internacional para el Desarrollo.
Se señaló con mucho énfasis cómo y por qué las acciones llevadas a cabo por los actores de la economía social y solidaria constituyen una realidad económica y social prioritaria para el modelo de desarrollo de ciudad que queremos: justa, feminista, solidaria y promotora de la democracia, señalando que para nada se asemeja, en este sentido a prácticas especulativas y extractivistas, que por lo general aparecen con frecuencia en muchos territorios subnacionales.
Otro punto sobresaliente, fue enfatizar que cada vez más se necesita visibilizar las experiencias y por qué constituye una oportunidad para tantas personas que necesitan resolver problemas de inserción laboral decente, capacitación para este tipo de trabajos, y formación también para los funcionarios públicos que deben sensibilizarse y conocer mejor de que estamos hablando cuando se habla de economía social, solidaria y en nuestros países también como se la invoca popular.
Debido a la cercanía que las acciones locales tienen con las personas se describieron experiencias que evidenciaron ser el espacio ideal para las políticas de empleo, de sustentabilidad, de género, de comercio justo, de vivienda accesible, de regularización del suelo urbano, de prestación de servicios en general, pero sobre todo de los servicios vinculados con los cuidados.
En este sentido los gobiernos nacionales tienen la obligación de apoyar acciones a nivel local para garantizar la mejora en las condiciones de vida de los ciudadanos. Por ejemplo, promover un sistema financiero más justo y solidario, a través del crédito, la inversión y desarrollo de infraestructura. Sin ser demasiado retórico, en México, existe una excelente oportunidad, como en todos los países para que el sector y sus acciones crezca cada vez más. Seguiremos en la próxima nota individualizando que falta y que tenemos ya en Morelos y en sus municipios.
*Investigador de tiempo completo en el CRIM-UNAM. Coordinador del Grupo de Trabajo Investigación, Capacitación y Difusión del NODESS Morelos solidario y cooperativo.