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EL HUEVO DE LA SERPIENTE

 

Para alimentar nuestra propia tranquilidad, y también para estimular nuestra imaginación y creatividad, reconozcamos que la confusión de las ideas es signo característico de un cambio de época o de era. Aunque para muchas personas, los grandes cambios tecnológicos que están ya operando sólo nos servirán para optimizar la forma en que estamos actualmente organizados en la sociedad, para otros lo que enfrentamos en el mundo es algo mucho mayor, en razón de que están siendo cuestionadas estructuras de pensamiento, organización social y comportamiento humano de carácter filosófico, político, económico, legal y cultural.

Son notables los diferentes diagnósticos de los problemas que enfrentamos como sociedad global y sus correspondientes formas de solucionarlos. La explicación es sin duda que se aplican diferentes marcos analíticos/culturales. Para quienes creen que estamos en un cambio de época, la prueba es que tenemos más claridad acerca de dónde venimos, que hacia dónde vamos.

Si buscamos referencias históricas, sin duda el cambio de época más reciente en Occidente lo constituyó el paso de la edad media, a la edad contemporánea. Esta transición y cambio de cosmovisión de las cosas se hizo posible por el movimiento del humanismo del siglo 15 iniciado en Italia, llamado “siglo de las innovaciones”, así como por el de la ilustración iniciada en Francia en el siglo 18, conocido también como “el siglo de las luces”. Estos movimientos transformadores de la conciencia de los seres humanos se conjuntaron con el cambio de modelo de producción resultado de la “revolución industrial” que inició en Inglaterra en el siglo 18.

Quizá para algunos los cambios acontecidos en el siglo 20, sobre todo en materia de avances científicos, merecerían ser calificados como indicadores de un cambio de época; sin embargo, creo que son sólo un antecedente importante para lo que está ya a la vista a 25 años entrado el siglo 21. En efecto, afloran hoy cambios sustantivos, tanto en la forma de entender y valorar el ser y estar en el mundo, como en la forma de hacer economía, dos componentes claves para identificar un cambio de época. En cuanto al cambio en la forma producir bienes y servicios, el tema de la IA (inteligencia artificial) se anticipa que traerá cambios sustantivos en la forma de satisfacer las necesidades humana básicas; pero de este tema nos ocuparemos en otra ocasión.

En lo referente a lo que está sucediendo en materia de valores y cosmovisión, y sólo a manera de ejemplo, tomemos como referencia reciente la conferencia que el presidente de Argentina, Javier Gerardo Milei (1970), ofreció en días pasados en el mundialmente conocido y promocionado Foro de Davos, en Suiza. Ante la sorpresa de muchos y el agrado de otros, exhortó a que todas las instituciones del mundo de Occidente reconsideren lo que han hecho en el pasado reciente, y se reorienten bajo el sello o lema de la “libertad”. Culpó al mismo Foro de Davos, como uno de los espacios que han promovido el desastre que actualmente afecta a mundo, por ser promotor de la ideología “woke”, enemiga acérrima de la libertad humana.

Por lo contundente y atípico de dicha conferencia, debemos considerarla algo más que una anécdota, y señalarla como un claro indicador de lo que se está removiendo en el esquema de valores de la actual civilización occidental. Milei es un reflejo del pensamiento de, entre otros personajes políticos, el mismísimo Donald J.Trump (1946) recién investido presidente de los Estados Unidos, Giorgia Meloni (1977) la actual presidenta del Consejo de Ministros de Italia, de Viktor Orbán (1963) primer ministro de Hungría, de Jair Bolsonaro (1955) expresidente de Brasil, de Nayib Bukele (1981) presidente de El Salvador, y del genocida Benjamin Netanyahu (1949) primer ministro de Israel.

Fue tan radical y crítica la postura que manifestó el presidente de Argentina frente a gobiernos nacionales y organismos internacionales de Occidente, que al término de su intervención la anfitriona de la sesión lo invitó gentilmente a retirarse, sin dar cabida a ningún espacio de preguntas de la audiencia.

El eje de esa postura es un pensamiento opositor al que se le denomina la cultura W.O.K.E, acrónimo cuyas siglas en ingles responden respectivamente a Wakefulness (Despertar, conciencia), Openness (Apertura, receptividad), Knowledge (Conocimiento) y Empowerment (Empoderamiento), movimiento surgido originalmente en los Estados Unidos en la tercera década del siglo pasado, para despertar conciencia entre la población afrodescendiente sobre los problemas derivados del racismo.

Posteriormente el adjetivo woke ha servido para exhortar a la toma de conciencia de otra serie de problemas sociales que afectan a grupos excluidos o marginados.

Como reacción a estos hechos, y a la forma de atenderlos, han surgido en Occidente grupos de extrema derecha que se oponen a la forma en que el “wokismo” ha penetrado el discurso y las políticas de las instituciones públicas y privadas de todo tipo, incluido el mismo Foro de Davos, con lo cual se están perdiendo los valores que le dan sentido a las sociedades modernas occidentales.

Abundaremos sobre este tema, en la próxima colaboración, para dimensionar su significado en la perspectiva de un cambio de época, y anticipando escenarios negativos de expandirse ese movimiento.

*Interesado en temas de construcción de ciudadanía.

Vicente Arredondo Ramírez